sábado, 23 de abril de 2011

Sábado a la tarde (2011)

Yo antes estaba completamente sordo. Y veía a la gente, de pie y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo... hasta que un día oí la música. Entonces comprendí lo hermosa que era la danza.


Bueno, llegamos al último desierto de esta Pascua. Estos días pasaron muchas cosas. Acordate del Miércoles, allá a lo lejos en el tiempo… aunque apenas pasaron tres días. Parece tan lejos porque fueron días largos, ¿no? Días llenos de emociones, preguntas, silencios y charlas.

Te invito a que recorramos un poco lo que fue pasando para tener un verdadero encuentro con Jesús –y para que éste sea un momento de estar con Él-. ¿Te acordás la representación del Jueves a la mañana sobre lo que es un desierto? Vamos a hacer un par de cosas: son todas cosas que ya venís haciendo y sirven para acompañar con el cuerpo lo que querés vivir internamente: Ponete cómod@ y en un lugar donde no te puedas desconcentrar fácilmente.

Ahora tomate un tiempo para mirar alrededor. No mires a la gente, no mires lo que está pasando: simplemente mirá TODO lo que te rodea, como si fuera una sola cosa, pero sin perderte en nada en particular, y acompañate respirando tranquila y profundamente.

Ahora, un poco más tranquil@, hacé la señal de la cruz: En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, Amén.

Voy a tratar de revisar un poco cómo vivimos esta pascua y voy a divagar también. Si ves que lo que digo está mal no tengas miedo de tacharme y corregirme. Soy un desierto y sólo quiero que te encuentres con Jesús y con vos mism@. Yo voy a jugar a que sé todo y a preguntar.

Empecemos por el Miércoles, ¿te parece? Tratá de recordar las primeras impresiones cuando llegaste a Pascua y sobre todo cuando tuviste tu primer encuentro con el grupo. ¿Con qué ideas venías? ¿Te sentiste cómod@? ¿Qué pensaste cuando te hicieron poner una bolsa en la cabeza? Y lo más importante de todo: ¿lograste liberarte un poco de tus prejuicios para ver a los otros y a vos mism@ como Jesús te mira? Me imagino que no te habrá resultado fácil, estamos demasiado acostumbrados a poner etiquetas. Pero la pregunta más importante para que te hagas: ¿estás dispuest@ a intentar llevar esa actitud los días después de la pascua? Vas a ver que este desierto va a estar lleno de preguntas, pero son preguntas raras. La mayoría de las veces no te voy a dejar un espacio para que llenes, porque son preguntas cuya respuesta en palabras no tiene sentido. Lo que te pido que hagas es que dejes que la pregunta quede sonando en tu interior. Todavía quedan un par de cosas más por vivir en esta pascua y ahí vas a tener el momento para respondértelas.

Entonces… ¡volvamos!. El Jueves te conociste un poco más a vos mism@. Primero reconociste que tenés una mirada sobre la sociedad en la que vivís y, después, que hay otras personas que, aún viviendo en esa misma sociedad, tienen otra mirada sobre ella. Empezaste a ver las cosas que te rodean y te diste cuenta (o recordaste) que hay cosas que se pueden hacer para construir una sociedad más sólida.

A la tarde viste que sos único. Que tenés un perfume, una esencia, que es diferente a la del resto de las personas. Esa esencia te hace únic@ y, por ende, te da una misión única. Y acá aparecen dos preguntas (que no tenés que responder ahora, sino a lo largo de toda tu vida, con tus acciones): ¿Qué tenés para dar? ¿Querés darlo al resto de las personas -querés compartirlo-?

A la noche lo acompañaste a Jesús al huerto y quizás te quedaste dormido en algún momento y roncaste como un leño. Pero también estuviste íntimamente con Él un rato, ¿no? (si no es así, saltá al próximo párrafo) Tomate un segundo para registrar ese momento. Te va a servir muchas veces en tu vida, así que acordate cómo te sentías, lo que querías decirle a Jesús, lo que dejaste que Él te dijera...


Yo antes estaba completamente sordo. Y veía a la gente, de pie

y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo...

hasta que un día oí la música. Entonces comprendí

lo hermosa que era la danza.


Tal vez en ese momento empezaste a escuchar la música… por ahí todavía no era tu momento. Cada uno tiene sus tiempos…

El viernes fue un día laaaaaaaargo, laaaaaargo como la fila para comer en Pascua Joven. Pero valió la pena, creo. Lo digo ahora, porque es sábado a la tarde, pero quizás no te resultó tan fácil darte cuenta cuando revisabas las maneras en que la gente te condenó o, peor todavía, vos condenaste a otro sin siquiera darte cuenta. Y no… no la pasaste bien (¡nada de ‘¡Iupis!’, cornetas ni festejos!)


