martes, 27 de abril de 2010

Lunes después de Pascua (2010)

Querido pascual: ¡se nos fue la Pascua! Seguro que ya debes estar en tu casa, tranquilo, tirado en tu cama… No me vas a decir que no la extrañaste, ¿no?... Ya no más caminatas larguísimas ni cola de gente para bañarte y mucho menos cola de gente para comer…. Pero bueno, en definitiva es el folklore de Pascua, ¿no?

Te propongo que te pongas nuevamente cómodo, que te relajes una vez más. Podés poner el CD de Pascua, escuchar alguna canción y, lo más importante, ponerte en presencia de Dios: En el Nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

Jesús ya se murió, pero por suerte resucitó. Sí, está vivo y te pide que te despiertes, que abras de par en par tus manos para ayudarlo y seguirlo... Volvamos a eso de que estás vivoSi, ¡vivooo! Vivir es muy distinto a sobrevivir en el día a día, Vivir significa que le des sabor día a día a este maravilloso presente que Dios te regala, porque es hora de levantarte y echar redes…

Sin miedo, sin rencores, sin cosas que te hagan mal. Solo vos y Él, juntos en el camino -que claramente no sabes cuál es el próximo destino que tenés que pasar ó cómo te lo vas a bancar, pero te basta con solo saber que ÉL lo hizo por amor a vos-. PORQUE TE AMA. Siii, te ama hasta el fin, y así se entrega por vos para darte la vida.

Ya es hora de que VOS te entregues a los demás… Pero… Seguro que te estarás preguntando ¿Qué es lo que puedo dar yo? ¡¡¡Mucho!!! Aunque no me creas, Jesús está esperando que te des tal cual sos. Así, auténtico: con tus defectos, con tus virtudes, con lo que tengas. TODO sirve. “Nada se pierde, todo se transforma”, dice la canción, ¿o no?

Creo que si querés empezar por algo, y algo muy fácil, es regalar SIEMPRE tu ALEGRIA. Tus sonrisas, tus buenos modales, acordate del ‘Por favor’, del ‘Gracias’ y del ‘De nada’ que son tan simples y fáciles, que siempre nos olvidamos de decirlos, pero que a quien lo recibe le hacen muy bien.

Ser SIMPLE. Sí, anímate a tener un alma de pobre. Es difícil, lo sé… Pero proponete dejar de lado la moda y las cosas superficiales. Ya lo decía San Pablo: “Lo que se ve es pasajero, lo que no se ve es eterno.” Adquirir valores te hace mejor persona, y no hace falta tener el mejor celular o ser la más linda o el más canchero para tener valores… Hace falta muchísimo menos: simplemente tu decisión para hacerlo.

Rodearte de amigos que valgan la pena, esos que están siempre con vos, dándote una mano, llamándote. Esos que te escuchan y quieren saber cómo estás, qué sentís, qué te anda pasando… No esos que dicen ser “tus amigos de siempre” y sólo están el viernes o el sábado en el Pre para, según ellos, “Compartir unas birras”. ¿Compartir? ¿Qué vas a compartir con gente que por cada minuto que pasa está perdiendo neuronas por su Gran Amigo, el Alcohol y el Descontrol?...

Mejor, si querés compartir, probá ir a misa los domingos, confesarte seguido, tenerlo presente a diario a Jesús en la oración. Conocé amigos en Jesús… ¿Fuiste a Misionar? Ahí sí que podes experimentar cosas nuevas, podes compartir Amor del verdadero (que va mucho más allá que el compartir un buen momento entre birras y minitas/chicos). Podés compartir humildad, caridad, dar todo lo que tengas y recibir gratuitamente, sin nada a cambio.

Y… ¿Sabés? Me olvidaba… COM PRO ME TE TE… Una vez escuché decir que los jóvenes de hoy tienen ENTUSIASMO, NO COMPROMISO… Si queremos cambiar la Iglesia, o nuestros grupos, o la sociedad tenemos que comprometernos en todo lo que hagamos: Llevar este tesoro en vasijas de barro no es fácil, pero como ya vez somos más o menos 3000, ¿no? ¡Si todos pusiéramos nuestro granito de arena! Te propongo que empecemos de a poquito, mirando para adentro y no para los costados… ¿vos te animás en esto de llevar este tesoro (el mensaje de amor de Jesús) en tu vasija de barro (tu vida, todo lo que sos, con defectos y virtudes)? No es una decisión fácil, pero te aseguro que la recompensa es mucho más grande: es la clave para ser feliz.

¡Repasemos! Ya te dije: VIVÍ CON ALEGRÍA, COMPARTÍ, COMPROMETETE. Pero falta una, que es la más importante: HACETE UNO CON JESÚS. No te olvides de la Eucaristía que es la forma de unión mas intima y directa con Él y te da fuerza, paz y razones para seguir adelante acompañado por el que te amó y se entregó por vos.

Bueno, creo que ya te di varias pautas, ahora depende de vos levantarte y seguir llevando a Jesús a todas partes, o quedarte como estabas… Vos elegís…

Gracias por haber participado de Pascua Joven 2010, nunca te olvides que…

Jesús te amó y se entregó por vos…y Jesús te AMA y se ENTREGA por vos… todos los días

Hasta la Pascua Joven 2011… ¡Que Dios te bendiga y la Virgen te proteja en su manto de amor y dulzura!

P.d.: NOS VEMOS EN EL REENCUENTRO… Y SONREI QUE DIOS TE AMA…

Sábado a la tarde (2010)

“Joven, yo te lo ordeno, levántate…”.

Tu vieja te ordena que vayas a estudiar, tu viejo te ordena que limpies tu cuarto, en el colegio te ordenan que te sientes bien y no hables de tal o cual forma, la sociedad te ordena que tenés que ser canchero, tenés que ser flaca, tenés que volarte la cabeza el finde, tenés que vestirte de determinada forma… es un poco cansador, ¿no?

¿Ordenar? ¿Ordenó? ¿Y Jesús? ¿Él también ordena? Uy, no… No me digas que él también viene a ordenarte con un listado interminable de “no” y prohibiciones…”¡NO te emborraches!”, “¡NO te chapes a cualquiera!”, “¡NO mientas!”, “¡NO te drogues!”, “¡NO mates!”, ¡no, no, NO, NO!

¿Pero, cómo? ¿No era que éramos libres?

“Joven, yo te lo ordeno, levántate…”. ¿Es igual a lo que los demás nos ordenan?

Empecemos por el principio:

-Ordenar

Según la Real Academia Española, hay distintas apreciaciones sobre esta palabra. Veamos algunas…

  • del Latín ordiñare. Recibir las órdenes sagradas.
  • Poner en orden una cosa, ordenar tus cajones.
  • Mandar. “el juez le ordenó salir de la sala”
  • Encaminar y dirigirse a un fin determinado.

