miércoles, 7 de abril de 2004

Lunes después de Pascua (2004)

¿Y ahora qué?

Que buena pregunta, ¿no? Ya que estés leyendo este desierto significa un gran paso… por lo visto la Pascua te movió algo, tocó algo que impidió que guardes el cancionero dentro de un cajón y te pongas hoy (lunes, martes, julio, octubre… nunca se sabe) a hacer este desierto. ¡¡¡Era lo menos que esperaba de vos!!! Las consignas siguen siendo las mismas: nos ponemos en un lugar tranqui donde nada ni nadie nos venga a distraer. Una vez que el cuerpo esta dispuesto intentamos que la mente lo siga… alejamos nuestros pensamientos de todo por un rato: hoy y ahora sólo existimos en el mundo mi cancionero, Jesús y yo.

Me imagino que habrás vuelto el domingo, comiste y te echaste una buena siesta por esos 4 días de dormir en el piso. Después llego el lunes y otra vez lo mismo… madrugar, ir a l colegio, volver a casa… otra vez la misma historia que se repite una y otra vez. Tu casa es la misma, tu familia es la misma, tus amigos son os mismos, la gata sigue siendo gata y el perro, perro. Probemos algo. Pongámosle “pause” un segundo a esa película agotadora que algunos llaman rutina. Imaginate que el tiempo se detiene y todo se paraliza por unos instantes. Todo se detuvo… todo, excepto vos. Ahora tenés la posibilidad de mirar alrededor sin que la vida te atropelle. ¿No te pasó nunca eso al hacer un viaje? Tan preocupado por llegar a destino que nos perdemos del hermoso paisaje que atravesamos sin casi darnos cuenta,. Pero hoy no. Hoy vamos a hacer un parate y vamos a mirar bien, a disfrutar de este paisaje. Este paisaje no es otro que tu vida misma.

Ahora te pido que te tomes unos minutos y que te fijes qué cosas, qué lugares, qué personas forman parte de tu vida. De que se compone ese paisaje que, enceguecidos por lo monótono de la rutina perdemos de vista más de una vez. Grandes cosas o pequeñas cosas… por más que me gusten o las odie… por más que quiera renunciar a ellas o las defienda con la vida misma… por más que sea protagonistas o un simple espectador. Sí, ya se, va a llevar tiempo. No interesa, tomate el tiempo que creas necesario. ¿Te sirve enumerarlo, anotarlo quizás? Dale, te espero más abajo.


¿Cómo te fue? Difícil, ¿no? ¿Alguna vez te habías tomado este trabajito? Y pensar que están siempre ahí, que forman parte de tu vida. Y ahora, decime la verdad, ¿cómo te comportás vos frente a esas cosas? ¿Abrazás las cosas buenas y tratás de cambiar las malas o simplemente te pasan por el costado, como si estuvieran fuera de tu alcance? No te voy a mentir, uno no puede elegir todo en su vida. Hay cosas que nos supera, que están fuera de nuestro control… ¿pero las que no?

Me imagino que a esta altura vos te preguntarás: “y esto... ¿qué tendrá que ver con la Pascua?” Y yo te diría: “todo, todo esto tiene que ver con la Pascua”. A ver si me explico: uno generalmente sale de un retiro como Pascua Joven con unas pilas impresionantes, uno quiere cambiar al mundo, quiere amar hasta la muerte desde el cartero hasta tu hermanito y uno hasta se cree más bueno!!! Ahí si que resucitó Jesús!!! Ahí si que resucitaste vos!!! Perfecto… ese era el sentimiento que había que despertar. ¿Pero qué pasa la semana que viene, cuando se nos pasó ese “pedo místico”? Lo de siempre… no tengo ganas ni de sacar a pasear al perro, me peleo con mis hermanos por el control remoto y al cartero que lo parta un rayo. ¿Y qué le pasó a mi resurrección? ¿Y con todas esas cosas que prometí cambiar y siguen igual o peor? Qué triste sería pensar que sólo se ama durante la Semana Santa y que uno espera hasta la Pascua para darse entero al otro, ciegamente, así como lo hizo Jesús. Pascua Joven nos ayuda a descubrir muchas cosas, pero también hay mucho trabajo de uno. Uno no puede pretender que un retiro nos solucione la vida. Que sirve para abrirnos los ojos no hay duda, pero soy yo el que debo reflejar con la vida lo que descubrí en Pascua Joven. Soy yo el que debe ser un testimonio viviente del Amor de Dios, ese Dios que nos amó tanto como para entregarnos a su propio Hijo para que su muerte signifique nuestra Salvación. También soy yo el que debo darme cuenta de las cosas que me regala Dios, de la familia que tengo, de los amigos que elegِ, de la vida que llevo… Ahora se me ocurre esta frase, capaz tu coordinador/a ya te la leyó, pero vamos a repetirla:

