lunes, 1 de abril de 2013

Desierto Lunes Santo (2013)

¡¡Holaaa!! Ya estás en tu casa… ¡Ya pasó Pascua! Qué raro, ¿no? Demasiadas cosas, en pocos días y todo tan intenso… Muchas sensaciones juntas y esa última de todas, feliz y amarga de cuando te despedís y te vas. Tanto que decantar, que rezar, que pensar,… ¿QUÉ HACER?

Ahora se viene el desafío. Es ahora cuando Jesús te pide que no te olvides de todo esto, que lo recuerdes, que lo vuelvas a pasar por tu corazón. Que no dejes de alimentar el fuego que ahora sentís. Aprovecha ahora, que estás encendido, para encender a otros… después van a ser ellos quienes te enciendan a vos cuando lo necesites. Dejá que te consuma este fuego, no lo apagues que si no hay fuego no habrá luz. Todos estamos llamados, VOS estás llamado a ser LUZ para el mundo. A ser la sal de la tierra. ¿Y qué mejor momento para empezar que AHORA que estás colmado de Dios? A veces nos pasa en este tipo de retiros o experiencias que el corazón nos ARDE, que de verdad sentimos esa fuerza que viene sólo de Dios y es real -se siente-. Pero puede haberte pasado antes (o incluso durante esta pascua) y seguramente te pase después que “no lo sentís”. Quizás te pase a vos o le pase a un amigo, pero es una frase bastante común de escuchar. Y esto pasa porque la fe no es solamente un sentimiento. ¿Podemos acaso vivir solamente de sentimientos? Son la base y son muy importantes, pero: ¿qué es el sentir sin el hacer?, ¿qué es el sentir sin la confianza, sin la responsabilidad, sin la fuerza ante lo adverso? Sentir es el primer paso. Ahora que lo sentís, afianzalo. Forjalo. Hacelo concreto. A medida que lo vayas haciendo concreto, se va a ir arraigando más a vos, para que PERMANEZCAS en Jesús, para que puedas caminar en libertad. Para que llegue tan profundo que cuando en algún momento de tu vida no encuentres este sentimiento puedas saber que aún está ahí. Salí a contagiar el amor de Dios en lo concreto, en tus acciones; ¡hacelo real! De esta forma vas  a seguir creciendo en tu relación con Él, vas a poder profundizar en ella. Algo que muchas veces me ayudó, aunque suene un poco raro,… (pero no te preocupes, es un secreto entre vos y yo que nadie más tiene por qué saber) fue aprovechar mi momento más fuerte en la fe para hacerme una carta a mí mismo. ¿Quéééééééé? Si, si, como lo escuchás (o lees). Dale, ¿con todas las locuras que vivimos estos días me vas a decir que te sorprende? Te preguntarás para qué, me imagino. Es simple. Qué mejor que dejar una grabación concreta de todo lo que tenés en tu corazón ahora. De todas las cosas que te podés haber dado cuenta durante estos días. Es probable que alguna vez te hayan dicho: “querete, te tenés que querer a vos mismo”. Y si no te lo dijeron, TE LO DIGO AHORA: QUERETE. Pero cómo te vas a querer si no te hablás, si no te comunicás con vos mismo. Por eso te invito (si estas tan loco como yo) a que te escribas una carta o a que simplemente escribas acá o en tu cuaderno y que dejes grabado para siempre LO VALIOSO QUE SOS Y LO MUCHO QUE DIOS TE AMA. Para que te recuerdes a vos mismo, por si algún día te olvidas, que acá tenés un refugio permanente al cual volver. Encontraste un lugar en el cual siempre vas a ser amado, bienvenido y aceptado seas como seas, seas lo que seas. Ese lugar es el templo de Dios en tu propio corazón.
 

