domingo, 4 de abril de 2004

Viernes a la tarde (2004)

CONOCER, ACEPTAR, AMAR

“Polvo eres y en polvo te convertirás”
Esta frase debe haber sonado muchas veces en nuestros oídos, pero ¿llegó a nuestro corazón? Seguramente al oírla nos dijimos:
_ ¿Qué dice? Ya empezamos con los divagues. Yo no soy polvo, nunca fui. Se estará refiriendo a Adán y Eva…

Dios nos creó de la nada porque quiso y nos ama tanto, que a pesar de ver las injusticias y sufrimientos del hombre, elije seguir regalándonos la vida.

También nos hace reflexionar sobre el misterio de la muerte, aunque vivimos como si no fuéramos a morir, todos nosotros, somos mortales. Esto nos da la pauta de que no podemos controlar todo, hay cosas que son inevitables y nuestro poder tiene límite (menos mal).

Un primer paso para empezar a entender algo es conocer nuestra condición de humanos, de mortales, de limitados, y aceptar así el regalo de la vida que nos viene de Dios, para empezar a amar.

Estas son condiciones que compartimos todos, cada persona para Dios es tan única y tan especial, que Dios además quiso regalarnos cualidades distintas. Te preguntó: ¿SOS conciente de que sos polvo y nada de lo que hagas tiene sentido si no dejas que te abrace el infinito amor de DIOS?

El príncipe azul o ¿la princesa rosa?

En nuestra vida siempre está la ilusión del príncipe azul o la princesa rosa. Cuando pensamos en la persona con la cual queremos compartir la vida, o parte de ella como novios nos imaginamos un hombre o mujer ideal.

“…Tiene que jugar al fútbol y regalarme rosas cada vez que cumplamos meses y llevarse bien con mi familia, y ser morocho y bla bla bla…”

“… No, gorda no. Linda, que me acompañe a los asados de mis amigos del rugby, que cocine bien, simpática y bla bla bla…”

Igual somos poco pretensiosos, serán unas mil cualidades las que tiene que tener el otro para gustarnos o estar con nosotros. Pero ¿saben que? No existe un pibe o una mina con TODAS esas cosas que queremos, no es real. Algunos tendrán unas cosas, otros otras, otros ninguna, pero todas? Es mucho pedir, además, en el caso de que encontraras una persona así pasaría a ser tu juguete preferido o una especie de dios (como cuando creemos que un pibe o mina es perfecto… hasta que…). Es mucho más copado el PIBE REAL y la MINA REAL, porque ese/a nos enseña a crecer, nos sorprende, nos desafía, nos enseña a amar mundos nuevos, a descubrir cosas nuevas y por sobre todo a aceptar las diferencias.

Te preguntó:
¿Alguien a tu medida? O ¿alguien al que a pesar de las cosas que no te gustan puedas amar y viceversa?
¿Te das cuenta de que las personas reales son las que te enseñan constantemente a vivir?

Lo mismo pasa con todas nuestras relaciones. Querer que nuestra familia sea como los “Ingalls” y nos encontramos con que somos los Simpsons, puede ser un poco desgarrador, pero también puede ser lo mejor. Es fácil amar lo perfecto, pero lo roto, lo que trae problemas, lo que produce dolor, lo que marca… eso es otro tema.

Seamos sinceros. Miremos el mundo. Esta un poco desarmado. Las familias… el tío se peleó con papá, los divorcios, nuestro hermanito que es un rompe tuti y nuestra hermana más grande que jura que es mamá. Enfermedades como la depresión, la drogadicción, el alcoholismo. En fin, quilombos que nos dan ganas de encerrarnos en nosotros mismos porque esperábamos otra cosa.

Te pregunto:
¿Cuales son las cosas que te provocan ganas de encerrarte?

Este es el mundo en que nos toca vivir, con traiciones, egoísmos, desilusiones, pero también lleno, colmado de AMOR y de VIDA. Lo importante es que vayas conociendo al mundo, con sus grietas y flores, no con utopías inalcanzables, y así los aprendas a amar.

Ahora sí viene lo complicado. Quizás podamos aceptar los despistes de mamá, que un amigo nos haya dejado colgados, no sé, faltas de los demás, hasta del mismo mundo si lo conocemos a fondo, con sus carencias y riquezas, pero a NOSOTROS MISMOS no nos perdonamos una. ¿Sabes por qué? Porque nos exigimos demasiado. Nos metieron esa mentalidad de que tenemos que ser buenos amigos, hijos responsables, fuertes, simpáticos, bla bla bla. De nuevo el mismo problema. No somos todo eso, es más tampoco queremos ser todo eso. Y tenemos que enfrentarnos a lo que los demás proyectan de nosotros y a nuestros propios idealismos. Ni soy el mejor en atletismo como quería papá, ni me gusta las cosas de la casa como quería mamá, ni soy un intelectual como sutilmente exigía el abuelo, y soy torpe para tocar la guitarra, aunque yo quería ser guitarrista… es una manera de decir. Nada nos conforma. Entonces o nos frustramos o nos revelamos contra todo o nos sometemos a ese modelo inalcanzable que los demás quieren que seamos, negando así nuestra libertad.