¿Cuál de todas estas definiciones te parece que se ajusta más a lo que Jesús hace con nosotros?

¿Qué tipo de orden es? ¿De quién viene esa orden? ¿Qué es lo que trasmite esa orden? Es verdad, está en imperativo (tiempo verbal, clase de lengua… ¿te acordás?), pero el imperativo es un llamado a la vida, un llamado a un tiempo nuevo, tiempo de cambio profundo y radical: Dejar de estar tirado y levantarse porque primero hay que levantarse para después ir al colegio. Primero hay que levantarse, para después encontrarte con tus amigos. Hay que levantarse para ir a jugar al fútbol, para ir a misa. Hay que levantarse para vivir. Hay que LEVANTARSE para llegar a ese fin que buscamos, a ese fin por el que fuimos llamados.

Uno no puede hacer muchas cosas si no se levanta de su cama cada mañana… No puede entregarse al otro si no se levanta y se separa de todo eso que no lo deja amar. Hay que levantarse de esas cosas que nos mantienen muertos en vida, perdonar para poder pedir perdón y seguir libremente a Jesús.

Ya vimos y masticamos aquellas cosas que nos rodean y que forman nuestro Naím, también lo hicimos ayer con aquellas cosas que nos mantienen muertos en vida. Tenemos que levantarnos de lo que nos lastima, de lo que nos duele, de lo que nos mata, y transformarlo (o, mejor dicho, dejar que Jesús lo haga) y así poder brindarnos a quienes están cerca nuestro… Cerca de nuestro Naím. Algunas nos van a dar trabajo, pero la invitación de Jesús ahora, HOY, es levantarnos y poder estar listos para recibirlo esta noche.

Entonces podríamos decir que Él nos invita a ponernos de pie, ordenarnos, y encaminarnos hacia un fin determinado, un fin sagrado

¿Cuál será ese fin? ¿Qué metas tenés pensadas para tu propia vida? ¿A qué te gustaría llegar?

¿Qué creés que Jesús tiene pensado para vos? ¿Te lo habías preguntado alguna vez?

Pensá en estas preguntas y anota lo que te surja…

“Joven, yo te lo ordeno, levántate…”

¡A vos te lo ordena! “Levántate”. Para poder amar hay que saber entregarse a los demás y, para hacerlo, hay que poder estar bien con uno mismo. Poder entregarse a los demás implica una entrega total de uno que con sus virtudes y defectos busca amar.

Implica esfuerzo: puede ser incómodo y hasta dolernos. Pero qué triste debe ser tener una vida cómoda, lisa, vacía, CHATA. Todo crecimiento implica una transformación, dejar morir lo viejo para que lo nuevo cobre vida, y eso a veces puede doler… La invitación de Jesús, en cambio, es ambiciosa: Él no nos pide que nos quedemos tranquilos y que más o menos vayamos zafando día a día. Su invitación no es a “vivir a medias”; la invitación es a “vivir al máximo”, a vivir una vida llena de sentido. Nos invita a volar alto, a lo difícil. A vivir con los pies en la tierra (sin divagar), pero los ojos en el cielo (apuntando a lo alto).

Los mediocres se conforman con poco y al fin y al cabo eso lleva a una vida de vacío y tristeza. ¿Vos sos uno de esos? ¿Querés ser uno de esos? ¡VOS estás llamado para mucho más! Quizás te falte mucho para saber qué es, pero te aseguro que recostado no vas a poder ver nada. Es necesario levantarse. Jesús te lo Ordena. No es chiste, te invita a mirar alto, a incorporarte para ser verdaderamente auténtico y fiel a tu esencia.

¿Se acuerdan del joven de Naím? ¿Se acuerdan de qué es lo que hizo al incorporarse? Se incorporó y comenzó a hablar... Estaba muerto, sin vida. Estaba en lo más oscuro, sin luz. Estaba en el horno… atado, como vos, por esas cosas que lo mantenían muerto. Y aún en ese estado, aún estando en el fondo del pozo, aún estando muerto, escuchó la voz de Jesús. ¿Vos? ¿Lo escuchás? ¿Qué ruidos tapan Su voz?

Volvamos al joven. Después él se incorporó y habló. No se quedó acostado, no se quedó callado. Una vez que se encontró con Jesús y éste lo transformó y le devolvió la vida, ya no fue el de antes. Una vez que nosotros nos encontremos con Él tampoco vamos a poder volver a ser los de antes. Animate a dejarte tocar por Jesús, a abrirle ese espacio, darle el “free” a esos lugares que ni tus amigos llegan.

¿Cómo te imaginás que va a ser tu vida a partir de este lunes? ¿Pensás que va a haber algún cambio? ¿Te imaginás compartiendo en unos días con los demás lo que estás viviendo ahora en esta Pascua? ¿En tu casa, en el colegio?

¿Y con Jesús? ¿Lo vas a buscar con más frecuencia, con más fuerza?

No se nos permite callar y guardarnos la Buena Noticia, no podemos ser así de egoístas. NO PODEMOS CALLAR LO QUE HEMOS VISTO Y OÍDO.

Nuestra misión es transmitir la Buena Noticia a los demás, esto ya lo dijimos. Pero para poder hacer esto tenemos que estar cerca Suyo, con Él. No podemos hablar de lo que no conocemos, ni transmitir lo que no vivimos. No vamos a convencer a nadie si no creemos firmemente que Jesús está vivo. Y esto lo vamos a lograr sobretodo con la Oración: charlando con Él, contándole de nuestra vida, nuestras cosas.

Animate a hablar con Él ahora y pedile que te de la fuerza y la voluntad para ser constante en la Oración.

El joven se incorporó y empezó a hablar, a vivir, a andar…

Andar… ¿Nos animamos a andar libremente por la vida? El miércoles nuestros coordinadores nos invitaron a descalzarnos y a estar vulnerables en estos días de semana santa. Pero podemos ir más allá: Qué lindo sería poder andar por la vida descalzos, con ganas de estar vulnerables a todo, siempre abiertos y totalmente dispuestos a compartir con los otros a Jesús. Hablar de Él y por Él. Jesús está por resucitar por VOS, está por resucitar para que puedas tener una vida nueva con Él.

Andá, sentí y viví. Recorré los caminos largos y los cortos, los aburridos y los alegres, aunque sean lindos, feos, dolorosos, rutinarios, felices o tristes. Recorré los caminos de la vida descalzo.

No es fácil y tampoco cómodo pero, como dijimos antes, no estamos invitados a lo cómodo, a lo simple. Jesús nos pensó para grandes cosas, mucho más grandes que una vida monótona y aburrida.

Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. Enseguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. 'Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado'. 'Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor’.Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: 'Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado'. 'Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'. Llegó luego el que había recibido un solo talento. 'Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!'. Pero el señor le respondió: 'Servidor malo y perezoso”

La conocías, ¿no? Vamos a reflexionar sobre esta parábola... Estos talentos son nada más y nada menos que nuestras propias virtudes (Terminantemente prohibido pensar que no tenés). Tomate 5 minutos para pensar cuáles son TUS virtudes.

Anotalas…

Un amigo de varios de los chicos que están en esta pascua dijo que las virtudes se viven en relación al prójimo. No existen los talentos si estoy sólo…o los defectos… son todas cosas que existen en relación a los otros. ¿Lo habías pensado así? ¿Cómo sos con tus viejos, con tus hermanos, con tus amigos? ¿Cómo te movés en el colegio, en el boliche, en el club?

¿Por qué crees que tenés estas virtudes o talentos y no otras? ¿Las ponés en práctica? ¿Las ponés al servicio de los demás?

Son estas virtudes las que Jesús nos llama a multiplicar. ¿Pero, cómo? “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, pide Jesús. ¡Es Él quien está por resucitar! Y te invita a vos a amar a tu prójimo con esas virtudes y así, rápidamente, van a multiplicarse.

No te las podés guardar, por algo te las dio. Para que Él pueda obrar a través de ellas. “Toma de mí lo que te sirva para darlo a los demás”.

Tenés algo en el cuello, agarralo. No es una simple maderita con forma insignificante, es mucho más que eso. Ella te va acompañar y te va hacer acordar de esta misión tan difícil y tan linda que es amar.

¡Andá! Sos libre, podés elegir qué hacer ahora… Podés elegir ser feliz, depende de vos. Pero ojo, la felicidad no es una estación a la que hay que llegar sino una forma de viajar. El secreto consiste en amar: sólo amando podemos llegar a la felicidad, vivir en la felicidad. Para amar, para ser felices, hay que conocerse, comprenderse y aceptarse y así elegir ser el protagonista de tu vida. No creas que es una cuestión de intensidad. Quizás haya momentos de tu vida (mañana en tu casa) que quieras prender fuego TODO, pero no es una cuestión de intensidad, de explosión y júbilo, sino de equilibrio y orden, ritmo y armonía. El amor no consiste en grandes actos, se trata de amar en lo cotidiano, de vivir eligiendo a Jesús en las pequeñas cosas. Vivir el amor es la única forma de ser felices y la felicidad, la verdadera felicidad, es la de la santidad.

¿Te acordás de ese fin sobre el que te pregunté al principio de este desierto? ¿Del fin que Jesús tenía para vos, y para cada uno de los que estamos acá? Ese fin es nada más y nada menos que llegar a Él, volver a Él. Nuestro único fin es la santidad. Y como ya debes estar sospechando, la única forma de lograrlo es viviendo con amor, lo que nos lleva a vivir felices, viajando felices, caminando felices… con la alegría en el corazón de saber que Él, que nos amó y se entregó por nosotros, está vivo. Esta noche va a resucitar por todos nosotros. Si sabemos esto, ¿hay alguna forma de que no seamos felices?

Te invito a vivir esta última celebración como la última de tu vida. Disfrutándola a pleno, sacándole todo el jugo y con ganas de esperar la venida de Jesús resucitado.

Es el primer paso. Lo lindo es que van a venir muchos más…y a partir de hoy, todos son al lado de Él…

Sábado a la mañana (2010)

Hola ¿cómo andas? Hoy nos toca una charla muy especial. Ayer vimos como Jesús murió en la cruz. Nuestro salvador, nuestro guía, nuestro pastor, nuestro Dios muere en una simple cruz de madera. Nuestras esperanzas mueren con El, nos sentimos solos, nuestra debilidad humana nos hace sentirnos “abandonados”. Ante eso, te invito a tener este rato de oración. Ponete cómodo, relájate y anímate a abrirte y re descubrir a este Jesús que tanto nos ama. Hagamos la señal de la Cruz para entrar más en clima, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Bien, ahora si…

Acabamos de vivir en el Vía Crucis dos muertes diferentes. Por un lado vemos que Jesús, siguiendo la voluntad de su Padre, nos amó tanto que entregó su vida para salvar la nuestra. Incluyendo en su naturaleza divina las limitaciones humanas, se hizo hombre para acompañarnos en nuestras debilidades y mostrarnos el camino de la felicidad. Jesús murió y resucitó en la cruz para que nuestra vida tenga libertad. Libertad ante el pecado que nos oprime, que nos encierra.

Con la vida de Santiago, nos acordamos de todos esos momentos que nos matan en vida, que nos dejan sin aliento, sin ganas de vivir. Como si nuestro cuerpo no quisiera funcionar más. Nos preguntamos si nuestra vida tiene sentido y cómo hacemos para salir de esta ceguera, de esta muerte en vida.

La realidad es que tenemos que salir por nuestra familia, nuestros amigos y seres queridos, por nosotros mismos porque Jesús sacrificó su vida para hacer sagrada la nuestra. El regalo que El nos dio es enorme, la vida es un don inmenso, es EL don por excelencia. La vida es para disfrutarla, para VIVIRLA.

Hoy somos apóstoles encerrados en una pequeña casa, tapada y sin luz. Hoy sufrimos juntos la falta de nuestro Pastor, la desesperanza y el miedo. ¿Cuántas veces en nuestra vida nos sentimos así? Pensá en esos momentos que te sentís encerrado en una pequeña casa sin ventanas, exiliado del mundo.

Nos damos cuenta que no somos los únicos, que todos tenemos miedos y dolores. Hoy todos caminamos en procesión junto a la muerte, al pecado. Hace falta tan solo levantar la vista para darse cuenta de otros miles de chicos en otras miles de situaciones de miedo, inseguridad y desesperanza ante los dolores de la vida, ante la muerte de Jesús en la cruz. Tomate un minuto para levantar la cabeza y ver a los chicos que están haciendo el desierto alrededor tuyo, miralos y trata de pensar en sus vidas, sus alegrías pero por sobre todo en sus sufrimientos.

Todos debemos haber tenido esos momentos donde lloramos, no entendemos, nos enojamos, preguntamos por qué, insultamos y gritamos “por favor, BASTA”. No estamos solos en esto. Todos sentimos muchas veces esa “muerte en vida”.

