jueves, 21 de abril de 2011

Jueves a la tarde (2011)

¿Estás para otro encuentro con Dios? Vos ya sabés que se puede: a la mañana no estuvo tan mal… ¿o no? Aparte en el fondo no es tan difícil. Sólo tenés que hacer silencio una vez más y decirle a Dios que lo querés escuchar y que querés que te escuche -que querés pasar un rato con Él, solos los dos-. Él siempre va a estar ahí. Siempre. Así que despreocupate y tampoco sientas que estás mal de la cabeza: no vas a estar hablándole al aire. Y si no te salen palabras, a lo mejor podés solamente pedirle que esté acá con vos, haciéndote compañía mientras pensamos algunas cosas. ¡Eso también es hacer tu desierto! ¡Eso también es rezar!

¿Te animás?

…en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

Ahora que ya acercamos nuestro corazón al de Dios, podés aprovechar para pensar con Él algunas cosas que a lo mejor no te ponés a pensar todos los días, pero que siempre andan dándote vueltas por el corazón.

Somos únicos, ¿sabías? Si, así de golpe. A lo mejor ya lo sabías porque a veces es bastante obvio que todos somos distintos -sólo hace falta mirarnos las caras para darnos cuenta-. ¿Pero tenés siempre presente eso? ¿Todos los días de tu vida? ¿O a veces te da la sensación de que no te distingue nada? Ese sentimiento de que nada te caracteriza y de que no tenés nada de especial…

¿Lo tuviste alguna vez?

¿Te sentiste así en el colegio alguna vez, entre tus amigos?

¿Y en tu casa, en medio de tu familia?

¿Cuándo salís a la noche te parece que los demás te distinguen? ¿O a veces te parece que no tenés nada con lo que sobresalir?


Tratá de acordarte momentos en los que sentiste que no tenías nada que ofrecer a los demás, que te sentiste un número más entre todas las personas. Esos momentos de bajo autoestima, donde te sentís una foto de perfil más entre millones de contactos. Una foto frente a la que nadie se va a detener, que nadie va a mirar de cerca y que en nadie va a despertar intriga ni atracción.

Si alguna vez tuviste alguna de esas sensaciones, hay algo que tenés que saber: NO SOS UNA CUENTA MÁS DE FACEBOOK ENTRE MILLONES. A ver, capaz no se entendió: NO SOS UNA CUENTA DE FACEBOOK MÁS, como tampoco sos el alumno numero 24 de la lista, ni el hijo número 5 de la familia, ni la persona del sexo opuesto numero 13 que entró al preboliche, ni la numero 7 que chapó con alguien. NO.

Dios te creó y dejó en vos una huella, Su marca, la marca de Su Amor, de Su Belleza, de Su Verdad. ¿Ves la marca de Dios en vos? ¿Te hace sentir único?

Aunque a veces no te des cuenta o sientas que no es así, no hay nada más lindo, más verdadero y nada que Dios quiera tanto como tu vida. Y la quiere de una manera única, porque dejó en vos algo que no dejó en nadie más. Eso que está ahí, que te hace sentir vos…

Eso que te hace pleno cuando lo dejás salir…

Eso que sentís que enamora a la gente cuando te mira profundo a los ojos…

Eso que enamora a la gente cuando se detienen a mirarte bien, cuando se detienen a mirarte el alma…

Eso que tan lindo es tener y que tan contentos nos pone cuando otros lo descubren…

Eso que, cuando te olvidas de que está, te hace tanta falta…

Eso que cuando otros maltratan, te lastima tanto…

Eso que cuando otros no ven, pasan por arriba y pisan…

Eso que un papá y una mamá quisieron ayudar a Dios a traer al mundo…

Eso es tu esencia.

A veces pasa que por vergüenza a ser distintos o por falta de conocimiento de uno mismo (o a veces por no saber que está), no sabemos cómo dejarla salir. A veces vemos pasar días y días completamente grises, vemos cómo se van: uno exactamente igual al otro. Durante esos momentos grises nos estamos olvidando de nuestro interior más nuestro, de todo lo especial que tiene cada centímetro de nuestro cuerpo y cada segundo de nuestro tiempo. ¿Te acordás de algún tiempo gris de tu vida? ¿Sentiste el paso de días grises, sin color? ¿Días en los que no sentías tu esencia salir de adentro ni desplegarse?

Seguro que te pasó. A todos nos pasa. Por eso es tan lindo lo que te quiere decir Dios cerquita y despacito al oído:

“No te pongas triste ni te angusties por eso, no te sientes y te quedes quieto viendo pasar los días, porque la esencia que Yo soñé para vos nunca la vas a perder, es Mi regalo para vos. Vivas lo que vivas, hagas lo que hagas, y hagan lo que hagan con vos, nunca vas a perder tu esencia, como nunca vas a perder Mi Amor. Yo voy a estar ahí acompañándote. Y vas a poder dejar salir esa esencia todos los días de tu vida. Eso es lo que sueño en Mi corazón para vos.”

Está bueno, ¿o no?