“Señor: dame fortaleza para aceptar con serenidad las cosas que no puedo cambiar; valor para cambiar aquellas que sí puedo y sabiduría para distinguir las unas de las otras”

¡JA!¡Como si no le estuviera pidiendo nada! Es más, en este momento vamos a hacer otro mangazo… vamos a pedirle que esa fortaleza que nos hace aceptar con serenidad las cosas fuera de nuestro alcance, también nos ayude a no aflojar, a que la llama que encendimos en Pascua se mantenga viva por siempre. Pero otra vez lo mismo… no depende sólo de Dios eso. Dios nos ayuda a no desistir, El es nuestra fuerza, la roca donde nos apoyamos, pero si no ponemos de nuestro lado, vamos para atrás. Capaz te surgen dudas como ” ¿Por qué?¿Poner cuánto?”… Y jesús te responde, no con palabras sino con su vida misma: “Ponele AMOR… hasta que duela”. Pero guarda, el Amor que nos está pidiendo Jesús no es un amor así porque sí… es un Amor con mayúsculas, ese que no acepta intermedios: o es hasta el extremo o no es. Uno no se puede quedar a mitad de camino… Y, bueno che, nadie dijo que esto iba a ser fácil, pero te puedo asegurar que imposible no es. El otro día, leyendo, me topé con algo así como la “fórmula para ir al Cielo”…

En cierta ocasión le preguntaron a Ramesh uno de los grandes sabios de la India, “¿Cómo hay que hacer para ir al Cielo?”

El simplemente sonrió y contó una historia… Era un sujeto que vivió amorosamente toda su vida. Cuando murió, todo el mundo decía que él iría al cielo, pues un hombre tan bondadoso solamente podría ir al Paraíso. En aquella época el Cielo todavía no había pasado por un programa de calidad total y la recepción no funcionaba muy bien. Quien lo atendió dio una ojeada rápida a las fichas de entrada, pero como no vio su nombre en la lista, le oriento para que pudiera llegar al infierno. Y como en el infierno nadie pedía identificación, ni invitación (cualquier que llegara era invitado a entrar), el sujeto entró y se quedó.

Algunos días después, Lucifer llegó furioso a las puertas del Paraíso y le dijo a San Pedro: “¡Eso que me estás haciendo es puro terrorismo! Mandaste aquel sujeto al infierno y el me está desmoralizando. Llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas, abrazándose, besándose. El infierno no es lugar para eso, por favor llévate a ese sujeto de aquí.”

Cuando Ramesh terminó de contar esta historia dijo: “vive con tanto amor en el corazón que, si por error vas a parar al infierno, el propio demonio te traiga de vuelta al Paraíso.

Al principio causa algo de gracia, pero el mensaje que deja es bastante serio… el Amor en el corazón. Ya habrás descubierto en Pascua que uno puede irse a la República Democrática del Congo a darle de comer a refugiados de guerra, pero sin Amor en el corazón, ese acto maravilloso (o cualquier acto) carece de sentido. Lo que quiero decir es que no hace falta ir al Congo para demostrar que nuestro corazón está lleno de Amor. Citando a la Madre Teresa:

“Haz que tu casa, tu familia sea un segundo Nazareth, donde reinen el Amor, la Paz, la Alegría y la Unidad; porque la Caridad y el Amor comienzan desde casa”.

