lunes, 6 de abril de 2015

Desierto Lunes Santo (2015)

¡Hola amigo! Qué lindo es volver a encontrarte, esta vez lejos del Marín, seguramente en tu casa, con mucha menos gente, sin tener que hacer cola para comer, para ir al baño... En fin, una realidad muy distinta a la que viviste los últimos cuatro días. Tranquilo, sé que el impacto de volver es duro, por eso es que quiero acompañarte una vez más. Te invito a que nos dediquemos un ratito más de charla. Buscá un lugar cómodo, donde puedas encontrarte en el silencio. Invítalo a Jesús que también seguro tiene ganas de encontrarse un rato con vos…

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

La idea es que hoy, lunes, escribas VOS tu propio desierto. Sí, como escuchaste, ahora que estás tranquilo, sin que nadie te apure con banderas rojas ni azules, que no estás leyendo esto al mismo tiempo que otros, ni compartiendo el mismo lugar físico, es TU momento. Te regalo esta oportunidad para que te escribas una carta a vos mismo… Para que reorganices toda la información que recibiste durante el retiro, que la tomes, la filtres, la pienses, escribas las cosas que te cierran y las que no… Hoy mandás vos y podes contarte a vos mismo lo que más quieras. 

Para arrancar podés hacerte la pregunta: ¿Qué me diría a mí mismo después de lo que viví en Pascua Joven? Podes también anotar las frases que más te hayan gustado, las personas que te haya gustado conocer, las cosas que descubriste sobre tu propia vida o lo que se te ocurra… Tomate la libertad de escribir sobre esas cosas que te andan dando vueltas por la cabeza.

La pregunta es… ¿Qué hacer con todo esto? Estos últimos días descubriste un Jesús misericordioso, un Jesús que no te condena, que es tu amigo y te comprende más que nadie, porque TE CONOCE en totalidad. No hay nada más lindo que encontrar una fuente de amor TAN grande, ser consciente de que existe alguien que TE AMA mas allá de tus defectos y virtudes y que no hay nada que puedas hacer para que te ame menos…

¿Y qué hacer con esa cruz de amor? Con el saber que sos tan valioso (todas las personas del mundo lo son) que vale la pena ser uno mismo, ser auténtico porque alguien ya dio hasta su vida por vos. Haber aprendido que la cruz no es tan solo dolor, sino que es un signo de resurrección y de amor enorme y que encima es ¡PARA VOS!

Tranquilo, te tengo una buena noticia, podes tomar todo ese amor que te es dado y hacerlo pan para otros. ¿Cómo? ¿Pan para otros? Así es, aunque no lo creas sos mucho más poderoso de lo que vos pensás, porque tenés la capacidad de hacer más feliz a otros. Seguramente muchas veces lo hiciste sin saber: habrás llamado a algún amigo cuando estaba triste, o habrás cedido en alguna pelea con tus hermanos, habrás lavado los platos a tu mamá, habrás incluido a algún compañero que andaba solo, habrás dejado de criticar como se viste alguien, etc. Este tipo de pequeñas cosas que uno hace por el otro (sea un conocido o desconocido) es una de las formas más concretas de hacer carne y poner en práctica el mensaje de Jesús.

Como ya te dije, VOS SOS EL PROTAGONISTA DE ESTE DESIERTOy sos vos, la persona que me está leyendo ahora, la que tiene en sus manos la decisión de tratar de vivir como Jesús lo hacía (mirando con sus ojos, dejando de condenar, apreciando a tu familia y a quienes te rodean, valorando las diferencias y enriqueciéndote con ellas, etc) o de vivir para vos mismo, pensando únicamente en tus problemas, sin considerar que hay otros cerca que puedan necesitarte. 

A partir de hoy, salís a la cancha de la vida, fuera del Marín, donde es más difícil que otros entiendan lo que viviste pero sólo por el simple hecho de no haber venido al retiro. Mi consejo es que no desesperes ni trates de imponer una verdad sobre el resto, cada uno vive su propia experiencia de fe y siempre es válida mientras sea propia y sentida. Lo que podés hacer, es demostrar de alguna forma con el ejemplo, lo lindo que es compartir nuestros sentimientos (como hiciste con tu grupo), rezar a un Dios que es tu amigo, estarse atento a la familia, a los amigos y a los desconocidos. No hace falta pisar fuerte y ruidoso, la pisada de Jesús en otros era mucho más suave pero más profunda, desde el silencio. 

¿Quiénes vendrían a ser estos desconocidos? Te hablo de todas esas personas que ves pasar por la calle todos los días, que no te conocen pero sí se merecen una de tus sonrisas, un por favor, un gracias, un gesto de atención… Sobre todo quiero hablarte de los marginados, de aquellas personas que por distintas razones no pudieron entrar en el sistema de la sociedad que vos conoces: la gente que vive en la calle, que está sola, sin trabajo, sin motivaciones, aquellos que son discriminados o ni siquiera tenidos en cuenta.

Ahora que sos consciente de que TODOS somos hijos de Dios, y que no hay personas más o menos importantes (sino que cada integrante del mundo merece ser amado, por el simple hecho de ser creado por Dios) considero que ya tenés las herramientas para cuestionarte algunos parámetros sobre qué es lo esencial en la vida, sobre qué es lo que la sociedad necesita de vos. La Madre Teresa decía lo siguiente:   

"La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis sino mas bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos. El mayor mal es la falta de amor y caridad, la terrible indiferencia hacia nuestro vecino que vive al lado de la calle, asaltado por la explotación, corrupción, pobreza y enfermedad."

