miércoles, 3 de abril de 2002

¿Dónde está Cristo cuando estoy perdido? (2002)

En la vida de los hombres siempre hay momentos en el cual sentimos que Dios nos abandonó, suelen ser momentos de profunda tristeza y soledad. ¿Te sentiste alguna vez así?

Anotá en un papel los momentos más difíciles de tu vida. Tratá de identificar por lo menos cinco en los que hayas sentido que Dios se había ido, que te había abandonado, en los que sufriste por algo y te sentiste sólo.

Pareciera que el Omnipotente no es tan Omnipotente como me lo enseñaron, porque no puede evitar que yo sufra. Y, si miro a los costados,  no soy sólo yo el que sufre, sino que la humanidad entera es una llaga viva. Es como si Jesús, que me prometió que iba a estar conmigo hasta el fin del mundo, se hubiera borrado, y nos deja así, en pampa y la vía, y por eso el mundo está como esta. Los chicos mueren de hambre, los ancianos son maltratados, los moribundos mueren en la soledad de la noche, drogas, alcohol, prostitución...

Ahora, ¿pensas que sos tan malo como para merecer todo esto?. Si mas o menos tratás de hacer las cosas bien, vas a misa, te confesas y haces algo por el otro, ¿por qué  te tiene que pasar esto? Acaso Dios se divierte con nosotros?, ¿le gusta vernos sufrir?.

Hace tiempo que le pido a Dios que venga a mi, pero no viene, sigo sólo, sigo sufriendo, sigo con este sabor amargo en mi boca. ¿Qué hice yo para merecer esto?, ¿y vos te haces llamar amigo fiel? ¿Buen Padre?, ¿Cómo puede ser que un amigo Fiel y un Buen Padre me deje sólo en la oscuridad, en el dolor?

¿Dónde estas Dios?¿ Donde? ¿Acaso no me lo prometiste?, ¿no me prometiste que ibas a estar conmigo hasta el fin del mundo? ¿Cómo puede ser que me hayas abandonado? ¿No me enseñaron que vos sos Amor? ¿Quién sos vos?, ¿dónde estas? ¿por qué estoy como estoy?

Y si nos preguntamos esto es porque hay algo que no nos cierra, el buen Pastor perdió a su oveja y la fue a buscar, arriesgándolo todo por ella. Pero parece que eso ya no pasa, estamos perdidos, estoy perdido y no veo que Dios salga a mi encuentro, y de a poco me voy sintiendo cada vez más vacío y sólo.

Ya ni de rezar tengo ganas, no siento nada, o mejor dicho, siento que pierdo el tiempo ilusionándome con que Dios me va a escuchar y me va a socorrer. Me encierro en mi cuarto, pongo un disco....

Pero hay una realidad que a veces nos cuesta entender, porque va contra la lógica humana. Si lo pongo desde mis esquemas puramente racionales, no lo entiendo. Porque Dios aunque yo “no lo sienta” está presente y muy dentro de nuestro corazón. Lo que sí pasa es que Dios no es un sentimiento.

Dios nos ama, y eso es una verdad, y eso no se compra ni vende, no se cambia por nada, es así. Se jugó por nosotros para siempre y selló con su sangre una alianza eterna.

Te propongo que ahora leas este pedacito del libro de Oseas.

 

"Cuando Israel era niño yo lo amé,

y de Egipto llamé a mi hijo,

Pero cuanto más lo llamaba,

Más se alejaba de mi,

Ofrecía sacrificios a los Baales

Y quemaba incienso a los ídolos

¡Y yo había enseñado a caminar a Efraím,

lo tomaba por los brazos!

Pero ellos no reconocieron que yo los cuidaba.

Yo los atraía con lazos humanos,

Con ataduras de amor,

Era para ellos como los que alzan

A una criatura contra sus mejillas

Me inclinaba hacía él y le daba de comer"

 

"¿Cómo voy a abandonarte Efraím?

¿Cómo voy a entragarte, Israel?

Mi corazón se subleva contra mi

Y se enciende toda mi ternura"

(Oseas 11, 1-4, 8.).

 

A la luz de la palabra de Dios, la cosa cambia.

Sufrir no es un castigo divino, sino que es algo propio de la vida del hombre. Hasta Jesús sufrió y lloró por la muerte de su amigo Lázaro, cayó con la cruz, sintió el abandono del Padre: "Eloi, Eloi, lamá sabactani, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

Si Jesús, que es hombre y Dios, se sintió sólo, si Jesús sufrió, es porque es algo propio del hombre. Pero no es castigo divino. Si volvemos a la lectura, es Dios el que nos asegura que no va a entregarnos, su amor es mayor a nuestra falta, dice "mi corazón se subleva contra mi y se enciende toda mi ternura".

 Ayer asistimos a la muerte de Jesús, Él, que es Dios, no se privó del sufrimiento, sino que por amor se entregó, el nos amó primero, sufrió antes que todos nosotros y se abrazo al Tata Dios, pero ni pensó a la hora de elegir entre sufrir y amarnos.

Jesús sabe de tu dolor, y quiere aliviártelo. 

Volvé a leer el fragmento y poné tu nombre en donde dice Israel y Efraím.

Fijate en el versículo donde dice "Yo los atraía con lazos humanos, con ataduras de amor". ¿Qué te dice esta parte de la Escritura?, ¿qué te parece?

Dios es amor, pero ¿cómo conocemos el Amor?, ¿no es, acaso, gracias a los que nos rodean que vamos conociendo el Amor?.

Te propongo que anotes ahora los nombres de cinco personas que sean importantes en tu vida, a las cuales ames y sientas que ellos te aman. Pensa en sus caras, en sus gestos, en su sonrisa, su abrazo.

Jesús nos ama,  pero hoy es tácito, es posible que no se hable de Él explícitamente, sin embargo su amor no puede ser callado y se ve en los gestos.  Jesús está en mis hermanos y yo lo veo en la manera que tienen ellos de amarme y de vivir.

Son pequeños gestos, una sonrisa, un abrazo, un chiste, un llanto, un mate. Algo que si no estas atento pasa desapercibido, como un recién nacido en un pobre pesebre, como un hombre tratado como el peor de los ladrones y colgado en una cruz. Pero en esos pequeños gestos vemos la grandeza de nuestro redentor.

Dios, por amor, se hace vulnerable y respeta nuestra libertad. Jesús elige el camino de la pequeñez para salvarnos. Pero, por respetar nuestra libertad, el sólo no puede hacer el trabajo, Él nos ama, pero nosotros tenemos que amarlo a Él, hay que responder a ese amor. Esto implica una gran responsabilidad. Como vinimos reflexionando, la manera que Dios elige para amarnos hoy es en nuestros hermanos  y la manera que tenemos de responder a este amor es en nuestros hermanos.

Una de las formas que Jesús tiene para poder cumplir con la promesa de quedarse con nosotros hasta el fin del mundo sos vos.

Sos muy importante para Jesús, y Él te toma en serio, te conoce, sabe de tus debilidades y abraza tus sufrimientos, y te acompaña a lo largo de tu vida, siempre, y lo hace a través de los que te rodean y te muestran el amor de nuestro Dios.

Para terminar te propongo que reces y des gracias por todos aquellos que te muestran el rostro de Cristo.    

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