jueves, 5 de abril de 2007

Sábado a la mañana (2007)

¡Bienvenido otra vez! Es hora de otro desierto, si si. Así que ponete en una posición cómoda, dale ¿Listo? Ahora hace un lindo silencio adentro tuyo, empezá de a poco a concentrarte. Escuchá los ruidos que te rodean. Reconocelos, y de a poco andá haciendo que desaparezcan. Sentí todo el cuerpo relajado y empecemos. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…


Vamos a hacer algo antes que nada. Ahora, ya, tomá la decisión de mirar al cielo o no. Dale, fijate si podés hacer lo que querés hacer. Si querés hacer lo que te digo y mirar al cielo hacelo, y si no querés, no lo hagas.


¡Felicitaciones! ¡Acabás de vivir tu vida libremente! Te juro, en serio. La libertad se podría explicar tan simplemente como lo que te acaba de pasar. Por lo menos en su estado más básico, sentirse libre es sentir, como recién, que uno puede, de forma auténtica, tomar sus propias decisiones escuchando la voz de su conciencia. Así de simple.


La libertad es así. Al mismo tiempo una cosa re fácil de sentir y entender, y uno de los regalos más misteriosos de Dios, que se puede volver complicadísimo. Hay que admitir que Dios se arriesgó muchísimo al poner a nuestra disposición algo tan especial como la libertad, y eso habla de una gran confianza de Dios en cada uno de nosotros. Las cosas que habremos hecho con ella, ¿no? Pero en el fondo nos la dio porque sin ella es imposible que lleguemos a ser hombres y mujeres felices.


Por ahí estas pensando que no es tan complicado. Por ahí te surge pensar: “En realidad vivir libremente es fácil, hay que hacer lo que uno quiere y listo… ¿Qué tan complicado puede ser hacer lo que uno quiere?”. Ante ese pensamiento te hago dos preguntas más para que sigas pensando: ¿Sos realmente conciente de lo que querés en cada momento? Y ¿Vivir libremente es solamente hacer lo que querés en cada momento? ¡Se empezó a complicar eh! Pero no pasa nada… tenemos muchas herramientas para enfrentar estas preguntas. Acordate como te diste cuenta lo importante que es conocerte a fondo… ¡conociéndote vas a poder hacer frente a la primer pregunta! Ahora, con respecto a la segunda pregunta: ¿Ser libre es hacer lo que querés? ¡Por un lado obvio que si! Ya viviste con tu grupo lo incómodo que puede llegar a ser que alguien decida tu destino por vos, ¿no? Es medio un bajón… Pero por otro lado… hay veces que hacemos lo que queremos y al mismo tiempo perdemos nuestra libertad… ¿Se te ocurre algún ejemplo? ¿Viste qué vivir libremente puede parecer fácil pero no lo es tanto?


Sigamos pensando, no seas fiaca ¡dale! Ser libre NO es hacer lo que se nos canta, no es tan fácil como eso. Va mucho mas allá; se podría decir que vivir en libertad es, vivir:


Sin ataduras… con vínculos.

Sin cadenas que atan… con lazos que liberan.

Sin candados; pero con seguridad.

Sin pegarse a las cosas; pero haciendo compromisos.

Sin encuadrar nuestra personalidad… sino siendo concientes de nuestra identidad.

Sin rejas; pero con conciencia de humanidad y limites.

Sin muros, pero con solidez y estructura.

Sin monotonía… con abundancia.

Sin obligaciones… con desafíos.

Sin impedimentos que obstaculizan; sino con pruebas que nos fortalecen.

Sin raíces que nos estancan; sino con raíces que nos nutren.

Sin perímetros; pero con claros márgenes de error.

Sin libertinaje… con un sentimiento interno de liberación.


No haciendo lo que uno quiere, sino queriendo lo que uno hace. Eligiendo vivir cada segundo, sabiéndose capaz de hacerlo, con la alegría de escribir la propia historia y la ansiedad de encontrarse involucrado en la historia de otros.


Sin vagar solo; sino CAMINANDO DE LA MANO DE JESÚS.


Que listita eh! Aunque ya te hayas olvidado lo que acabás de leer, te recomiendo una linda experiencia que podes hacer ahora, sin mucho esfuerzo, y que te va a dar mucha satisfacción. Pero como siempre y más en estos casos, sos totalmente libre de hacerlo, está en vos. Con la birome en la mano y un papel en frente, lee muy pero muy despacio el párrafo anterior y a medida que lo haces, andá pensando en que momento de tu vida te tocó experimentar los dos lados de la libertad… el que te amarró al muelle, y el que te dio viento a las velas.


En cada una de las frases, acordate de esa noche donde te dio noseque acercarte a la mina o al pibe con el que te morís por estar; acordate de lo cerca que tenías la posibilidad de tomar un poco para bajar la vergüenza… y pensá que pasó después, si hubo una atadura o un vínculo, libertad o esclavitud. Pensalo bien. ¿Qué pasó el fin de semana siguiente cuando te la/lo volviste a cruzar? ¿Era lo mismo? ¿Eras el/la mismo/a?