Muchas otras veces somos nosotros los que llevamos nuestra existencia a esta “muerte en vida”, con actos, con acciones, con vicios, con gestos egoístas; podemos ir matando nuestra vida poco a poco. Pensando en el Evangelio que venimos leyendo en la pascua, nuestra vida puede ser la de ese joven que está muerto, con la simple diferencia que nosotros no nos enteramos que estamos muertos en vida, que nuestra vida ya está en esa procesión de muerte. Tomate un minuto y recorda esos momentos en los que estas “muerto en vida”.

Jesús ve esta procesión de muerte y, acercándose, toca nuestro féretro, nuestra miseria. Él detiene nuestra procesión, nuestra incertidumbre para transformarla en esperanza. Él nos muestra su fidelidad incondicional estando junto a nosotros. Nos acompaña y nos sale al encuentro para que podamos confiar en él, para que podamos llorar junto a él. Jesús quiere frenar tu procesión de muerte. El quiere transformar tu vida. Con solo tocarnos nos salva, nos resucita. Y nos invita a seguirlo pero nos ordena una sola cosa “Joven yo te lo ordeno, levántate”. No bajes los brazos, seguí, aunque sea cuesta arriba. Apoyate en los demás, en Jesús. Somos jóvenes llenos de vida para vivir, para dar a los demás. Mucha gente nos quiere, nos admira. Necesita de tus dones, de tus virtudes, ¡necesitan de vos! Jesús te necesita a VOS para completar su obra, para llevar el amor a todos, para evangelizar al mundo con tu ejemplo. Somos sus manos acá en la tierra.

Hablando de amor y de esperanza hay una persona que encarna esas dos virtudes. Ella se llama María, la madre de Jesús, nuestra madre. Ella que lo vio morir, crucificado. Ella que sufrió lo peor, y que hoy su nombre nos significa hoy amor y esperanza. En su cara se ve la bondad y en sus palabras, la humildad y la obediencia. En su SI está la fuerza para aplacar todo sufrimiento, toda agonía y todo dolor. Ese SI incondicional que acompaña a su hijo en todo momento. Seamos como ELLA, la incondicional. Seamos como María.

“Y como faltaba el vino, la madre de Jesús le dijo: “no tienen vino”. Jesús le respondió: “mujer qué tenemos que ver nosotros mi hora no a llegado todavía”. Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga”.

Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús le dijo a los sirvientes: “llenen de agua estas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. “Saquen ahora, agrego Jesús, y llevan al encargado del banquete”. Así lo hicieron.”

Este texto de Juan es el de las Bodas de Caná. Y vemos a María como nexo entre nosotros y Dios. La vemos intercediendo por nosotros cuando se da cuenta de que nos “falta vino”. De que la vida nos duele y nos cuesta seguir disfrutándola, seguir viviéndola. Ella nos ve necesitados y le dice a Jesús. Le avisa que no tenemos más vino, que se nos acabó. Y lo impulsa a que nos ayude, a que transforme esta agua en vino.

Estas tinajas estaban guardadas en la cocina, muy tranquilas, sin exponerse. Y ahora las traen, las acercan y las cargan de agua frente a Jesús. Las llenan hasta el borde para que Él transforme el agua en vino. Estas tinajas se llenan de agua, así como nosotros podemos llenarnos de miedo, de inseguridades, de desesperanza, de camino recorrido, de oscuridad, de problemas y limitaciones, de cosas terrenales, de pecado y de muerte. Nos empujan contra Jesús y frente a él, nos transforma su Palabra. Él, en su resurrección, vence a la muerte. Tenemos miedo, como hombres tenemos miedo, pero María nos dice una y otra vez “hagan todo lo que él les dice”, confíen en él, confiemos en él para que nos transforme, para que transforme todas estas cosas de las que nos llenamos. Todas estas cosas con las que vivimos, incluso nuestra propia vida, se transforman en su presencia.

Hoy, sábado a la mañana, busquemos todas esas cosas que nos dan miedo, que nos paralizan, que nos dan desesperanza, que nos tiran para atrás. Pensemos en ese sentimiento de soledad, en el qué dirán, en lo que piensa esa mina de mi, en las peleas en casa, las traiciones de mis amigos, los bochazos en el colegio y en la vida, el rebote de un chico, el sentirme fuera de mi grupo de amigos, el sentirme no entendido por mi familia, el no poder superar un problema mío o algún vicio, en el vértigo de terminar el colegio, las responsabilidades que no me tendrían que tocar, tantas cosas que nos hacen sufrir a diario.

Tenés una hoja en blanco que es tuya, te propongo que dibujes una tinaja y pongas adentro todas estas cosas que acabás de pensar. ( Guardá esa hoja con tu tinaja en la caja porque se va a usar después. ¡No la pierdas!) Escribilas no tanto para acordartelas y para que te queden grabadas y las sufras una y otra vez sino más para ofrecerlas a Jesús. Para ofrecerlas a este Jesús que nos transforma en su resurrección. Pensá, que atrás de todo esto esta la voz de María diciendo “hagan todo lo que él les diga”. Confiá en ella, en su fidelidad, en su esperanza.

Ya María nos acercó a Jesús. Nos los trajo frente a frente, anímate a vaciarte en esas tinajas, entra en el fondo de tu corazón y vacíate. Abrilo, vacíalo y déjalo entrar a Él. Estas tinajas de agua, él las va a transformar en vino. Este corazón sufriente tuyo, él lo va a transformar en un corazón que no va a ser perfecto pero que va a buscar la felicidad en las cosas simples de la vida y en la relación con los demás. Dejate transformar por Jesús.

Viernes (2010)

¡Hola amigo! Qué bueno encontrarnos de vuelta. ¿Ponemos manos a la obra? Dale, buscate un lugar tranquilo donde puedas hacer silencio y no te vayas a distraer y empecemos.

¿Estás? ¡Arrancamos entonces! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Arrancó movidito el día nomás… en la dinámica de recién estuvimos hablando de la muerte en vida, de esas cosas que hacemos o que nos pasan que nos van cansando, que nos frenan en este camino de seguir a Jesús, que nos dejan muchas veces sin palabras, desconsolados, abatidos: las cosas que hacen que estemos muertos en vida mientras tenemos una vida para amar, para soñar, para Vivir.