Ni hablar de nuestras miserias, esas las escondemos tanto que nos olvidamos que las tenemos o las justificamos hasta fanfarronear como si fueran algo bueno, o nos destruyen y dejan nuestro auto estima barriendo el piso.

Sí! Tenemos cosas malas ¿y qué? Es normal loco, somos personas. Y hasta que no las miremos cara a cara, ni las vamos a poder superar, ni (en el caso de que no logremos cambiarlas) las vamos a poder aceptar y amar. Porque se trata de eso. Aceptarnos, así, íntegros, con todas las cosas que nos encantan de nosotros y con todas las que nos avergüenzan. Igual calma, es un camino que lleva toda la vida. Te proponemos que lo empieces ahora, acá, con Jesús. Cerca de Jesús para que te cure, enseñe las mañas del amor.

No se olviden que Jesús no vino por los “JUSTOS” o “PERFECTOS”, él vino por los perdedores, vino por los que nos equivocamos tanto, vino por vos y por mí, por todos. Si no tuvieras miserias, si no te faltara nada, entonces Jesús no te podría salvar, porque serías Dios, ese es el problema de nuestra soberbia y orgullo absurdo a veces, creernos que somos dios.

Si te fijas un poco cómo es Jesús con los que va encontrando en su camino vas a entender lo que trato de decirte:
• Viene Jesús y le pide agua a una samaritana lo que en ese momento era inaceptable. Era una “atea” como les llamamos ahora. Jn 4

• Va y se mete a comer en la casa de Zaqueo el cobrador de impuestos, un tránfuga y corrupto como si me dijeras algún chanta del gobierno. Lc.19,1-10 Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad.
“ Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.”

• Le salva la vida a una prostituta y le perdona sus pecados. Jn.8,1-11
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos
“Dijeron a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?». Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí…”

• Se hace amigos de lo más variados desde Pedro que es un bruto hasta Juan que es un apasionado inteligente. Mc.1,16-20

Así te podría nombrar casi todo el Evangelio, fijate vos si queres. Él los conoce, pero no como conocemos nosotros, por las apariencias sino que conoce sus corazones. A Jesús no le importa las cosas que hiciste mal, no le importa si rezas bien o no, solo desea que te dejes encontrar por El. No le importa lo que piensen todos de vos y no te pide nada, no pretende nada. SÓLO TE AMA, por lo que sos, porque Dios te creó así. Acepta tu realidad, no trata de moldearte todo el tiempo a sus pretensiones. Por eso, dejate abrazar por Jesús y pedile aceptarte y amarte, a vos mismo y a los demás como Ama El.

Te preguntó:
¿Vas a insistir en ser alguien que no sos, en vez de valorarte como la persona única que sos?

Escribí una oración a Jesús pidiéndole que te enseñe el camino de la aceptación.


Este cuento te puede ayudar un poco.

El discípulo de Keng

Un discípulo se quejó a Keng: “Los ojos de todos los hombres parecen iguales, yo no detecto en ellos diferencia alguna, y aun así algunos hombres son ciegos; sus ojos no ven.

Los oídos de todos los hombres parecen iguales y aun así algunos hombres son sordos, sus oídos no oyen.

Heme aquí aparentemente como los demás discípulos, pero hay una diferencia: ellos captan el significado de lo que usted dice y lo ponen en práctica; yo no puedo.

Usted me dice: “Mantén tu ser seguro y en calma, mantén tu vida reunida en su propio centro, no permitas que tus pensamientos sean alterados”. Pero por mucho que lo intentes, el Tao no es más que una palabra para mis oídos… no hace resonar ninguna campana en mi interior”.

Keng San replicó: “No tengo nada más que decir. Los gallos no empollan huevos de ganso, aunque las aves de Lu sí pueden. No es tanto una diferencia de naturaleza como una diferencia de capacidad. Mi capacidad es demasiado escasa como para transformarte ¿Porqué no vas al sur a ver a Lao Tzu?”