¡Ah! Ahora estamos siendo claros, ¿les parece? En el seno de la familia es donde tiene que empezar a hacerse la diferencia. Volvamos a eso de las pilas post-pascuales… uno puede salir del retiro con ganas de cambiar el mundo, pero hay que empezar por algo, ¿no? ¿Y qué les parece si empezamos por casa? ¿Cómo? Fácil… ponele Amor. A todo. Y eso no significa darle besos y abrazos a todo el que se me cruza; significa que el Amor va a ser lo que mueva tus acciones. Nada más. Basta de conveniencias, de comodidades, de hacer lo que me conviene. Leamos un rato la Palabra de Dios…

“El Amor es paciente, es servicial; el Amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra con la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El Amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. 1 Cor. 13,4-7

Así tiene que ser nuestro Amor. Así tiene que ser nuestra vida. Ahora vamos a sellar este momento de oración pensando qué cosas tendría que cambiar para empezar a vivir de esta forma. Tomate unos minutos y entregale estas cosas a Jesús para que EL las abrace y nos ayude a cambiarlas… Y vos, por tu lado, ya sabés lo que tenés que hacer.

Y bueno, ya llegamos al fin de este desierto. Ahora todo va a depender de vos, pero no vas a estar solo… lo tenés a Jesús siempre a tu disposición, como el mejor de los amigos para escucharte, reconfortarte o simplemente para acompañarte silenciosamente.

¡Hasta el año que viene!

martes, 6 de abril de 2004

Sábado a la tarde (2004)

Momento de hacer silencio otra vez, de encuentro, de oración, de abandono y comunión. Hacé un esfuerzo por relajarte, olvidarte que hay otras personas, que hay ruidos. Ahora estás solo. Tratá de que vaya naciendo ese silencio interior. ¿Cuesta no? Pero tranqui que es sólo ahí donde te podés encontrar con vos y con Dios. Hace la señal de la cruz y repetí dentro tuyo..."Dios mío creo que estas aquí presente, que me estas escuchando, que me conoces muy bien"…

¡Qué intensidad la de estos días! pocos pero bien cargaditos. Te anticipo que cuando uno decide aferrarse a las manos de Jesús, la vida es así, intensa y jugosa. Estos últimos tres días son un pequeño resumen de lo que Jesús vino a enseñarnos con su vida.

En esta pascua con seguridad se encendió algo dentro tuyo, quizás una pequeña y casi imperceptible luz, o no, todo lo contrario!!... Una vez escuché que cada uno es como un colador donde adentro llevamos una luz tan pero tan potente que encandila. Pero el problema es que con la mugre, el abandono, el descuido los agujeritos se tapan y no dejan que la luz pase bien, entonces se nos complica el caminar porque la luz no alcanza para iluminar y poder ver el camino y mucho menos para poder guiar a otros. Cuando Jesús entra en nuestras vidas, hace mantenimiento completo.

El jueves, Jesús nos dejó su presencia en su sangre y en su cuerpo, nos mostró el camino de la verdadera humildad, el servicio, la obediencia y la entrega. Tratá de recordar y fijarte qué fue lo que más te sorprendió e impactó en vos anteayer. Si te animás armate una pequeña lista de lo que se te grabó.

El viernes nos mostró su fortaleza, su renuncia, su misión, su amor misericordioso y nos entrega su humanidad, y con ello su amor.

Y hoy sábado nos entrega su vida porque él no muere cuando muere, no desaparece cuando se va, sino que muere para resucitar... para vivir resucitado en cada uno de nosotros. Y nos da la oportunidad de “resucitar” también nosotros, vos y yo, ¿qué mejor momento para cambiar que la pascua?, para “renacer”, para pedirle a DIOS que nos regale un corazón nuevo.

Es por eso que estos días te movieron algo dentro tuyo, aunque sea un poquito de curiosidad. Te pico algo en todo lo que viviste: tal vez angustia, miedo, alegría, plenitud, esperanza, tristeza, ganas de cambiar....estos días de Pascua Joven te despertaron!!!