Yo antes estaba completamente sordo. Y veía a la gente, de pie

y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo...

hasta que un día oí la música. Entonces comprendí

lo hermosa que era la danza.


Viste también las cruces que te fueron tocando en tu vida… y sentiste un poco del dolor de muerte que tuvo Jesús cuando lo acompañaste en Su momento final en la Cruz. Todavía sentías mucho dolor: el tuyo propio. Después sentías mucho dolor, pero era el dolor compartido, descansando en la cruz de Jesús, muriendo con Él. Acordate un segundo del lindísimo gesto de postrarse que hicimos todos juntos frente a Él -el que murió por nosotros, el que más nos quiere-. ¿Cómo te sentiste al postrarte a Sus pies? ¿Qué sentiste cuando le besaste las llagas de Sus pies o manos?

Más tarde, con el dolor todavía latiendo adentro tuyo, hablaste con tu grupo y trataste de encontrarle un sentido a eso… pero todavía costaba. Todavía dolía. Todavía…

Te fuiste a dormir después de verlo a Jesús en el sepulcro, con una sensación de amargura muy fuerte, con mucha pena. Lo viste irse, te viste sol@ y sin compañía… tal vez. ¿Cómo te sentiste realmente?

Y el Sábado a la mañana seguías medio en soledad. Todavía Jesús estaba muerto. Pero después hubo un momento diferente, donde te embarraste… Pese a que nunca nos gusta ensuciarnos mucho, hubo algo de ese gesto que te alegró. Empezó a crecer en vos la esperanza. Podés mancharte los pies, hacer algo que no harías generalmente y encontrarle un sentido. Después en el trabajo en grupo entendiste: otras personas se embarraron por vos, ¡¡SE EMBARRAN POR VOS!! Jesús no sólo te quiere abstractamente y como Dios, sino concretamente en Su cruz y te lo hace saber todos los días por medio de amigos, familiares y desconocidos.


Yo antes estaba completamente sordo. Y veía a la gente, de pie

y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo...

hasta que un día oí la música. Entonces comprendí

lo hermosa que era la danza.


¿Y la sociedad? La sociedad puede tener sus problemas, ¡pero hay ganas de hacer algo! Hay 2000 chicos o más viviendo un retiro, revisando sus actitudes, comprometiéndose a cambiar.

¿Y la familia? Hay más gestos de amor de los que pensabas, sólo que no los veías… y ahora estás vos, renovad@ y con ganas de darle nueva vida a tu casa. Fuiste encontrando que en verdad vale la pena embarrarse, jugársela. Vale la pena jugar, vale la pena jugar en el barro, vale la pena bailar en el barro cuando uno escucha la música.

Seguramente en este momento te sentís en paz. Si no es así me voy a callar un rato para que hables con Jesús y le digas todo lo que tenés guardado. Decíselo, Él no te juzga. Él quiere que te llenes de Su amor y no hay nadie más en este momento que ustedes dos… ¡chau!

Hola de nuevo. Espero que hayas podido ser sincer@. Es uno de los placeres más grandes que podemos tener en la vida y, aunque en nuestra mente tan rellenada con mercado no entre, es GRATIS. Descansar en Dios es gratis y su amor es INFINITO.

Como la pecadora, hiciste un camino. Somos muchos los que hicimos este camino. Yo hice este camino también y si hoy soy un desierto, es porque descubrí que es bueno estar cerca de Jesús.

Para terminar y que esto no quede sólo en lindas palabras quiero que revises, con todo este nuevo espíritu que te llena, tu vida afuera del Marín y de estos días. Elegí 3 situaciones que sabés que tenés que cambiar (porque no te hacen bien o porque no le hacen bien a otras personas). Anotalas:

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Ahora escribí al lado de cada una de esas cosas dos acciones concretas que vas a intentar hacer para mejorarlas. Puede ser que no salga, pero tenerlo escrito siempre ayuda a motivarse. Es muy importante que sepas que el mundo de afuera no cambió y que los dolores siguen estando, pero vos cambiaste y estás listo para enfrentarlo. ¡Que de tu cambio brote EL cambio de la sociedad, de tu familia, de tu día a día!

Espero que te haya gustado conversar conmigo y, especialmente, con Jesús. Nos vemos pronto…


Yo antes estaba completamente sordo. Y veía a la gente, de pie

y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo...

hasta que un día oí la música. Entonces comprendí

lo hermosa que era la danza.


DIOS ES MÚSICA

Prepará tus oídos y corazón para escuchar la música y cuando sea el momento BAILÁ!!!! (próximamente)

No hay comentarios:

Publicar un comentario