¿Te acordás de la mujer adultera del evangelio? Bueno, ese es un gran ejemplo de una persona marginada para esa época. Para empezar era mujer y peor aún, considerada impura. La actitud que tiene Jesús frente a ella, ponerse a su altura y decirle “Yo tampoco te condeno” sin siquiera haber escuchado palabras de perdón de su parte, ni tampoco le habla a modo de condición “Yo no te condeno si...tal cosa”  Este es el tipo de amor al que estamos llamados, un amor desinteresado y comprometido, y por suerte, Dios no nos deja solos y confía en que podemos copiarlo. 

Sí, yo sé que es difícil copiar a Jesús, y más aun buscar parecernos a él, pero no te preocupes, ya que Él no nos pide que lo copiemos, sino que lo sigamos, que aprendamos de Él. De a poco y con paciencia, uno va adquiriendo (si es que se lo propone) ciertas costumbres que nos llevan a parecernos mas a Él, y en definitiva, nos hacen más feliz. La clave está en saber que no estamos solos, que gracias a Dios estamos acompañados y que, si bien buscamos ser luz para otros, también vivimos iluminados gracias a distintas personas. Así como copiamos, vamos teniendo rasgos, palabras, frases de nuestra familia y amigos por el sólo hecho de estar con Él, lo mismo pasa si paso tiempo con Jesús. Se me van pegando sus gestos, sus palabras.

Seguramente habrás pensado mucho en tu familia durante el retiro, ellos, junto con tus amigos y las personas con las que convivís a diario son los que te acompañan en esta vida o por lo menos en este momento y es también de su amor y sus gestos de donde probablemente saques las ganas de vivir. ¡Aprovechalos! Encontrate con la gente que querés, genera espacios de comunicación, de contarse lo que les pasa, abrirse al sentimiento que así, compartiendo la vida,  los problemas se alivian muchísimo y las alegrías se agrandan. 

Bueno, te dejo un rato tranquilo, para que escribas tu propio desierto y puedas contarle a Jesús lo que tenés en mente, como preocupaciones, proyectos, actitudes a cambiar, intenciones, etc. 
Te propongo que lo retomes en unos meses, leyendo con atención pero esta vez escuchando lo que vos mismo tenías para decirte cuando estabas rebalsando de alegría de la resurrección pascual. No hay nada más sincero que la realidad escrita desde nuestra perspectiva.
¡Suerte!

¡Fue un gusto haber compartido este ratito con vos! ¡Hasta el reencuentro amigo!

sábado, 4 de abril de 2015

Sábado Santo a la mañana (2015)

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Una vez en presencia de Dios, comenzaremos este desierto con una pregunta cuya respuesta tal vez ya tengas más que clara, pero nunca está de más el volver a hacérsela: 

¿Cómo creés que es el camino de fe?
  • Siempre progresivo.
  • Siempre decreciente .
  • Según como lo acompañan los sentimientos.
  • Sólo se vive en algunos momentos.
  • Crítico, con subidas y bajadas, con vacíos y pozos, con alegrías y euforias.
  • Ninguna de las anteriores es correcta.

Sin mirar la hoja del de al lado, ¿cuál es la respuesta que pondrías? Podés responder en base a cómo fue tu fe hasta hoy. Si estás comenzando el camino ¿cómo crees que será? De todos modos, desarrollaremos más cada una de las posibles respuestas.
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


¿El camino de fe es siempre progresivo?
Se podría decir que siempre es en pendiente positiva, es decir siempre creciente y en camino hacia Dios, porque tanto los buenos momentos como los malos nos hacen crecer. Esto no quiere decir que sea una línea recta y no tenga bajones. Anoche, en una de las estaciones del Viacrucis observamos que Pedro negó a Jesús tres veces teniéndolo ante sus ojos. Su fe flaquea, las presiones de la gente que lo atemorizaban lo llevan a caer. Lo mismo le sucedió al caminar sobre el mar, “bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Jesús. Pero al notar la fuerza del viento, tuvo miedo” (Mt. 14, 29-30). Al sacar los ojos de Dios y mirar la tormenta o la multitud,comenzó a hundirse. 

El camino de fe está lleno de distracciones que desplazan nuestra mirada. ¿Cuáles crees que son esos ruidos y miedos en tu vida que te quitan el foco de Dios? 
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Es importante reconocer que nuestra fe no es perfecta para poder estirarle a Dios la mano y que nos salve como lo hizo con Pedro. Solamente debemos pedirle, es decir, rezar para que aumente nuestra fe.


¿El camino de fe es siempre decreciente?
¡Claro que no! Pero de todos modos al caer, al sacar la mirada de Dios, puede que nos surja pensar que nuestro camino de relación con Él se encuentra en una caída constante, que estamos en un pozo imposible de superar. ¿Alguna vez te pasó el verte en la oscuridad, estar solo y creer que jamás podrías volver al camino de fe?
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Por suerte el Amor de Dios es infinito y más allá de que su amigo fiel lo haya negado tres veces en el momento que Él más lo necesitaba, lo perdonó. Jesús conoce nuestra debilidad humana, Él mismo dudó de la presencia de su Padre en la cruz: “Dios mío, Dios mío ¿porqué me has abandonado?”. De todos modos sabía que Él nunca lo dejaría solo, y por eso luego se entregó en Sus manos. Cristo sabe en carne propia cómo somos, y en el Amor que nos tiene es que nos perdona siempre.

El camino de fe tiene bajones, pero lo importante es reconocer que estas bajadas son barrancas que nos permiten tomar envión para volver a subir. 