Vayamos más de a poquito… me parece que en esto de estar muertos en vida tenemos, por un lado, las cosas que nosotros hacemos y que todavía no tenemos conciencia (¿o sí?) de que nos van matando, de que no nos hacen felices y no nos dejan absolutamente nada y; por otro lado, las cosas que nos pasaron o que nos pasan que significan para nosotros una carga extra porque no sabemos cómo vamos a hacer para salir de eso. Te estoy hablando de esos reveses que se nos presentan en la vida que nosotros no podemos elegir…

En definitiva, estos dos tipos de cosas nos cansan como se nos cansaban los brazos hace un rato en la dinámica… Amigo, de nada sirve quedarse con los brazos extendidos esperando a que mágicamente nuestro humor cambie, que los vicios se vayan o que los problemas se solucionen. Sé que puede ser doloroso, pero te voy a proponer que ahora mires para adentro y pongas en palabras lo peor de vos –si lo podés escribir, mejor-. ¡Sí, lo peor! Ese pecado o esos pecados que no dejás de hacer; eso que te saca de tu personalidad, que intentás cambiarlo y no podés porque volvés a caer una y otra vez y entonces mejor dejar de intentarlo porque es imposible; ese vicio que a simple vista no parece tanto un vicio, pero que si mirás para atrás te das cuenta de que poco a poco te fuiste sumergiendo en eso y ahora casi que tenés la necesidad de hacerlo, de repetirlo. En algún momento lo controlabas y hasta quizás lo elegías, porque era o es divertido, pero ahora te das cuenta de que de a poquito él te fue eligiendo a vos, es más fuerte que vos y lo peor de todo, te deja vacío, solitario, triste…aunque suene feo, te está haciendo un muerto en vida.

Pensá, tomate todo el tiempo que necesites y vomitá todas estas cosas que te pudren… los defectos, los vicios que te ganaron, los sin sentido que encontrás en tu personalidad que no podés cambiar porque te envolvieron. En definitiva, las cosas que sabés que no te llenan en lo más mínimo o que simplemente tenés que cambiar porque no son buenas para vos. ¡Animate a reconocer todo esto que te pesa! ¡La mejor forma de cambiarlo es reconociéndolo primero!

¿Pensaste? Sigamos entonces… Sé que causa un vacío y una tristeza difíciles de explicar, pero no te tortures tanto, después de todo, ¡sos joven! Esto no para que te justifiques y sigas haciéndolo, sino que significa que tenés toda una vida por delante (empezando por HOY) para cambiar estas cosas que te están haciendo tan mal. El momento es hoy, ¡YA!

No te desesperes, te cuento un secreto: no estás sólo. Así como hiciste en la dinámica que te apoyaste sobre los hombros del “próximo” a vos (el prójimo), ¡te podés apoyar en Jesús! Te pido que si tenés una cruz, la mires… En unas horas Jesús va a entregarse por esto que te hace tan mal. Va a MORIR para darle otro sentido a esta mochila que te anda pesando, y lo va a hacer pura y exclusivamente por AMOR. ¡Por amor a VOS! Sí, vos,…………………….. (poné tu nombre). Todos estos defectos que ves en vos, los vicios, los sin sentido que te pesan hoy, están en la Cruz de Jesús para morir con Él. Y eso hace la diferencia. Eso te cambia, no hay vuelta que darle…

No importa si ya te etiquetaron como pirata, como calentón o como vago, por ponerte algún ejemplo (¿vos estás etiquetado? ¿de qué te etiquetaron?). No importa si tu familia, tus amigos o tus conocidos crean firmemente que vos sos de tal forma y no podés cambiarlo… Jesús sí lo cree, SÍ CREE en VOS y Él te conoce mejor que nadie. Conoce tus limitaciones, tu perseverancia, tu disposición y sobretodo te conoce en forma íntegra, con virtudes y defectos.

Lo único que hace falta es que vos quieras dejar estas cosas en la Cruz , que las pongas ahí para que se mueran de una vez por todas y resuciten con Él. ¿ La Cruz va a pesar más por tus pecados? Esa, tu cruz, es la que Jesús QUIERE cargar. Él se acerca a ofrecerte Su hombro para que descanses en Él.

Te dejo 5 minutos para que lo reces, para que charles todo esto con Dios Padre que te pensó… Contale, pedile, sincerate. Reconocele estas cosas que te hacen tan chiquito y frágil. Él te entiende, quiere participar en tu vida, quiere hablarte… Contale y escuchalo.

¿Preparado para más? ¡Todavía falta, amigo! Hablábamos al principio de que hay dos tipos de cosas que nos cansan: las cosas que elegimos y que descubrimos que no nos hacen tan felices como creíamos porque nos van dejando solos, vacíos y nos alejan de Dios y; esos reveses de la vida que nos destrozan, que parece que nunca vamos a poder librarnos de eso…

Es otro tipo de cansancio, pero en definitiva nos estanca, nos deja perplejos, paralizados… Pienso en la muerte de un ser querido, pienso en las familias separadas, en los robos, las violaciones, los asesinatos, la injusticia, la corrupción, la violencia familiar… ¡Tantas cosas que nos pasaron alguna vez o que nos pasan todos los días! ¿Hay forma de cambiarlo?

La muerte es un capítulo aparte, pero es parte de la vida… es sólo un paso más. Para nosotros los católicos, la vida no se acaba ahí, sino que sigue. Tenemos la esperanza de que nos vamos a encontrar con Dios cara a cara, de que vamos a volver a gozar y alegrarnos con nuestros seres queridos… Es cierto que nos deja un vacío importante la pérdida de un ser querido y muchas veces sentimos que la gente nunca va a poder entendernos… Nos sentimos solos, abandonados, perdidos: no nos importa nada más, y no es para menos. Incluso Jesús lloró cuando se murió su amigo Lázaro. Pero creeme, ninguna persona se va del todo mientras te acuerdes de él, mientras lo mantengas vivo en tu memoria y en tus actos. Y si sirve de consuelo, es cierto también que ahora están en un lugar mucho mejor y más lindo, ¡ya tienen la paz que tanto buscaban! Hay que alegrarse por ellos y seguir hablándoles como lo hacías siempre. Él o ella te va a escuchar como lo hacía mientras vivía. Sabé que todo ese gran dolor que sentís es porque en definitiva hubo un amor grande y sincero…Y yo no sé vos, pero yo entre vivir amando y vivir sin animarme a amar a los que me rodean, prefiero lo primero…

Por los dos demás reveses, evidentemente hay cosas que no elegimos con las que tenemos que convivir toda la vida, o al menos durante alguna etapa… Pero hay forma de cambiarlo. Todavía vos podés ser hombro para tanto desconsuelo, tanto dolor y tanta injusticia. ¿Cómo? Perdonando al violador, al asesino, al corrupto, a ese que te pega. “¿Por qué? ¡No se lo merecen! Hay gente que no se lo merece”, podés pensar. No te estoy diciendo que dejes que te siga pegando, o que te sigan robando, o que esa persona siga asesinando. No, todo lo contrario, ¡ojalá no lo haga más! Pero esa gente, la que “no se merece perdón”, es la que más necesitada está de Jesús, de Su palabra, de Su Vida.