Acordate de esa vez que no podías sentarte a estudiar, además estabas cansado y te morías por conectarte un segundo al MSN o ver tele, ¿Qué pasó después? ¿Te acordás de esa voz en el fondo que te decía algo? Eso que paso… ¿como te lo tomaste? ¿Como una obligación, o como un desafío? ¿Como te hubieras sentido si te lo tomabas de la otra forma?


¿Y cuando volviste re tarde del partido de fútbol, de la casa de tu amiga el domingo y ya era hora de ir a misa? ¿Te acordás? ¡Que poquito tiempo que tenías! Si llegabas, llegabas justo… y que bueno una siesta antes de empezar OTRA semana aburrida de colegio. Dios siempre quiere lo mejor para uno ¿Y después? ¿Qué hiciste? ¿Por qué? ¿Te agarraste a tus raíces para nutrirte y descubrirte a fondo? ¿O echaste raíces y te apropiaste del paisaje? ¿Qué pasaba si hacías lo contrario?


Nooo… y a que te re habías olvidado de cuando te pidieron ese favorazo tus viejos. Lo tanto que necesitaban que estuvieras ese día con ellos, haciendo eso que podría hacer cualquiera en cualquier otro momento, eso que podía ser otro día, pero que ellos querían que fuese justo ahí. Acordate de las ganas que tenías de estar en otro lugar, especialmente después de que te pidieron el favor… Cuando entraron en juego tus ganas en contra de “lo que deberías”, ¿sentiste un muro? ¿Sentiste una cadena? ¿Sentiste la estructura de la que sos parte? ¿Los lazos que tenes? ¿Que sentiste? Y lo más importante… ¿en base a qué finalmente elegiste lo que elegiste? Y eso… ¿Fue origen en el futuro de más libertad, o de más perímetros y jaulas?


Tomate tu tiempo y pensá… escribí…


Está complicado ¿no? ¡Lo fácil que era elegir al principio del desierto! Pero es así, que se le va a hacer. Como todo don de Dios, es al mismo tiempo que un regalo para disfrutar, un cargo que llevar con responsabilidad. Pero que bueno pensar que Dios confió tanto en nosotros como para regalarnos la libertad… esa libertad que a veces no parece muy libre, pero que es libertad al fin. Que bueno y conmovedor pensar la cantidad de hombres que durante la historia murieron luchando por eso que nosotros derrochamos todos los días al crearnos nuevas cadenas ahí donde antes ni siquiera habían. Y que importante debe ser esta libertad para que Jesús anoche se haya dejado matar por ella. Después de todo… ¿no decimos siempre que Jesús murió para liberarnos? Pensá un rato de nuevo… ¿Eras conciente del valor increíble de tu libertad? ¿Eras conciente del amor inmenso que movió TU libertad en Dios? Escribí eso que estas pensando… es un pensamiento re importante, y es algo que en el futuro te va a servir tener en cuenta: levantarse todos los días pensando en lo valiosa que es nuestra capacidad de elegir ¡nos hace disfrutar del desafío de vivir! Vivir eligiendo, ¡Haciendo nuestro camino al andar!


Supongo que te está laburando la cabeza a full… sintiendo el universo de posibilidades que te queda en tu vida… groso ¿no? Son una banda de días por delante y desafíos de libertad como los que hablamos hace un rato. Te vuelvo a proponer algo, tres cosas en realidad. Primero: animate a escribirte un recordatorio personal diciéndote QUE ES TU LIBERTAD… escribí en poquitos renglones que significa ser dueño de tu vida, estar a cargo y ser responsable de ella; ser el protagonista de ella, estar con las manos puestas en las riendas de tus días. Que lo que escribas te quede como recordatorio para esos días en los que en vez de vivir, empezás a sentir que te están viviendo. Dale hacelo, después lees la segunda propuesta…


¿Listo? Bueno te creo…Segundo: pensá en un aspecto de tu vida en el que no te sientas realmente auténtico, en el que no te sientas vos mismo y proponete llevar tu libertad a ese rincón. Pensá que Jesús no era auténtico solamente con los apóstoles y con su mamá, cuando estaba en su casa o cuando iba a una fiesta. Jesús era él mismo en la totalidad de sus vínculos, fijate si te sale imitarlo… seguro que podés… por algo Él te lo pide, porque sabe que sos capaz y sabe que de su mano te va a salir más que bien; te digo más… hasta murió sabiendo eso.


¿Listo? Te volví a creer… Tercero: mañana cuando vuelvas a tu vida cotidiana acordate de todo lo que pensaste hoy y empezá a llenar esos momentos de rutina y aparente aburrimiento con vida, con compromiso por todo lo que descubriste de vos y con desafíos. Volvé a descubrir el protagonismo y la emoción de hacer uso de tu libertad escuchando tu conciencia por una vida llena de TUS momentos. Sentite totalmente capaz de hacerlo y cada vez que te olvides por donde ibas, pará, hablá un poco con el que creó tu auto, preguntale lo que quieras de cómo funciona y seguí… quinta a fondo; Dios es un mecánico en el que podés confiar, vas a andar bien.


Antes de terminar, ¿Te animás a darle las gracias por regalarte la libertad y por enseñarte a como usarla? Dale… hagámoslo juntos:


Padre nuestro que estas en el cielo…


En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo AMEN

No hay comentarios:

Publicar un comentario