¿El camino de fe es un momento o una emoción? 
Terminó Pascua Joven, terminó un retiro con el colegio, terminó el encuentro de confirmación, ¿también se terminó mi fe? “Mirá, no lo siento más, en esos momentos sí, pero ahora rezo y nada…”. ¿Te pasó alguna vez? ¿Qué sentías? ¿Qué pensabas? 
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

A todos nos pasa, porque la fe está ligada a nuestras emociones, pero gracias a Dios NO ES UNA EMOCIÓN. Si no un regalo que Él nos da y que no lo perdemosal sentirnos mal, tristes o apáticos. Sí, se nos puede hacer más difícil, pero no es la emoción que podemos vivir en un encuentro de Amor con Dios en un retiro o rato de oración, lo que marca que tenemos más o menos fe. El camino de la vida cotidiana, en el colegio, la facultad, la familia y los amigos, junto a Dios, no es un constante fuego en el corazón pero si una permanente alegría en el alma. Él está siempre con nosotros y la fe se trata de seguir avanzando tanto en los vacios como en las euforias, en los silencios como en las multitudes, con la certeza de que Cristo está a nuestro lado. 

Habiendo recorrido todas las posibles respuestas podemos unificarlas en que el camino de fe es CÍCLICO. 

Si graficamos el camino de los discípulos nos quedaría algo muy semejante al electrocardiograma que hicimos el jueves. Ellos tenían a Cristo delante suyo, y viendo sus milagros y escuchando sus palabras, también dudaron y flaquearon. 

Este regalo de la fe, que nos da Dios, podemos verlo como una caja de herramientas, que cuenta con los útiles precisos para cada momento de nuestra vida. Es importante ir llenándola con nuestras experiencias, nuestras emociones, oraciones y con cada paso que damos en nuestro camino a Dios. Tanto los buenos pasos como los malos, todos suman y completan la caja. Todos son parte de este cicloque como dijimos es siempre progresiva, porque aún en las caídas o momentos difíciles, estamos avanzando. 

Te invito a que agarres nuevamente el electrocardiograma pero ahora en vez de mirar el camino que recorriste, continúa la línea con lo que aún no pasó, lo que queda del año 2015. Proyectá cuáles serán aquellas actividades que te permitirán mantener tu mirada puesta en Dios. Se suele decir que la fe es un músculo, y que como tal hay que ejercitarlo. Así que podemos poner unas horas semanales de gimnasio, como adoración y misa los domingos, que nos van amantener en buen estado. 

También es importante saber que el camino de Cristo, no está hecho para hacerlo solos. Muchas veces el otro tendrá en su caja de herramientas lo que nosotros necesitemos,y en tantos otros momentos, nos tocará apoyar al otro, animarlo a salir de los bajones, tenderle la mano para que no se hunda y alegrarnos juntos a lo largo del sendero. ¿Quiénes son aquellas personas que te acompañan en este camino y aquellas que te gustaría acompañar?
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


San Agustín, doctor de la Iglesia dijo: “Estamos en esta vida para ser felices”. También remarcó: “Nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti, Señor”. Y como seres insatisfechos y sedientos de esta alegría en el alma, reconocemos que Dios es quien llena nuestros corazones. Nuestra fe, regalo que Él nos da, nos permite seguir el camino que Jesús nos marcó a través del cual encontramos la verdadera felicidad. 

viernes, 3 de abril de 2015

Viernes Santo a la tarde (2015)

Primero, antes de empezar, acordate de buscar algún lugar cómodo, lejos de tus amigos y de las cosas que te puedan llegar a distraer, ¡pero no tan cómodo como para que te quedes dormido! Los días cada vez se hacen más largos y pesados, así que necesito que aproveches este tiempo para reflexionar, pensar y más que nada para rezar. Para esto ofrecemos en sus manos este tiempito poniéndonos en presencia de Dios: 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡Empezamos! Estaría bueno que hagas un resumen en tu cabeza de todo lo que fuiste viviendo en el día de hoy. Pensá en algo concreto que te haya gustado mucho, o que simplemente te haya llamado la atención. Te ayudo: la Celebración de la Cruz, la representación, las palabras del Obispo... Volvé al desierto del viernes a la mañana y a esa cruz que tanto te cuesta llevar… ¿Listo? ¡Muy bien!

Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?Mas esto decían tentándole, para poder acusarlo. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra. Él inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando por los más viejos; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”

“Ni yo te condeno” ¿Te suenan esas palabras? Recordá la dinámica que acabaste de hacer. Para eso estaría bueno que escribas lo que dijiste con tus propias palabras:

“No me condenes por______________________________________________
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Profundicemos un poco más… Veamos un poco lo que es una condena... Tal vez la podemos imaginar como aquello que nos ata, y que no nos deja ser libres. Si pensamos un poco más, vemos que hay dos tipos. Vayamos a la primera: se trata más de las condenas que no elegimos porque nos la impone el otro. Por ahí la escribiste ahí arriba. Por ahí también la pusiste como una de tus cruces. Son más conocidas como las “etiquetas” que tenemos. Por ejemplo, te pueden tener de rugbier, de gordo, de flaca, de fracasado en el colegio, o de inútil, irresponsable en tu casa.