Jesús nos llama a todos. ¡Esa es la gente que nunca lo conoció! Vos, desde el momento en que decidiste seguir a Cristo, sos instrumento para que lo conozcan los demás y empiecen también a seguirlo. En definitiva, si alguien como Jesús te hace tan feliz, ¿por qué no mostrárselo a los demás para que descubran la verdadera felicidad, el Camino, la Verdad y la Vida ?

El asesino, el violador, el corrupto, el drogadicto, el alcohólico… todos ellos son tan personas como vos, ¡y Jesús murió en la Cruz para salvarnos a todos, no a unos pocos! Perdonar no es algo fácil de hacer, nunca lo fue, y menos cuando un hecho de estos te toca tan de cerca. Pero te pido que te animes a perdonar, ¡es posible! El perdón ennoblece, nos libera, nos purifica el alma y nos acerca a Dios que es Misericordia. Un ejemplo muy claro de lo que es perdonar fue Juan Pablo II, que lo intentaron matar y perdonó, o Nelson Mandela, que estuvo 27 años en la cárcel y cuando salió fue para defender a la minoría que lo había arrestado y había matado a miles de personas de su raza. Los dos entendieron que el camino no era condenar a nadie, por más que fuera la peor persona del mundo, sino perdonar.

Todos estamos necesitados de un hombro para apoyarnos y descansar: vos, todos los chicos que estamos acá en Pascua, nuestras familias, nuestro país, ¡el mundo entero! El error sería creer que sólos, sin la ayuda de nadie, podemos. Si lo hacemos, tarde o temprano vamos a decir “basta” y vamos a bajar los brazos, vamos a estar muertos en vida. ¡Qué importante entonces compartir! Hay una frase que es muy cierta y dice “Las tristezas compartidas se sufren la mitad y LAS ALEGRÍAS COMPARTIDAS SE DISFRUTAN EL DOBLE”.

¡Ánimo, amigo! Todos podemos encontrar hombros para descansar y también podemos ser hombro para otros. Animate a compartir y no tengas miedo, ¡no sos ningún raro! Digas lo que digas, hagas lo que hagas, no hay NADA que puedas hacer para que Dios te ame menos. Y eso te cambia, no hay vuelta que darle…

¡Nos vemos! ¡Sé feliz!

Jueves a la tarde (2010)

¡Hola! ¿Cómo va este segundo día de Pascua? ¿Preparado para hacer el segundo desierto? ¡No te escapes ni te duermas! No lo leas rápido como un libro del colegio para terminarlo lo antes posible. Dios te está esperando…

Hoy te explicaron un poco que había varias maneras de hacer un desierto: caminos cortos, caminos largos pero profundos… y seguramente con alguno pensaste: “Ese fue el que yo tomé”. El desierto de la mañana, ¿Fue un camino rápido? ¿Un atajo? ¿O te diste cuenta de que valen la pena hacerlos en serio? ¿No te dan ganas de aprovechar más estos encuentros?

Hace un rato estuviste divirtiéndote con tu grupo hablando de las actitudes, ¿no? Jugando a ser egoísta, a ser optimista o de otra manera. ¡Estuvo bueno ver el lado exagerado de estas actitudes! Pero hablando en serio, ¿Te sentiste identificado con alguna en particular?............................. A todos nos pasa que reaccionamos distinto y también que no bancamos cómo reacciona otro. A veces sin pensar hasta criticamos a otros por actuar de una manera cuando nosotros hemos actuado así antes. Sí, a todos nos pasa.

Pero en este momento, si nos ponemos a pensar, nos molesta mucho tener esas actitudes. Las malas, obvio. De las buenas actitudes estamos orgullosos, pero las malas las queremos arrancar, no nos gusta hablar de ellas: son molestas. Te pongo un ejemplo cotidiano muy simple: Tu mamá te llama a poner la mesa o a ordenar, pero vos estás hablando por msn con una amigo/a de un tema muuuuuy interesante, no puede esperar para después porque posta que es interesante. Ante esto podemos tener distintas actitudes:

- Lo primero que se nos viene a la cabeza es contestar mal que no.

- Con la peor cara pero vamos a ayudar.

- Me doy cuenta de que mi mamá me necesita y dejo la novedad para después.

¿Te parece utópico o inalcanzable tener siempre una buena actitud? ¿Es sólo para hijos perfectos?

¡Este sólo fue un ejemplo! Es decir, hay miles de situaciones parecidas con amigos, con pruebas en el colegio, con rumores, con mis hermanos, con un profesor, con Dios, y en ellas nuestra actitud sale a la luz.

A veces el resto de las personas condicionan tu actitud. Tomamos decisiones en conjunto por las dudas de equivocarnos, pero a veces inconscientemente, por cómo es la sociedad hoy. Si no tenemos ganas de hacer algo y nos da fiaca, no nos parece raro no hacerlo porque es “Normal”. Si tenemos la oportunidad de copiarnos en una prueba no nos parece raro aprovecharla, porque es lo más común del mundo. ¿Pero hasta qué punto es una decisión nuestra? ¿Es auténtica? Y ahora es que llegó el momento de preguntarse: ¿Para qué quiero tomar pleno control de mi conducta, eligiendo con mi libertad?

En el plano de tu Naím mostraste todo. En tu ciudad vivís cosas, personas, lugares, que son solamente tuyas, distintas a las de los demás. Cada uno en su vida y con su realidad tiene una actitud distinta. Vos sos único y toda tu vida también. Entonces podríamos decir que sos dueño de tus acciones, y con ellas de tu actitud. Tu propia actitud.

Hacé memoria y pensá algunas actitudes recientes que hayas tomado en la vida cotidiana o en algún caso particular… ¿Fueron las actitudes que hoy hubieses tomado? ¿Te arrepentís de alguna? Todo lo que vas pensando ahora, escribilo. Siempre es mejor escribir para que no quede en el aire. En serio, seguí mi consejo.

Ahora elegí alguna actitud en particular. Y pensá si fue la mejor para ese momento. No tiene por qué ser mala o buena, pero a veces simplemente no es la adecuada para la situación porque podés hacerle mal a alguien o incluso a vos mismo. ¿Considerás que fue una actitud de acuerdo a tus principios? ¿Tuviste pleno control de esa actitud? ¿Fuiste vos quien la tomó u otra persona o cosa que hablaba por vos? Si no fue una actitud de acuerdo a tus principios, ¿cuál hubiese sido una mejor actitud para tomar?