¿Entonces? ¿Ya pensaste en tu esencia? ¿Cuál es? ¿No se te ocurrió nada? ¿Qué características te definen como persona? ¿Cuáles son esas cosas que te hacen ser vos? Pensalo un ratito…

Si, es difícil. Pero… a ver, por ejemplo: acordate un poco de cómo sos en tu casa.

Seguro que hay algo que sólo vos llevás ahí, ¿qué es? ¿Qué le saca esa sonrisa a tu mamá, a tu papá, a tus hermanos?

¿Y qué te caracteriza como amigo? ¿Qué es lo que sólo en vos encuentran?

¿Estás pensando?

¿Sigue difícil? ¿Sabés qué? Vamos a preguntarle al que sabe, total está al tanto de lo que venís pensando ¿Te parece? Preguntale a Dios cuál es tu esencia. Pedile que día a día te revele un poquito más del misterio que hay adentro tuyo. Que te vaya acercando a la profundidad de quien realmente sos, de lo única que es tu vida, y de la misión especial que tiene, con la cual Él sueña y vos también lo hacés.

No sé si lo estabas pensando, pero no: no va a venir una paloma mensajera con una carta en el pico para vos, ahora, diciéndote quién sos realmente y para qué existís. Pero no dudes de que a lo largo de estos días vas a descubrirlo de a poco: quizás ahora haciendo el desierto; cuando vuelvas a los grupos con la ayuda de los chicos y los coordinadores; durante las celebraciones o; simplemente viviendo la Pascua, viviendo la vida de Jesús de cerca. Porque en Jesús está todo eso que sos, todo lo bueno, lindo y verdadero que tenés. Por eso, cada vez que le pedís que caminen juntos y te animás a vivir como Él vivió, sale para afuera esa esencia que tanto andamos buscando.

Me parece que ya estás para el desafío más grande: escribir. Sí. Escribir todas estas cosas que nos pasan por el corazón siempre ayuda y MUCHO. Hacelo en cada desierto, y siempre que te parezca que lo que viviste fue un regalo de Dios. Esos tesoros escritos van a acompañarte un montón. Así que acá vamos. Lee lo que está acá abajo y llená: tu nombre en la frase del título las dos veces y después la lista de abajo. ¡Animate a escribir una buena lista!

Características que hacen que…………………………….sea…………………………….

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No, no sigas leyendo. Escribite un par más, total puntitos sobran.

Bueno, la dejamos ahí. Muy bueno ¿Te gustó la lista? ¿Qué te surge cuando la lees? ¿Te parece que los que te conocen podrían hacer esa lista? Deberían poder, ¿o no?

A veces nos cuesta dejar salir eso que realmente somos frente a los demás. Y acá es importante conocer bien algo que Dios quiere para nosotros: Él quiere que todos los días de nuestra vida seamos un regalo para los demás, como Él es todos los días un regalo para nosotros. Y como Dios es TAN copado, TAN grosso, hizo que todas nuestras vidas tuvieran algo de especial y nos hace soñar con ser regalo para los demás, dándoles todo eso que tenemos adentro. Dios sabe que sólo así se nos llena el corazón. Sólo cuando regalamos sin medida eso que recibimos de Él adentro y que sabemos que si no lo ponemos nosotros no lo puede poner nadie más.

Pensá en las personas que tenés en la vida ¿Sos conciente de que sos capaz de hacerlos felices? ¿Sabías que podes hacer feliz a tu familia?

¿Y a tus amigos?

¿Y sabías que otros te pueden hacer feliz a vos?

¿Dejás que los demás te llenen la vida con sus esencias?

Tenés esa capacidad adentro tuyo. Tenés esas características, esas virtudes que anotaste y pensaste: esa alegría, esa paciencia, ese consejo, ese acompañamiento, esa empatía, esa soltura, esa confianza, esa rapidez, esa comprensión, ese respeto, esa sinceridad, esa sencillez, ese compromiso, esa determinación, esa generosidad, esa fuerza, ese perdón, esa mansedumbre, esa chispa, esa incondicionalidad, esa fidelidad, ese corazón y ese amor que transforma la vida de los demás y también la tuya cuando dejas que salga de adentro. Tenés eso que anotaste allá arriba y mucho más por descubrir.

Pero es algo que Dios nos quiere ir diciendo de a poco, para que lo disfrutemos despacito -como cuando escondemos el chocolate, ¿viste?-. Para que disfrutemos dándonos a los demás todos los días de nuestra vida. Regalar tu esencia a los demás: eso es tu vocación.

Mateo 10. 7-8

Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.

Jesús sabe dónde está nuestra verdadera felicidad y nos envía, como a los discípulos, por el camino de la vida para que nos acerquemos a los demás y para que salgamos a la sociedad llevando este perfume que Dios nos regaló y quiere que compartamos. Ese perfume va a curar de muchos miedos, vacíos y angustias a las personas que aparecen en nuestra vida.

Para terminar, pedíle a Dios poder descubrir tu verdadero perfume, tu verdadera esencia. Esa que Él pensó y quiere tanto. Pedíle también poder llevarla a tu vida y a la vida de los demás y así poder ahondar en la profundidad de tu vocación.

¿Ya está? Bueno, listo. ¿Estuvo bueno, no?

…En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.

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