¿De qué te etiquetan? ¿Estás orgulloso de esta etiqueta/condena? ¿Realmente te define y te dice ser quien sos? ¿Cómo te sentís con eso?
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Te estarás preguntando qué puedo hacer con esta condena/etiqueta. Y yo te pregunto: ¿Qué haría Jesús? Aún siendo acusado como un ladrón, se mantuvo en silencio. No porque tuviera miedo, sino porque Él sabía perfectamente quién era (nada más ni nada menos que Dios) y no hacía falta responder ante tanta mentira. Siguió siendo fiel a sí mismo, a su misión y no se traicionó. Y esta etiqueta ¿Te condiciona? ¿Sos fiel a vos mismo? ¿Buscas ponerte “otra” que tampoco te define o intentas escapar de la opinión de los demás?
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Tal vez te estén condenando injustamente, como Jesús que fue tomado como un criminal. O por ahí hiciste algo y te estén castigando por eso, como la mujer adultera. Pero en ambos casos vemos algo en común: tanto Jesús, como hasta la misma mujer, son muchísimo más que su etiqueta. ¡Vos sos mucho más que tu etiqueta! ¡Tenes la dignidad de ser Hijo de Dios!

Ahora te propongo algo que suele ser muy difícil. Que pongas una lista con todas aquellas cosas buenas que definen tu persona. Aunque seamos valiosos ya por el hecho de existir, Dios nos regaló muchas cosas para compartir y que nos hacen recordar que fuimos hechos para darnos.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Uno no puede compartir a Dios si previamente no lo conoció. Así también pasa con el perdón: no se puede perdonar si antes no tuviste la experiencia de sentirte perdonado.  ¿Te acordás de la dinámica? Antes de decirle al otro que no lo condenabas te tuvieron que decir a vos primero que no te condenaban. Y es que cuando uno siente esa caricia del perdón y liberación, inmediatamente quiere compartirla e intenta dejar de condenar, dejando de lado todos los prejuicios que puede llegar a tener de la otra persona.

“Jesús no te condena, yo tampoco”. ¿A quiénes condeno/etiqueto generalmente? ¿A qué persona de tu día a día tendrías que decirles esas palabras?  ¿Por qué no te animás a escribirlas? 
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Y si, muchas veces somos nosotros los que nos ponemos a condenar a los demás. Nos creemos jueces, como limpios de todo pecado y con injusticia catalogamos a una persona con una palabra, muchas veces para humillarla y hasta lo hacemos por sus espaldas. Y a veces en la vida nos olvidamos que a los primeros que tenemos que analizar es a nosotros mismos ¡Cuánto más necesitamos de eso y qué tan inútil se hace hablar mal de otros! Te invito a que si esta persona se encuentra en el retiro te acerques y le digas un “¡Perdón! ¡Yo no te condeno!”

Hablando un poco más de mirarnos a nosotros mismos, e ir dejando un poco de lado nuestras etiquetas, vayamos al otro tipo de condena. Se trata de las condenas que también nos atan y no nos dejan ser nosotros, aunque a veces cuesta mucho darse cuenta. La diferencia está en que es una condena que elegimos nosotros mismos. Fijate lo que Jesús le dice a la mujer al final de todo... ¿No estará exagerando un poco? ¿No pecar más? ¡Si soy humano! ¿Y por qué le dice esto?

Podemos llegar a ver esto de dos formas: la equivocada, que Jesús le dice esto porque sí, como una orden sin sentido y que sólo quiere que cumpla con “no hacer cosas malas y ser buena persona”, o de la forma correcta, que es una invitación de alguien que se preocupa verdaderamente del bien de ella y que nace de su amor. Jesús no sólo la libera de la condena de los fariseos, sino también (y más importante) la quiere liberar del pecado.

¿Y por qué el pecado nos condena? Porque como dije antes, esto nos ata, y nos aleja de la mejor versión que podemos dar de nosotros mismos. Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, y esto se hace amando con la misma medida que Jesús amó. Cuando nos “traicionamos”, cuando hacemos actos que están lejos de amar, que buscan encerrarnos en nosotros mismos y no nos hacen ver al que está al lado, podemos darnos cuenta que, si bien podemos encontrar una felicidad pasajera, terminamos igual o más vacios que antes. Esto no sólo nos hace sentir mal, pesados, o angustiados quizás, sino también nos aleja de Dios, y nos perdemos de la oportunidad de estar cerca de Él, que es el Único que puede verdaderamente darnos VIDA.

Pero hay una realidad que no se puede ignorar.  ¿Que deje de pecar? ¡Me están pidiendo un imposible! Y sí, ¡es verdad! Pero tranquilo, ¡hasta los más santos pecaron, y se mandaron hasta de las peores! Es ahí cuando entra la el gran perdón de Jesús: Yo no te condeno. Te doy otra oportunidad para volver a empezar y volver al camino. Te pido que pongas tus pecados y todas aquellas cosas que no te enorgullecen de tu persona para que en mi cruz les de muerte y te transforme. Te regalo mi misericordia, mi perdón.

De todos estos actos que no nos enorgullecen. ¿A qué le quiero dar muerte hoy en la cruz de Jesús para que las transforme? ¿Qué cosas (que yo elijo) no me dejan dar lo mejor de mí? 
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Duro ¿no? ¡Cuántos errores tenemos todos! Igual te vuelvo a recordar una cosa importantísima: Jesús no te condena. Él ansía más que nadie que no vuelvas a caer. Y aunque por ser imperfectos vamos a volver a caer miles de veces, la clave y el gran desafío está en ver que, con su perdón, siempre podemos LEVANTARNOS. Mil veces vamos a caer, pero mil veces Jesús me va a perdonar y a ayudarme a levantarme. Y lo más importante NUNCA me va a condenar. Nada que haga o pueda hacer me condena.