Jesús en el Evangelio nos dice que amemos a nuestros enemigos. ¡Qué mensaje más complicado! ¡Para mí que se equivocaron los traductores de la Biblia! ¡Estamos hablando de aquellos con los que nos llevamos mal! No suena muy lógico. Pero sí….es más, si te ponés a pensar, te vas a dar cuenta de que lo que en realidad Jesús te quiere decir es: “independientemente de cómo te traten yo quiero que hagas el bien ya que así vas a estar dando testimonio de Dios”. Si nosotros queremos amar como Jesús lo hace, no podemos permitir que nadie controle nuestra actitud. No tenemos que permitir que otra persona influya en nuestra manera de actuar para mal. Hay que saber mirar dónde está Jesús. Si está en el amigo que nos ofrece otro trago más (el número xxx) o en el que nos invita a un grupo de misión. Y así, aprender a tomar las actitudes que Él nos enseña a tomar.

A veces nos olvidamos de que también somos ejemplo, ya sea para amigos, hermanos menores, desconocidos, o la persona que nos mira: hay mucha gente que espera ver en nosotros una actitud que muestre cómo somos, que sea la que nos identifique en ese momento y principalmente la que exprese nuestro corazón. Que la actitud sea la transparencia del corazón.

Hoy, ahora, Jesús habita en tu Naím, en tu ciudad. ¿Te es fácil verlo? ¿Qué actitud tomás frente a esta pregunta? ¿Querés verlo? ¿Por ahora preferís esconderte? Si tuvieras la posibilidad de acercarte y hablarle… ¿Postergarías tu encuentro con Él? ¿O querés verlo a pesar de todo? Ahora que sabés que podés tomar la actitud que quieras, ¿qué actitud tomarías si te dijera que está en tu ciudad, pero nada más tenés que mirar más allá? Sos el dueño de tus decisiones. ¿Te querés acercar?

Escribí lo que se te pase por la mente pensando en estas preguntas.

Jesús en el grupo de sus apóstoles tenía distintas personas con diferentes actitudes… No esperó a que ellos cambiaran para acercarse a sus vidas. Él se entregó y nos mostró cómo vivir, nos enseñó qué actitudes tener. Miremos Jn 13,1-15:

Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.

Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.

Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: ¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?

Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás".

"No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte".

"Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!".

Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos".

El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".

Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?

Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy.

Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.

Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes”.

En Jn 13, 34-35 Jesús nos dice: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”.

Jesús nos invita a la amistad, nos deja el mandamiento del amor y nos dice que en esta actitud de amor permanente se va a reflejar nuestra amistad con Él. Ahora Viene a nuestro Naím y quiere que participemos de su modo de vivir y de amar; se pone al servicio, ama incondicionalmente, se queda con nosotros en la Eucaristía. En el pan y el vino que nos dejó en la última cena. ¿Qué vamos a hacer nosotros frente a todo esto? ¿No vamos a agradecerle todo Su amor por nosotros? Viene a nuestra puerta y nos ofrece Su amistad, ¿Lo vamos a dejar esperando o le abrimos con alegría? ¿Vivimos nosotros como Él, siendo servidores?

Está todos los domingos en misa y sin embargo a veces elegimos tener una actitud de ceguera, hacernos los ciegos para no tener que dar explicaciones a Él. ¡Eligió quedarse! Ahora, yo, ¿Qué actitud elijo tener? ¿Soy consciente de la importancia que tiene mi actitud en mi relación con Dios? Puedo rezar y a veces elijo no rezar, puedo ir a misa y a veces elijo no ir, puedo ayudar a otro y a veces elijo no hacerlo. ¿Por qué si Dios está entre nosotros? En esa persona o cosa ante la cual tenemos que solamente tomar una actitud.

Animate a hablarle. Vencé la timidez, porque Él te conoce más que nadie y no te va a juzgar. Sé vos mismo, no tenés que actuar ni simular ser otra persona. Mostrale tu corazón, lo que piensa en este momento. Sé transparente con Él y todo te va a resultar más fácil. Mostrale las actitudes que pensaste, tu pasado, lo que te asusta, lo que te gusta de vos y lo que no.

Rezá.

Si te ayuda ponete de rodillas pero no dejes que el estar rodeado de gente condicione tu charla con Dios. Pidámosle a Dios que nos ayude con todo esto. Que nos ayude a tomar el mando de nuestras vidas, que no siempre es fácil pero ahora sabemos que Él está dispuesto a ayudarnos.

“Jesús, te pido para que me ayudes para poder parecerme a Vos en las actitudes de todos los días. A seguir tu ejemplo y tu palabra y a encontrarte en el día a día. Sé que es difícil pero estoy dispuesto a tener una actitud de búsqueda.”

Aprovechá, charlá con Él a tu manera, tomándote tu tiempo y sin apuro. Dios no se va a ir a ningún lado…

Jueves a la mañana (2010)

¡¡¡¡HOLAAAAAAAAAAAAAAA!!!! Sí, ¡hola!, ¡a VOS! ¡Bienvenido a Pascua y bienvenido a tu primer desierto! ¿Sabes de qué te estoy hablando? ¿Sabes quién soy? ¿Tenés alguna idea de qué es un desierto? ¿¿¿A qué te suena la palabra D E S I E R T O??? ¡Si! El desierto es un lugar que está muy lejos de tu casa, ¿no? Es un lugar de silencio, de paz , de tranquilidad, de soledad… ¡y eso tan tan lindo es un lugar perfecto para pensar, reflexionar y encontrarte nada mas y nada menos que con Jesús y con VOS mismo! No sé si sabías, pero hace muuuuuuchos años el mismísimo Jesús iba al desierto, muy lejos de la cuidad donde Él vivía… Lejos de la gente, del ruido, de todo lo que lo distraía, para encontrarse con su Papá Dios, y ahí se quedaba en oración durante mucho tiempo… le hacía preguntas, le hablaba, pensaba, reflexionaba y le encantaba estar ahí porque se llenaba de ideas, de paz y de fuerzas para seguir con su misión…

Por eso es que lo que estás por empezar ahora es un momento SUPER importante en este retiro: un momento donde no estás con nadie, nadie te va a hablar ni dirigir, nadie te va a estar mirando a ver qué respondes y qué no, es un momento TUYO...y de Jesús.

Para poder aprovechar al máximo este gran momento te pido que te alejes lo mas que puedas de los ruidos, de la gente y de todas esas cosas (ipod, celular, revistas, etc.) o personas que te tientan a distraerte y que te descalces una vez más, ¡¡porque estás en Tierra Santa!!

Acordate que este es un momento de oración, y la oración se hace con tres cosas: ¡la mente, el cuerpo y el corazón! Si estás listo podemos empezar a buscarte a vos mismo y a buscar a Dios, ¿te parece?

Te invito a que te pongas en presencia de Dios pensando bien lo que estás diciendo... En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, Amén.

