domingo, 20 de mayo de 2012

Desierto sábado a la mañana (2012)

Sábado a la mañana… ya empezamos oficialmente la recta final del retiro. ¡Pero tranquilo que todavía falta lo mejor! Igual, vayamos paso a paso: en este momento estamos esperando la Resurrección de Jesús. Te pido entonces que aprovechemos este rato de oración, de desierto, de apartarnos de la masa de gente, para charlar un rato.

Por estas horas debes estar con muchas cosas que te inquietan… te habrás dado cuenta ayer cuáles son tus cruces que Jesús finalmente decidió cargar. Posiblemente te sientas inquieto con muchas de tus realidades -o tal vez eufórico porque te encontraste con un montón de cosas buenas-. Quizás es un poco de todo... Por eso, te pido que trates de hacer silencio con el corazón, de pararlo un poco y escucharlo. Como decimos algunos: “bajá del caballo y acomodá un poco las pilchas”.

Pascua Joven, para muchos, es una primera aproximación a la vida de Fe, a Dios, a uno mismo y a los demás. Hasta acá, esta euforia, esta sorpresa, eso “nuevo” nos va guiando posiblemente hacia pensamientos tales como “con Jesús mi vida va a ser perfecta”, “si rezo todos los días el rosario voy a ser siempre feliz” y cosas por el estilo. Sin embargo, nos pasa muy seguido que a veces hacemos cosas que no queremos o no llegamos a cumplir lo que nos proponemos o también la vida nos presenta situaciones complicadas. ¡Esto es así siempre porque somos humanos! Hay cosas que nos cuestan más y cosas que nos cuestan menos, hay situaciones más llevaderas y situaciones más pesadas o cuesta arriba. Con Dios en nuestro camino las cosas van siendo más fáciles, ¡pero esto no significa que la vida a veces no duela o no cueste un poco más!

Lo bueno de la vida de Fe es que muchas veces nos prepara para los planes que el Señor tiene para nosotros a lo largo de nuestra vida. Los momentos de alegría siempre son lindos, pero ahora te propongo no hablar de ellos porque parece ser que son más fáciles de pasar... mejor hablemos de los momentos de dolor.

Dolor por definición es:

“Sensación molesta y aflictiva por una causa interior o exterior  a uno”.

En nuestra vida pueden pasarnos muchas cosas que nos causen dolor -y cuando hablamos de dolor no me refiero a dolor físico-. Aunque suene más a  una canción de Chayanne que a otra cosa, me estoy refiriendo a cuando nos duele el corazón o el alma. Ejemplos: nuestra relación con nuestros papás, amigos, con nosotros mismos; la muerte de un ser querido; errores o cosas que nos arrepentimos; vínculos que se rompen, cambios drásticos; problemas de cuando éramos chicos, etc. En fin, cosas que nos afectan por entero y que nos hacen ruido constantemente.

Ante estas cosas, tristes y que a veces nos duelen hasta los huesos, no tengo LA respuesta así que no leas más…  ¡No, mentira! Es verdad que no tengo la respuesta o las palabras mágicas, pero sí podemos ver qué hacer con esto mientras tanto. Así que mejor seguir leyendo, ¿te parece?

Por un lado tenemos nuestra relación con Dios: sepamos que siempre Dios quiere lo mejor para nosotros y más allá de lo que hagamos o dejemos de hacer, Dios siempre nos va a querer y MUCHO. Te podés pelear con Él, decir que no existe, negarlo, no darle bola, pero Él siempre va a estar y te va a estar esperando. Por eso,  está en nosotros reconocer un poco de Su amor, Su grandeza y misericordia, ir a buscarlo y quererlo.

Dios sueña con que lo quieras. Como veíamos recién en el grupo, ¡qué mejor que compartir nuestro dolor con los demás! Hace la carga mucho más liviana… por eso la primera conclusión es compartir estos dolores también con Dios, dejarlo entrar y que sea parte de nuestra vida. Él nos hizo así, nos puso en la familia que nos puso, nos dio los recursos que nos dio y todo. Él no se equivocó al hacerlo, así que confiemos y pongamos en Sus manos éste dolor para que Él nos vaya guiando como más quiera.

Por otro lado, tenemos nuestro vínculo con nosotros mismos. Muchas veces la vida misma nos va modelando -muchas experiencias nos van llenando la mochila de piedras, que le dan forma a nuestro carácter y personalidad-. En estas experiencias fuertes de Dios, de retiro, uno se conecta con su ser más auténtico e intacto por la realidad y se da cuenta que las cosas importantes pasan por otro lado. Experiencias así te llevan a reelegir lo que te hace bien, lo que te da paz y alegría todos los días. También nos hacen enfrentarnos con esas cosas que no nos gustan de nosotros o de nuestra vida y “limpiar la mugre de las esquinas”, diría alguno. Nos hacen tocar esas cosas que la vida nos va dando que no nos gustan o que no nos hacen sentir cómodos.