Jesús confía más que nadie en que Vos podes dar lo mejor. ¡Para esto dio su Vida, para que lo tomes de ejemplo y la des también! Por ahí escuchaste alguna vez que en su cruz llevaba nuestros pecados... (seguramente te entró por un oído y se te fue por el otro)... Así como vos tenés que cargar con la cruz que pensaste hoy a la mañana, en la cruz de Jesús, en su corazón, está el peso de todas las veces que nos destruimos a nosotros mismos y a los demás. No porque quiere que te sientas culpable, ¡sino porque te Ama! y no hay nada que puedas hacer para que te ame menos. Sí, leíste bien. Ahí va de vuelta: NO HAY NADA QUE PUEDAS HACER PARA QUE DIOS TE AME MENOS.

Siempre te va a esperar con los brazos abiertos. Porque quiere más que nadie que te salves, que estés cerca de Él. Que te libres de todo eso que no te hace verdaderamente FELIZ. Es así, que nos ofrece cargarlas para dar muerte a todo eso y principalmente, para que resucitemos con Él.


“Él me amó y se entrego por mi”

Antes de que te vayas a tu grupo te propongo dos cosas:

Primero: si todavía no fuiste, que vayas a recibir el perdón de Dios en la confesión durante este retiro. ¡Aprovechá este regalo que todavía estás a tiempo! Yo sé que a veces puede ser difícil ir, que tenés tus dudas, tus miedos. Pero te recomiendo mucho que lo hagas. Es una posibilidad única de recibir el perdón de Dios y su gracia. De encontrarte con un Dios que nunca te condena.

Segundo: te dejo una imagen y una oración para que aproveches este tiempo a solas con Jesús, así como la mujer en el Evangelio. La oración la hizo un Santo que cuando tenía tu edad era bastante fiestero, mujeriego y soberbio. Después de años de idas y vueltas pudo encontrar lo que verdaderamente le llenó el alma. Se llamaba Agustín. La imagen/obra la hizo un señor llamado Rembrandt, que tuvo una vida intensa, llena de fama y prestigio pero murió pobre y abandonado. Meses antes de fallecer, se dice que se pintó a él mismo en esta obra que nos hace recordar la escena del Hijo prodigo. Lo más interesante es que tanto Rembrandt como San Agustín buscaban lo mismo... Y todos en esta vida buscamos lo mismo. Sólo podemos encontrar eso que tanto buscamos si nos dejamos descansar y perdonar en las manos de Dios...

El regreso del hijo pródigo


NOS HICISTE PARA Ti 
(Confesiones. San Agustín) 

“Grande eres, Señor, y digno de toda alabanza.
Grande es tu poder, tu sabiduría no tiene límites.
Y este hombre, parte ínfima de tu creación,
quiere alabarte.
Precisamente este hombre,
revestido de fragilidad,
que lleva aún pegada la etiqueta de su pecado,
y es la mejor demostración
de lo que es la soberbia.
A pesar de tanta miseria,
este mismo hombre quiere alabarte.
Y eres tú mismo quien lo estimulas
a que encuentre deleite en ello.
Porque nos hiciste, Señor, para ti
y nuestro corazón está inquieto
hasta que descanse en ti.”

Viernes Santo a la mañana (2015)

"Yo tampoco te condeno"

Cruz
Si estás leyendo este desierto, puede que hayas ido o no a besar la cruz. No importa. Lo importante es que estás acá, a punto de encontrarte con Jesús. Y creeme, si abrís tu corazón y dejas que Él entre, no vas a salir igual después de este encuentro...

Acomodate en el espacio, ponete cómodo. Respira profundo. Endereza los hombros y espalda. Seguí respirando profundo, inhala por la nariz y que el aire llegue a tu panza inflándola lo más que puedas. Ahora larga el aire. 

Cuando te diga, cerra los ojos y concéntrate en escuchar todos y cada uno de los ruidos a tu alrededor. El coro, la gente moviéndose, alguno que otro charlando, los pájaros, el viento que hace mover las hojas de los árboles... ¿Qué más escuchas? Y no los abras hasta que no sientas tu cuerpo relajado y tu mente lo más despejada posible. Ahora podemos empezar. Cerralos unos minutitos.

Bueno, tampoco para tanto, no te me duermas que esto recién empieza. Primero lo primero, nos vamos a poner en presencia de Dios: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy es Viernes Santo, día en que Jesús muere en la Cruz por nosotros. Esa Cruz, que es más que dos maderos juntos. Con ella carga todos nuestros pecados, nuestro sufrimiento, nuestros dolores. 

Todos tenemos algún dolor que cargamos día a día. Esas cosas que pesan, que te cuestan, te duelen, te hacen querer bajar los brazos, te hacen repensar tu fe, te hacen sentir que no podes más y queres largar todo. Dolores que te hacen enojarte con Dios y la vida y no entendes porqué pasan… porqué te pasan a vos. Todos tenemos una cruz con la que cargamos día a día, minuto a minuto y con la que tenemos que cargar en nuestras espaldas.

Animate a pensar qué cosas te duelen hoy. Esas cosas con las que te gustaría no tener que enfrentarte más. Esas cosas que a veces te gustaría que por arte de magia desaparecieran de tu vida. Dedicate un tiempito a pensarlo y rezarlo.

¿Sabías qué? No sos el único que carga con su cruz. Hoy vivimos en un mundo en que es muy fácil disimular la tristeza, y aparentar alegría. Pensa en Facebook, Twitter, Instagram. A veces las fotos y comentarios que vemos de la gente, de nuestros familiares y amigos nos hacen creer que esas personas tienen la vida resuelta. Que no tienen problemas, y que son inmensamente felices. Tal vez lo sean, y eso es buenísimo. Pero, alguna vez te preguntaste, si ese amigo con el que no hablas tanto, o esa persona que seguís en Instagram, tiene algún dolor con el que carga todos los días. 

