miércoles, 4 de abril de 2007

Viernes a la tarde (2007)

Dolores y miserias de uno. Mirarlas y aceptarlas


Antes que nada quiero invitarte a busca un lugar tranquilo un lugar donde no tengas amigos cerca con quienes distraerte, ni gente conocida a quien mirar. Ponete cómodo, es muy importante estar cómodo, eso te va a ayudar (aunque no demasiado para no quedarte dormido).


¿Listo? Ahora hagamos una pequeña oración y pongámonos en presencia de Dios. Pidamos para que sea Él quien nos guíe y podamos sentir su compañía durante este desierto.


En estos últimos días estuvimos viendo un poco y profundizando en nosotros mismos, descubrimos cosas buenas que capaz no sabíamos que teníamos. Esas virtudes que capaz no valoramos. Pero ahora quiero invitarlos a hacer otro camino, tal vez sea un poco más duro o más difícil de recorrer, pero estoy convencido que es igual de importante y hasta diría que más gratificante una vez recorrido.


Te propongo leer algunos pasajes de la Biblia,

Lc 23,39-43: “Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero Él no a hecho nada malo. Y decía: Jesús acuérdate de mi cuando vengas a establecer tu reino”

Mt 27,23-25: “ Él insistió: ¿Qué mal a hecho? Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: ¡Que sea crucificado! Al ver que no llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud,diciendo: Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes.”


Mc 14,66-72; Mt 26,14-16; Lc 22,47-53; Mc 15,16-20


No sé si alguna vez te diste cuenta que en el tiempo litúrgico de la pascua, en las lecturas de cada día, quedan resaltados los defectos y miserias de cada una de las personas que aparecen en cada una de las lecturas.


Pensemos en los distintos personas que aparecen:


Pedro: Jura y promete ser fiel a Jesús toda la vida y a las pocas horas lo niega 3 veces .

Judas: Por egoísmo o ambición decide traicionar a su amigo, a su maestro. Traiciona a ese mismo Jesús a quien vio hacer milagros, a ese mismo Jesús a quien siguió durante casi 3 años.

Los discípulos: Los íntimos amigos, en la noche del huerto no lograron permanecer despiertos junto a Él, ni siquiera 1 hora , cuando Jesús se los pidió. Asustados, tampoco fueron capaces de acompañarlo cuando fue arrestado por los soldados.

Pilato: Una hombre que tenía la autoridad y poder suficiente como para decidir qué hacer con Jesús, y sabiendo que no era justo lo que querían hacer con Jesús, decidió lavarse las manos en público. No se animó a decirle que no a la gente.

Los Sumos Sacerdotes: Quienes supuestamente debían ser ejemplo del pueblo, conocedores de la “verdad”. Al ver que Jesús hacia las cosas de una forma distinta, que los “desautorizaba”, decidieron matarlo. Para no perder su fama, poder, autoridad, para no perder a sus fieles.

El Pueblo: Imaginate, la cantidad de gente que habría estado gritando ese día, la cantidad de gente que ni conocía a Jesús , pero igual gritaban a favor de la crucifixión, por que nadie se animó a ser distinto al resto.


Ahora te invito a que pienses , que trates de ponerte en el lugar de cada uno de estas personas, imaginate que harías vos en esa situación, si querés lee de nuevo los pasajes. ¿Cuántas veces fuiste como Pedro? ¿Cuántas veces prometemos fidelidad eterna y terminamos haciendo lo contrario? ¿Cuántas veces traicionamos a un amigo, a un hermano?


Y... ¿como Pilato?¿Cuántas veces nos lavamos las manos para dejar la conciencia tranquila? y ¿Cuántas veces fuiste Pueblo?, ¿que no se anima a decidir solo, y sigue la masa?


Y ¿como Judas? ¿Cuántas veces traicionamos porque ponemos nuestro egoísmo primero? Y ¿como los Sumos Sacerdotes? ¿Cuántas veces sentimos envidia y terminamos molestando o criticando al que hace las cosas mejor que nosotros?


Te propongo que pienses y que escribas todas esas actitudes que tenemos, que nos alejan de Dios, que no nos hacen bien, que no nos ayudan a ser mejores personas, en todas esas cosas que en el fondo nos causan un profundo dolor.


Pensemos cuáles son nuestros dolores, cuáles son esas cosas en las que no podemos pensar o ni podés nombrarlas sin sentir una enorme angustia, una molestia, ..., que te irritan, esas que no puedo tolerar o simplemente que me hacen sentir incómodo. Esas cosas que me dan vergüenza propia y ajena; esas cosas que siempre te guardás y no le decís a nadie.


Acordate que esto queda sólo entre Dios y vos nadie más; nadie va a leer tu cuaderno. Ahora estás en el desierto, estás solo con Dios.