Ante esto creo que hay dos posturas: una, dejar que las cosas pasen y que sigan su viaje y; otra es detenerse sobre ellas e interiorizarlas, vivirlas, hacerlas parte de nuestra historia de vida.

Permitite sentir el dolor: llorá, vivilo, ponete triste, enojate, dejá que te moleste y que te afecte. ¡Eso te hace humano! No te pongas fechas, respetá tus momentos de dolor, no intentes taparlos. ¿Cuántas veces, cuando lloras, pensás: “¡ah, odio llorar!” y cuando terminas decís “qué bueno, me lo saqué de encima”? 

Una vez que pasamos este momento de emoción fuerte nos enfrentamos ante eso que nos choca. Hacele frente, anímate. Escribilo, contalo a las personas que mas querés o que pensás que te puedan entender. Hace silencio, te vas a escuchar a vos mismo y lo vas a escuchar a Dios.

Dios muchas veces nos permite enfrentarnos a situaciones dolorosas, pero Él siempre nos va a dar una puerta de salida… esta puerta que puede ser chica y por eso sólo vamos a pasar por ahí siendo niños (con un corazón simple y bueno). Sólo así vamos a poder sonreír plenamente.

“¿Ser niño? ¿Qué es eso?”. Es remitirse a lo más puro de cada uno -a quien realmente somos-. Para vivir el dolor es muy importante aceptarse uno como realmente es, con lo “bueno” y lo “malo” por igual, y quererse así.

Dios NUNCA quiere que le vendamos algo de nosotros. No quiere una imagen nuestra que no es, no le interesa. Dios quiere que seamos auténticos, que seamos nosotros mismos, como Él nos hizo. Ese es el mejor YO (o vos en este caso) que vas a encontrar. Vos sos el mejor del mundo siendo vos mismo.

Hagámonos la imagen mental de una vasija vieja gastada a la que le ponemos una vela adentro y la tapamos: la luz solamente saldría por las grietas. Si nosotros fuéramos esa vasija, seguro que a Dios se le caería la baba por nuestras grietas. Estas grietas representan nuestros defectos, nuestras debilidades, lo que nos hace HOMBRES y MUJERES. Sólo aceptándonos y reconociendo estas grietas como parte fundamental de nosotros, vamos a dejar que la luz pase por ellas. Es decir, transformamos algo que es un defecto (una grieta) en algo bueno.

Si todo esto lo relacionamos con el dolor… permitite sentirlo, permitite equivocarte, siempre hay marcha atrás. Dios nos quiere contentos y si tenemos que estar llorando en un retiro o  perdonar a alguien o perdonarnos a nosotros mismos, hagámoslo que vale la pena. Y si nos equivocamos, NO PASA NADA.

VIVÍ EL DOLOR COMO UNA OPORTUNIDAD PARA SER MEJOR PERSONA Y PARA SENTIRTE MÁS HIJO DE DIOS.

Hoy te animo a que además de escuchar a los demás, vivas el dolor y te escuches a vos mismo. Te animo a cuestionarte: nadie te va a dar una solución a todos tus problemas. Rezá, pedile a Dios por todas estas cosas que tenés adentro tuyo, que seguramente ahí esté tu respuesta.

Y una cosa más: no vale la pena perder la alegría y el entusiasmo por las cosas que nos digan o lo que nos rodea. Vos sos una masa y seguramente tengas un corazón gigante, con un montón de cosas buenas para dar. No pierdas el sueño por lo que no te gusta, enfrentalo con ánimo.

Como le dice Rafiki a Simba en el Rey León: "Ohhh si, el pasado puede doler y no se puede cambiar... Puedes huir de él o aprender. Bien, ¿qué vas a hacer?”. Aunque no podamos tener el control de todo lo que pasa podemos tener el control de qué hacer con éstas cosas. Ser Feliz es una decisión personal de todos los días.

Ahora en un rato vamos a vivir el momento para María. Ella, a lo largo de su vida, también pasó por momentos de dolor. Eso quiere decir que, primero, te entiende y, segundo, te quiere muchísimo. Así que por eso estoy seguro de que si uno le pone el corazón a su propia vida, mamá del Cielo se ocupa del resto.

"María guardaba todas estas cosas en su corazón y las meditaba en silencio."



Te dejo también una frase de Sir Isaac Newton: “LA VIDA ES UNA MASA”

No hay comentarios:

Publicar un comentario