Sería más fácil si en vez de tantos hashtags (#), sus fotos dijeran:
  • Marcos sufre la separación secreta pero ruidosa de sus papás y nadie lo sabe. 
  • Martu lucha con problemas de salud por su mirada distorsionada de su cuerpo.
  • Magda intuye que su hermano menor está enfermo, pero no se anima a preguntar.
  • Pedrito vuelve del colegio todos los días llorando a casa de su abuela porque le hacen bullying.
  • Juan no sabe cómo hacer para pedir ayuda para frenar su adicción que lo está alejando de sus seres queridos. 



Es importante reconocer qué cosas nos hacen mal, incluso llorar si es necesario y descargarse con alguien también. Pero por sobre todas las cosas, Jesús nos invita a amar sin condiciones, y eso significa también salir al encuentro del otro y acompañarlo en su dolor. 

¿Qué persona crees que está sufriendo hoy y se siente sola? ¿Quién es ese al cual acompañaste en su dolor pero que hace un tiempo no sabes cómo está? ¿Se te ocurren nombres? Seguramente más de uno...

Vos sabés lo que puede doler cargar con la propia cruz, y sabes que a todos nos gustaría ser acompañados. Así como Jesús tuvo a Simón de Cirene que lo ayudó a cargar su cruz, vos, ¿a quién podes acompañar en estos momentos? Cuando no hay mucho para hacer por el otro, el mejor regalo que se le puede dar, es rezar por él y por su situación. Pensa en su nombre y escribilo al final de la hoja, en el talón donde dice “Intenciones”.

Si te fijás bien, es un talón para que escribas el nombre de todas las personas a las cuales queres acompañar en la oración. También podes anotar tu nombre, e incluso alguna situación que no te deja tranquilo y te está haciendo sufrir. La idea es que recortes con cuidado el talón y lo lleves a la urna de intenciones. 

Intenciones


Te preguntarás por qué besamos y adoramos la cruz que mató a Jesús, a nuestro Maestro, a nuestro Señor, a nuestro guía y a nuestro amigo...

Te preguntarás por qué nos alegramos los cristianos al saber que Jesús tuvo que morir por nosotros para después resucitar y salvarnos. Incluso cuando su muerte significó soportar intensos dolores físicos y toda la agonía de la soledad, de la traición y de la humillación.


La cruz, con sus dos maderos, nos enseña quiénes somos y cuál es nuestra dignidad:
  • El madero horizontal nos muestra el sentido de nuestro caminar, al que Jesucristo se ha unido haciéndose igual a nosotros en todo, excepto en el pecado. ¡Somos hermanos del Señor Jesús, hijos de un mismo Padre en el Espíritu! El madero que soportó los brazos abiertos del Señor nos enseña a amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos. 
  • Y el madero vertical nos enseña cuál es nuestro destino eterno. No tenemos morada acá en la tierra, caminamos hacia la vida eterna. Todos tenemos un mismo origen: la Trinidad que nos ha creado por amor. Y un destino común: el cielo, la vida eterna. La cruz nos enseña cuál es nuestra real identidad.



Si fuiste a besar la cruz, te invito que reces agradeciéndole a Jesús por cargar nuestros dolores y morir por nosotros. Que le pidas para que te ayude a cargar tu cruz, y a ayudar a cargar con la de otros. 

Si todavía no fuiste, recordá que besarlo en la Cruz, es signo de amor. Signo de que lo acompañamos en su dolor. Incluso sin entender porqué tanto sufrimiento, acompañémoslo. Así como María y los apóstoles, que lo estuvieron con en el camino a la Cruz, sin comprender por qué lo hacía, pero con mucha Fe se mantuvieron a su lado. 

“La cruz es el recuerdo de tanto amor del Padre hacia nosotros y del amor mayor de Cristo, quien dio la vida por sus amigos.” (Jn 15, 13).

“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna." (Jn 3, 16).


Francisco, audiencia del miércoles Santo 16-abril-2014

Jesús alcanza la completa humillación con la «muerte de cruz». Se trata de la peor muerte, la que se reservaba a los esclavos y a los delincuentes. Jesús era considerado un profeta, pero muere como un delincuente. Contemplando a Jesús en su pasión, vemos como en un espejo los sufrimientos de la humanidad y encontramos la respuesta divina al misterio del mal, del dolor, de la muerte. Muchas veces sentimos horror por el mal y el dolor que nos rodea y nos preguntamos: «¿Por qué Dios lo permite?». Es una profunda herida para nosotros ver el sufrimiento y la muerte, especialmente de los inocentes. Cuando vemos sufrir a los niños se nos hace una herida en el corazón: es el misterio del mal. Y Jesús carga sobre sí todo este mal, todo este sufrimiento. Esta semana nos hará bien a todos nosotros mirar el crucifijo, besar las llagas de Jesús, besarlas en el crucifijo. Él cargó sobre sí todo el sufrimiento humano, se revistió con este sufrimiento.” 

Nosotros esperamos que Dios en su omnipotencia derrote la injusticia, el mal, el pecado y el sufrimiento con una victoria divina triunfante. Dios, en cambio, nos muestra una victoria humilde que humanamente parece un fracaso. Podemos decir que Dios vence en el fracaso. El Hijo de Dios, en efecto, se ve en la cruz como un hombre derrotado: sufre, es traicionado, es insultado y, por último, muere. Pero Jesús permite que el mal se ensañe con Él y lo carga sobre sí para vencerlo. Su pasión no es un accidente; su muerte —esa muerte— estaba «escrita». En verdad, no encontramos muchas explicaciones. Se trata de un misterio desconcertante, el misterio de la gran humildad de Dios: «Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito» (Jn 3, 16). Esta semana pensemos mucho en el dolor de Jesús y digamos a nosotros mismos: esto es por mí. Incluso si yo hubiese sido la única persona en el mundo, Él lo habría hecho. Lo hizo por mí. Besemos el crucifijo y digamos: por mí, gracias Jesús, por mí.