El discípulo tomó algunas provisiones, viajó durante 7 días y 7 noches sólo, y llegó ante Lao Tzu.
Lao le preguntó: “¿Vienes de parte de Keng?”
“Sí” replicó el estudiante.
El discípulo agachó la cabeza. ¡Confusión!
“¿Vienes de parte de Keng?” Lao le preguntó.
Después de un suspiro: “Ay de mí. He olvidado mi respuesta (¡más confusión!) También he olvidado mi pregunta”.
Lao dijo: “¿Qué estás intentando decir?”
El discípulo: “Cuando no sé, la gente me trata como un tonto. Cuando sé, el conocimiento me causa problemas. Cuando no logro hacer el bien, hago daño a otros. Cuando lo hago, me hago daño a mí mismo. ¿Cómo puedo escapar de estas contradicciones? Eso es lo que vine a preguntarle”.

Lao Tzu replicó: “Hace un momento, observé tus ojos. Vi que estabas agobiado por las contradicciones. Tus palabras confirman esto. Tienes un miedo mortal, como un niño que ha perdido a su padre y madre. Estás intentando sondear el medio del océano con una pértiga de dos metros. Te has perdido e intentas encontrar el camino de vuelta a tu verdadero ser. No encuentras más que señales ilegibles que indican todas las direcciones. Siento pena por ti”.

El discípulo solicitó ser admitido. Tomó una celda y en ella meditó, intentando cultivar cualidades que consideraba deseables, y liberarse de otras que le desagradaban. ¡Diez días así! ¡Desesperación!

“Miserable” dijo Lao, “¡Totalmente bloqueado! ¡Hecho un nudo! ¡Intenta desatarte! Si tu obstáculo está en el exterior, no intentes agarrarlos de a uno en uno y arrojarlos lejos de ti mismo. Imposible. Aprende a ignorarlos. Si están en ti mismo, no puedes destruirlos gradualmente, pero puedes negarte a dejar que te hagan efecto. Si están tanto dentro como fuera, no intentes aferrarte al Tao. ¡Limítate a tener la esperanza en que el Tao te mantenga sujeto!”.

El discípulo gimió: “Cuando un granjero se pone enfermo y los otros vienen a verlo, si puede al menos decirles qué es lo que pasa…” “¡Dígame tan sólo los primeros elementos, así quedaré satisfecho!”.

Lao Tzu replicó:
“¿Puedes abrazarte al Uno y no perderlo?
¿Puedes predecir las cosas buenas y malas sin el caparazón de tortuga o los palillos?
¿Puedes descansar donde hay descanso?
¿Sabes cuándo detenerte?
¿Eres capaz de ocuparte de tus asuntos sin preocupaciones, sin desear informes acerca del progreso de los demás?
¿Eres capaz de mantenerte sobre tus propios pies?
¿Puedes esquivar?
¿Puedes ser como un niño que llora todo el día sin quedarse afónico, o que crispa el puño todo el día sin que le duela la mano, o que mira todo el día sin que se le canse la vista?
¿Quieres los primeros elementos?
El niño los posee.
Libre de preocupaciones, inconsciente de sí mismo, actúa sin reflexión.
Se queda donde lo ponen, no sabe porqué, no se explica las cosas, se limita a dejarse llevar, es parte de la corriente.
¡Estos son los primeros elementos!”

El discípulo preguntó: “¿Es eso la perfección?”

“No es más que el principio. Esto es lo que rompe el hielo. Esto te capacita para desaprender de forma que puedas ser guiado por el Tao, ser un niño del Tao.”

Si persistes en intentar alcanzar lo que jamás se alcanza, si insistes en esforzarte por obtener lo que ningún esfuerzo puede lograr; si insistes en razonar acerca de lo que no puede ser comprendido, serás destruido por aquello que buscas.”

SABER CUANDO DETENERSE;
SABER CUANDO NO PUEDES LLEGAR MÁS ALLÁ POR TUS PROPIOS MEDIOS;
¡ESTA ES LA FORMA DE EMPEZAR!

“EL CAMINO DE CHANG TZU”, THOMAS MERTON


“Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor! El es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita.
¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza! El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto.
Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo? Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.” Jer. 17,5-10

Para rezar y abandonarte en el Señor:

SALMO 37

No te exasperes a causa de los malos,
ni envidies a los que cometen injusticias,
porque pronto se secarán como el pasto
y se marchitarán como la hierba verde.
Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón.
Encomienda tu suerte al Señor,
confía en él, y él hará su obra;
hará brillar tu justicia como el sol
y tu derecho, como la luz del mediodía.
Descansa en el Señor y espera en él;
no te exasperes por el hombre que triunfa,
ni por el que se vale de la astucia
para derribar al pobre y al humilde.
Domina tu enojo, reprime tu ira;
no te exasperes, no sea que obres mal;
porque los impíos serán aniquilados,
y los que esperan al Señor, poseerán la tierra.

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