________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Como sabrás, Dios eligió el lugar más humilde en donde nacer y también el más humilde en donde vivir: nuestra humanidad. Encargate de tener un corazón humilde y receptivo, Él va a hacer el resto. Hacelo parte de TU DÍA A DÍA, de tu cotidianeidad. Animate a confiar en Dios en las cosas de todos los días. Dejalo acompañarte en tus sufrimientos, en tus alegrías, en tus decisiones, en las cosas que te dan bronca, en tus desencantos, en tus frustraciones, en tus enojos. Dejalo entrar en tu universo. Dejalo ser parte de él. Estar más conectado con Dios te hace estar más conectado con vos y viceversa. Te ayuda a conocerte más. Te ayuda a amarte, a tenerte confianza… Cuando te sientas lejos, no te olvides que Dios es inmensamente misericordioso. Una misercordia que no cabe en nuestra humanidad. No te olvides que Él te ama y no le importa lo que hagas: te ama por tu centro, por tu esencia y porque sos Su Hijo. Cuanto más en contacto con tu esencia estés, más vas a estar en contacto con el amor que Dios te tiene, que SIEMPRE está pero que muchas veces olvidamos. Soltá tu apariencia al viento y dejá que Él te haga brillar, dejá que su luz tiña tu oscuridad… Él no te olvida, no lo olvides. Nunca es tarde para volver a Dios. No esperes a ser perfecto porque se te va a pasar la vida entera… Como dijimos, no podemos dejar que este fuego se apague. El sábado a la noche la luz del cirio nos iluminó y Jesús nos dijo: “SALGAN Y ENCIENDAN EL MUNDO”. Tenemos que ayudar a Jesús a que el mundo ARDA con Su amor. Jesús puso sus fichas EN VOS. Hay cosas que Él pensó para vos. Hay cosas que son TU PROPIA MISIÓN y si vos no las hacés, quizás nunca más alguien las haga. Podés ser VOS el único evangelio que alguien pueda leer. Podés ser vos el único que pueda llevar luz a determinados lugares. Te invitamos entonces a que te pongas una tarea chiquita por día. Puede ser cualquier cosa… Tomar mates con un amigo para saber cómo está, ayudar en tu casa, preocuparte por el otro, rezar, ir a misa y prestar atención a qué te está diciendo Dios… leer el evangelio, servir, saludar al colectivero, ayudar a esa persona que siempre está pidiendo cuando te bajás del tren… No significa que esto sea todo, pero es un comienzo, un arranque, un impulso. Cada vez que cumplas con uno de estos pequeños objetivos te proponemos pintar una de las llamitas que te dejamos en la hoja de atrás. Es el principio de un ejercicio que te va a mostrar cómo puede irse expandiendo tu fuego.
No esperes a estar listo para salir a vivir a Dios. Vas creciendo CON el otro: en la medida en que vivas con el otro y para los demás, te vas forjando en el camino. Dios se manifiesta cuando salís a actuar, cuando SALÍS A VIVIR, no se manifiesta en un sillón.
Cada día, antes de dormirte, pregúntate: ¿Qué me pasó hoy? ¿Cómo reaccioné ante esto? ¿Qué me quiso decir Dios con esto otro? Poco a poco vas a ir viendo cómo Dios te habla en los signos de los tiempos, cómo Él tiene algo pensado para vos que se manifiesta día a día, con lo que a vos te pasa cada día. Animate a vivir en Él, a seguir caminando, ABRIENDO PASO. Él siempre está… hacelo estar.

Oración de San Francisco
Señor haz de mi un instrumento de tu paz,
Donde hay odio, lleve yo el amor,
Donde hay ofensa, lleve yo el perdón
Donde hay discordia, lleve yo la unión,
Donde hay duda, lleve yo la fe,
Donde hay error, lleve yo verdad,
Donde hay desesperación lleve yo esperanza,
Donde hay tristeza, que lleve la alegría,
Donde están las tinieblas, lleve yo la luz.
Maestro, haz que no busque tanto
Ser consolado, como consolar,
Ser comprendido, como comprender,
Ser amado, como amar.
Pues es dando que se recibe,
Perdonando, que se es perdonado,
Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.
San Francisco de Asís