Jesús, que eligió pasar por esta senda, nos llama a seguirlo por su mismo camino de humillación. Cuando en ciertos momentos de la vida no encontramos algún camino de salida para nuestras dificultades, cuando precipitamos en la oscuridad más densa, es el momento de nuestra humillación y despojo total, la hora en la que experimentamos que somos frágiles y pecadores. Es precisamente entonces, en ese momento, que no debemos ocultar nuestro fracaso, sino abrirnos confiados a la esperanza en Dios, como hizo Jesús. Queridos hermanos y hermanas, en esta semana nos hará bien tomar el crucifijo en la mano y besarlo mucho, mucho, y decir: gracias Jesús, gracias Señor. Que así sea. 

jueves, 2 de abril de 2015

Jueves Santo a la tarde (2015)

Antes de empezar este rato de desierto y oración, te invito a ponerte en presencia de Dios: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...

Hoy a la mañana estuviste pensando sobre tu vida, con sus altos y bajos, sus diferentes momentos, sus alegrías y tristezas. Ahora, en este rato de reflexión, te invito a volver a mirar para atrás, pero esta vez tratando de enfocar tu mirada en la presencia de Dios a lo largo de tu vida. ¡No tengas miedo! Puede parecer difícil, porque a veces Dios no se manifiesta de una forma tan clara como lo puede hacer una persona de carne y hueso. Pero te aseguro de que si empezamos a fijarnos, nos damos cuenta de que Dios está más cerca de lo que podría parecer.

Antes de empezar a pensar en tu camino de fe, es importante que entiendas que no hay una “fórmula" o receta de cómo debería ser tu relación con Dios. Como viste hoy en la reunión de la mañana, todos somos distintos, tenemos diferentes historias de vida, y esto no nos hace ni mejores ni peores que los demás. Lo mismo pasa con nuestro camino de fe, porque éste no está separado de nuestra vida, de nuestro “electrocardiograma”, sino que todo lo contrario. Entonces este desierto no es para ver si tenés la fe “ideal”, sino para que de a poco puedas empezar a reconocer las huellas de Dios en tu vida.

Hay una lectura del Antiguo Testamento que nos puede ayudar a entender mejor esta forma tan sutil en la que Dios se nos hace presente:

El profeta Elías estaba en una gruta. El Señor le dijo: «Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor». Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto.  Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave. Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta. (Reyes 19, 11-13)


En esta lectura podemos ver que Dios es como una brisa suave. Pensá en una brisa suave en el medio del verano… Muchas veces puede resultar imperceptible, especialmente en comparación con los “terremotos” o “vientos fuertes” que pueden aparecer en nuestra vida y que nos llaman tanto la atención. Pero si miramos más allá, como Elías, podemos ver que detrás de todo esto siempre se encuentra Dios pasando. Sólo es cuestión de afinar el oído y prestar atención al rumor de su brisa. Dios elije ser así para respetar nuestra libertad. Él no quiere imponerse, sino que se queda esperando a que nosotros nos acerquemos. Teniendo esta imagen presente, tomate un rato para pensar en qué momentos de tu vida podés reconocer que “el Señor pasaba”. Si podés, andá anotando lo que vas pensando…
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Vayamos de atrás para adelante… ¿Cómo fue tu primer encuentro con Dios? ¿A través de tus papás, de algún amigo, de algún maestro? Seguramente con el tiempo fuiste aprendiendo cada vez más sobre Él. ¿Qué descubriste? ¿Qué personas o situaciones te ayudaron a conocerlo cada vez más?
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Jesús nos dejó un gran regalo cuando estuvo entre nosotros: los Sacramentos. Estos son muy valiosos porque a través de ellos Dios se hace presente de una manera especial. Un ejemplo muy claro es la Eucaristía, donde Jesús está presente en algo tan simple como un poco de pan y vino. ¿Tuviste la oportunidad de recibir algún Sacramento? ¿Bautismo, Comunión, Reconciliación...? ¿Te acordás cómo te sentiste el día que los recibiste? 
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Muchas veces nos da fiaca ir a Misa o ir a confesarnos, porque nos olvidamos que esos son lugares de encuentro con Dios. ¿Sos consciente de este regalo que nos dejó Jesús?
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Además de los Sacramentos, hay muchas otras maneras en las que Dios se nos acerca de una forma especial. Cada uno de nosotros, según su personalidad, gustos y talentos, puede reconocer más a Dios en algunos lugares que en otros. Él se nos acerca de distintas maneras: personas, vínculos, paisajes, libros, gestos, charlas… ¿Cuáles son las situaciones de tu vida donde vos te sentís más cerca de Dios? Tratá de pensar en hechos concretos: ¿Te acordás de alguna charla profunda con algún amigo que haya sido especial? O capaz escuchaste algún sermón de un sacerdote que te movilizó. ¿Te pasó alguna vez de ver un atardecer y decir “Dios existe”? Si te sirve, tratá de imaginarte estos momentos y de “revivirlos”. Tomate tu tiempo, porque en estos hechos “simples” es donde a veces más nos cuesta ver a Dios, aunque en el fondo es ahí donde es más lindo encontrarlo.
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Es muy normal que a lo largo de nuestra vida vivamos momentos de más incertidumbre, donde sentimos que Dios está lejos. Hasta los grandes santos pasaron por momentos de “aridez”, donde les costaba ver a Dios. Así como muchas veces tenemos altibajos en nuestra relación con nuestra familia, amigos, o cualquier otra persona, lo mismo pasa con nuestra relación con Dios. ¿Cuáles fueron los momentos de tu vida donde más te costó mantener tu fe? ¿Por qué creés que pasó eso? A veces nos cuesta más acercarnos a Dios en los momentos difíciles de nuestra vida. O a veces sólo acudimos a Él en estos momentos y después, cuando las cosas mejoran, nos olvidamos. ¡Qué bueno sería poder perseverar con Él tanto en las buenas como en las malas!
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Y últimamente, ¿cómo está tu fe? ¿En qué aspectos creés que podés crecer un poquito más? Nuestra fe nunca llega a un “tope”, siempre se puede dar un paso más. Tal vez en la oración, o en el amor y servicio hacia los demás… 
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Una de las formas más lindas de reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas es siendo agradecidos. Si lo pensamos, todo lo que tenemos es un don del Padre.  Dios se hace presente dándonos un presente, un regalo. Nuestra familia y amigos, nuestra vida, nuestros talentos, la creación entera nos muestra el amor que Dios nos tiene.