Como te dije, estamos acá para que vos logres conocerte… Suena fácil, ¿no? Suena muy lógico que cada uno se conozca a sí mismo, pero la realidad marca que hay muchas veces que: 1) no sabemos quiénes somos; 2) nos da vergüenza ser así; 3) nos sentimos obligados a ser algo o alguien; 4) queremos ser distintos y no nos sale; 5) nos gustaría ser como otros; y 6) somos distintos en distintos lugares… Estaría bueno que pienses en estas 6 situaciones que seguramente son frecuentes en tu vida y escribas estos momentos, esas personas, esos grupos de “amigos” que no te dejan ser vos. ¡¡Todo eso nos confunde y nos hace de barrera para poder conocernos de verdad y para poder actuar como realmente queremos en cada minuto de nuestras vidas!!

Tengo una idea que te puede ayudar para empezar este camino de conocerte a vos mismo. ¿Ubicás el Facebook? Por si no lo conoces te cuento que es un sitio en Internet donde cada uno arma su propio libro (“book” significa “libro”) y puede escribir todas sus cosas… “Face” significa “cara”. Es decir, cada uno escribe ahí su identidad, su cara, su vida, su familia, sus amigos, ¡todo! Por eso te invito a que ahora hagas uno, o repitas el que tenes en la computadora, pero esta vez sabiendo que nadie lo puede abrir, nadie lo va a ver. Es algo que queda entre vos y Dios y sirve para ir conociéndote un poquito más. Así que animate a “escribirte” en un papel, pero ANIMATE A DESCALZARTE EN ESE PAPEL como hiciste ayer con tu grupo y poné todo lo que sos sin miedo al que dirán:



MI PERFIL

INFORMACIÓN

Datos personales que te hacen ÚNICO:

Nombre:

Apellido:

Edad:

Fecha de nacimiento:

MI MURO:

Estado: ....................(tu nombre) está haciendo el primer desierto de Pascua Joven.

Grupos a los que perteneces:

Eventos pasados (qué pasó recientemente en tu vida):

Apodos:

Tu historial (resumen de tu vida: las cosas más importantes, las alegrías y las tristezas):

Relaciones:

Árbol de tu familia:

Amigos:

Novio/a:

Tu relación con ellos es/ ¿que tan bien los conoces?:

Tu estilo (¿Qué pensás de vos?/ ¿Qué tipo de persona sos?):

Comentarios (¿Qué piensa la gente de vos?):

Notificaciones (te hiciste nuevo amigo de.../ ¿Quién te etiquetó?/ ¿Te gusta aparecer, que todos te vean o preferís pasar desapercibido?/ ¿Quién te gusta que te etiquete?/ ¿En la vida de quién te gusta o te gustaría aparecer?)

Borrar un contacto:

Solicitudes de amistad (agregar un contacto):

Mascotas:

Soy fan de:

Chat (personas con las que más hablo):

Álbumes (títulos de momentos importantes, vacaciones, festejos):

Mensajes(¿A quién le dejarías un mensaje?/ ¿Qué mensaje te gustaría recibir?):

Eventos (fiestas, cumpleaños, lugares a los que vas a asistir):

Asuntos pendientes:

Así, como en un pantallazo general, ese/a sos VOS. Es tu FACEbook, tu cara, tu perfil… Es tu vida, tu Naím, eso que venimos hablando desde la mañana con tu grupo. Esos son tus amigos, esa es tu familia, tus grupos, tu estilo, ¡¡eso es lo que te forma como la persona que sos!! Y ese que sos eligió estar acá. Y por tu propia razón o causa (¡Pensala!) elegiste buscar a Dios en estos 4 días, y estás eligiendo descalzarte frente a Él y frente a vos mismo, ¡¡que es lo que a veces maaaas cuesta!! Porque descalzarte, como te dijeron ayer, puede dar miedo porque te ensuciás, porque te haces más débil, te podes lastimar y hasta puede que no te gusten tus pies y por eso cubrís todos esos defectos con una simple zapatilla…

Pero en la dinámica de hoy vimos algo MUY importante:

Que todas estas cosas que componen nuestro Naím, nuestra vida, nuestra realidad, nos van definiendo como personas y alimentan nuestra esencia, que es nuestro ser más puro, más auténtico, ¡¡lo que somos en lo más profundo de nosotros!! Esa esencia es a la que tenemos que ser fieles todos los días de nuestras vidas, porque en esa esencia está Dios, el mismo Dios que creó todo: a tus viejos, a tus hermanos, a tus amigos, a ese pibe que no te bancas, a esa mina que te estas chamuyando. Él también te creó a vos, y te creó a Su imagen y semejanza. Por eso Él esta en tu esencia. ¡Él quiere entrar en tu vida hoy!

Y no le importa si tu vida es un caos o si es perfecta, si estás lleno de virtudes o lleno de defectos. Él te quiere así como sos y quiere entrar y encontrarse con tu realidad así como está.

¿Te animás a abrirle la puerta de tu corazón?

Lee este cuentito que sirve para reflexionar...


La Puerta del Corazón

Un hombre había pintado un lindo cuadro. El día de la presentación al público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente, pues se trataba de un famoso pintor, reconocido artista.

Llegado el momento, se tiró el paño que revelaba el cuadro. Hubo un caluroso aplauso.

Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa. Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si adentro de la casa alguien le respondía.

Hubo discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte.

Un observador muy curioso, encontró una falla en el cuadro. La puerta no tenía cerradura. Y fue a preguntar al artista: "Su puerta no tiene cerradura, ¿Cómo se hace para abrirla?"

"Así es," respondió el pintor. "Porque esa es la puerta del corazón del hombre. Sólo se abre por el lado de adentro."

Ese es tu corazón y es el corazón que Jesús quiere abrir, pero claro que Él no te va a invadir, Él nunca te va a obligar a nada y mucho menos tirar la puerta abajo, sino que simplemente y con toda Su paciencia que es infinita espera a que vos le abras tu puerta. ¡¡Vos elegís, vos decidís, es TU vida!! Y ya con el hecho de haber llegado a Pascua, de haber decidido acercarte a El en este retiro en vez de quedarte en tu casa descansando o en vez de irte de vacaciones, con eso ya le abriste la puerta, ya le diste el SI. Ahora es el momento de que poco a poco se vayan conociendo… Primero parados, desde la puerta preguntándole todo lo que quieras, sacándote todas las dudas y vas a ver cómo de a poco lo vas a hacer pasar, le vas a ofrecer una sillita y ¡¡te va a encantar que sea parte de tu casa!! Acordate: Jesús solo quiere ser tu amigo para ayudarte a caminar en la vida con alegríaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!

¡Nos vemos más tarde! ¡Seguí disfrutando!