Sé que es difícil y que seguramente no te sientas muy cómodo, pero te invito de nuevo y te propongo que escribas, que escribas todo lo que te salga, escribí sin pensar, no mires lo que escribís o cómo lo escribís.


Pensá cuáles son esas cosas que te amargan el día , esas cosas que simplemente te “impiden” ser feliz. Pensemos en esa gente que casi no conoces, pero cada vez que la ves o te enterás de lo que hicieron, no lo podés tolerar, te enojás tanto, que no podes sonreír.

Escribilas:


Ahora pensá en tus amigos qué es lo que te molesta de ellos. Qué cosas hacen o dejan de hacer, esas cosas que dicen, que te lastiman, a veces hasta casi sin darse cuenta.

Escribilas:


Y de tus hermanos, ¿qué cosas no compartís, qué cosas no aguantás de ellos, qué cosas hacen o dejan de hacer que te molestan, no tolerás?

Escribilas:


Y de tus viejos?, ¿qué es lo que te molesta? Lo que te duele?, ¿Cuáles son esas actitudes que nos molestan, esa forma de decir las cosas?, ¿qué es lo que te pone triste o te enoja?

Escribilas:


¿Cuáles son esas cosas que no podemos aceptar de nuestros viejos ,de nuestros hermanos y de nuestros amigos?. Esas cosas que a tu criterio ellos tiene que cambiar.


Y de voz mismo ? ¿Qué te molesta? ¿qué cosas no te aceptás a vos mismo? ¿Cuáles son esas cosas que tendrías que cambiar de vos mismo? ¿te querés a vos mismo? ¿te respetás? ¿Cuáles son esas cosas que no le contás a nadie , esas cosas que sólo sabe Dios y que vos no querés mirar?


Toda esa miseria que tenés adentro, tan bien escondido abajo del cigarrillo, del alcohol, del boliche, de la moda, manteniendo mi imagen intacta “yo soy perfecto” que casi no sabes que la tenés pero que al mismo tiempo molesta tanto y te hace sentir tan incómodo que no podes estar solo y en silencio mucho tiempo, por que cuando frenás y te das cuenta que estas haciendo un esfuerzo enorme para mantener una imagen que no es tuya te das cuanta que adentro tuyo existe una persona distinta al resto y eso nos da miedo.


Te invito a que empieces a escuchar lo que tenés adentro.


Pensá qué cosas no te aceptás de vos mismo, Tu cuerpo? Tu personalidad? Capaz no sos tan graciosos o tan inteligente como querés. Capaz no sos el centro de tu grupo o capaz haces muchas cosas que no querés hacer, cosas que no harías si no fuese por tus amigos o familia.

Pensalo, Escribilo.


Te invito a que hoy arranques a hacerle frente a estas miserias, que averigües quién sos realmente, y así poder elegir y quedarte con lo bueno que te ofrece la sociedad y con lo bueno que hay adentro tuyo. Pero para eso es necesario aceptar tus miserias, es necesario reconocernos imperfectos. Es necesario que nos aceptemos a nosotros mismo, tal cual somos.


Aprovecha el día de hoy para ofrecerle todas esas cosas a Dios, ponelas en sus manos, y pedile que te enseñe a quererlas. Que te ayude a abrazar todas esas cosas que no te gustan, y de a poco y con mucha paciencia tratar de mejorar.


Dios nos invita a que le ofrezcamos todo lo que somos, esas cosas buenas que tenemos pero también las cosas malas. Dios no tiene vergüenza de recibir nuestros dolores y pecados, Jesús los cargó sobre sus hombros, no se avergonzó de la traición de Pedro (aunque seguramente le haya dolido), ni del pedido del buen ladrón. Uno no sigue a Dios por que es perfecto, sino todo lo contrario, uno sigue a Dios justamente por que se reconoce imperfecto.


Aprendamos de Pedro, que habiendo traicionado, se dejo mirar por Jesús, se arrepintió, se reconoció imperfecto y pide perdón confiando en la misericordia de Dios. O como el Buen Ladrón que a pesar de todos sus pecados y miserias, se anima a mirar a Jesús en la Cruz, y a reconocerse necesitados.


A eso estamos invitados hoy a mirar la Cruz, teniendo la humildad de sabernos pequeños.


Por último te invito a que escribas en la maderita que te dieron, esas cosas que querés ofrecerle a Dios, esas cosas que capaz querés cambiar, aprender a aceptar, esos dolores...


Ahora sí lo ultimo que te invito a que hagas es una oración antes de terminar; lo que más te guste o como mejor te salga. Sólo vos y Dios nadie más. Yo los dejo para que hablen de lo que quieran... (para que hables con Él, no con el de al lado)... regalale este tiempo que tenés.

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