Si querés, para cerrar este desierto, tomate un ratito para agradecerle a Dios por todas estas cosas que fuiste pensando. Pedile a la Virgen María que te ayude a reconocer siempre la presencia de su hijo Jesús en nuestras vidas. 
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


En el nombre del Padre….

Jueves Santo a la mañana (2015)

"Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón estará
inquieto hasta que descanse en Ti" (San Agustín)

¡Arrancó no más! Ya podemos decir que, juntos, estamos compartiendo esta Pascua Joven. ¿Hace falta presentarme? creo que Valen y Delfi ya lo hicieron, pero capaz hay algo que no sabes: vos y yo, a partir de ahora, ¡vamos a ser uno solo! Increíble ¿no? Todo lo que vos puedas sacar de mí y yo de ti, quedara entre nosotros, para siempre. 

Ante todo quiero decirte que sos especial, sí ,VOS sos especial. Nadie va a poder vivir esta Pascua de la misma forma en que vos lo vas a hacer. Si hoy no te encontrabas acá compartiendo conmigo, nadie más EN EL MUNDO iba a ocupar tu lugar. Acordate de eso, vos sos único e irremplazable, por lo tanto, quiero proponerte un desafío, ¿te animás? Quiero que juntos moldeemos esta Pascua a tu manera, que le agregues TU ingrediente secreto para poder exprimirla al máximo.

Qué lindo Evangelio (Jn 8, 1-11), seguramente habrá sido complicado para Jesús afrontar el desafío que le pusieron, probablemente sintió curiosidad o miedo antes de reaccionar, pero a pesar de ello decidió escuchar qué le decía el corazón y afrontar la situación. Tranquilo, con el correr de los días vamos a ir entendiéndolo mejor, te lo aseguro.

Presentación en el grupo, listo, conocer a tus coordinadores, listo. Qué mejor momento que ahora, para que arranquemos con el desierto. Te voy a pedir que te tomes un tiempito, si estás en algún lugar con muchas distracciones alejate, buscá ese espacio que te ayude a estar tranquilo y concentrado. ¿Lo encontraste? El colegio es grande y es todo para nosotros, tomate tu tiempo. 

¡Ahora sí! Seguime, EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. Amén.

Contame de tu vida, todo de ella, desde que te levantás hasta que te acostás. Estudios, deportes, trabajos, familia, amigos, risas, llantos, esos momentos de tu vida que te hayan marcado. Acordate que me encanta escuchar asique no seas tímido y hablame con confianza, pieza fundamental para que podamos ser uno. Al tiempo no le gusta que no lo invitemos a las charlas, hagamosle el espacio.

Habrás revivido muchos picos de tu vida, tanto altos como bajos. Lo que vamos a hacer con ellos es lo siguiente. Al final del desierto, hay un esquema que vendría a ser un "electrocardiograma" moldeado a nuestra manera. La línea intermedia nos ayuda a orientarnos en el tiempo de nuestra vida, para poder ubicar los distintos momentos de una forma un poco más organizada. Hacia arriba, vas a dibujar los picos que te hayan dejado algo lindo, esos momentos de euforia y alegría, que la hayas pasado muy bien. Y hacia abajo, aquellos momentos de dolor, en los que sentiste que las cosas no estaban saliendo muy bien. 

Tomate tu tiempo. 

Hasta el mejor de los jinetes teniendo el caballo más manso del mundo lo primero que aprende es a caerse, para luego poder domar al más mañero. En nuestra vida es igual, de a poco vamos sintiendo esas caídas para luego comprender que estas son para dejarnos una enseñanza.

Miremos juntos nuevamente tu electrocardiograma. No importa, que tamaño tengan los picos, de qué color sean, cuantos altos o bajos tenés o cuantos no, lo único que vale es que ese ritmo se mueve, en otras palabras, ¡que estás vivo! Esa vida es tuya, y de nadie más, con tantos altibajos, saltos o piruetas, eso que dibujaste, es lo que te ayuda a ir conociéndote lentamente, querelo es parte tuya.

No te olvides que el barco siempre está más seguro en el puerto, pero este no fue hecho para eso, por lo tanto navega aguas abiertas, sin miedo a las distintas corrientes, conocé, experimentá, viví.