Durante estos días, Jesús nos muestra que El es nuestra verdad, nuestro camino y nuestra vida. Porque sin El nada existe. ¿Por qué “camino”? Porque la vida de Jejjnsús es una vida de santidad. Porque sólo con El podemos andar en la luz, donde no tenemos miedo que nos vean, porque su vida es nuestro ejemplo. ¿Por qué “verdad”?. Todo camino va hacia un fin. Tiene un propósito de ser caminado. Tiene una forma de ser recorrido y esa forma es la propia vida de Jesús. El hombre es un permanente buscador de verdad, un ser ansioso de claridad, un alma hambrienta de profundidad. Quién mejor que El para llenar ese vacío, para guiarnos por ese camino. Qué mejor verdad que la de El, conociéndonos y amándonos como lo hace. ¿Qué sentido tendría sino tu vida?
¿Por qué “vida”? Porque murió para resucitar en cada uno, en vos y en mi. El es esa luz que encandila dentro de tu colador. Porque vive en cada criatura convirtiéndote en un ser especial, diferente y único. Porque la vida sino no tendría razón de ser.

Puede que esto suene medio abstracto, pero no. Es lo mas concreto que existe. ¿Cómo se manifiesta esto? ¿Dónde lo encuentro? ¿Dónde esta el camino? ¿Dónde la verdad? ¿Qué es lo que da vida? …. el AMOR

Cerrá los ojos, tapate los oídos, imaginate la nada, sin nadie alrededor. Sólo vos y la nada. Ni familia ni amigos ni sol, ni tierra... hacelo durante unos minutos...¿Qué sentiste? ¿Soledad? ¿Abismo? cuanta desesperación, infelicidad. Nadie a quien amar, nadie quien nos ame. ¿Vale la pena vivir? puede que amar requiera compromiso, nos genere miedo, ida, entrega, abandono, necesite de nuestro esfuerzo y voluntad. Alguien una vez me dijo: "Sí, el amor puede doler, pero sin amor no hay vida y yo prefiero vivir amando que vivir muriendo. Gastar la vida entera en aprender a amar debe valer la pena. Debe ser una vida aprovechada."

"Uno se arroja hacia aquello que ama y está seguro de que el salto no será una locura. Porque uno nunca se equivoca cuando va hacia aquello que merece ser amado. La vida merece ser amada. Y lo merece a pesar de que uno sabe de antemano que se recibirán en ella muchas zarandillas, que no se
escasearan los tropezones. Pero si uno tiene miedo a tropezar alguna vez, más vale no levantarse de la cama por la mañana. Entonces se consigue no sufrir porque ya sé esta muerto."

Puede que cueste ver que ésta es la fórmula de nuestra vida, nuestra salvación. A lo mejor unas palabras, un gesto demuestren parte de esto. Pero recién te vas a dar cuenta de TODO esto cuando vos camines, cuando VOS te muevas a buscar la verdad, cuando VOS solo VOS te empapes de vida. Es por esto que vos tenés que descubrir porqué Jesús es TU camino, porqué Jesús es TU verdad, y porqué Jesús es TU vida. Porque muchos te lo pueden contar pero solo vos lo podes vivir!

Estamos en una sociedad en donde el compromiso aterra, en donde la mediocridad y la vulgaridad son las que llevan la delantera en esta vida. Pero ¿Qué tenemos a cambio? Nada, lo que es peor, VACIO. Pero...¿Qué esperas?...¡LLENALO!. Pero sos vos quien tiene que agarrar los instrumentos que Dios te da y empezar a construir tu vida y la de otros, este mundo.

No esperes salir de Pascua y querer cambiar tu vida en un giro de 180º porque por más de que esté bárbaro, esa euforia lamentablemente, se va perdiendo y solo que da lo profundo. Tenés que buscar a dios en las cosas de cada día, en lo cotidiano, Jesús resucitado esta en el chico que esta al lado haciendo el desierto, en el señor que te pide plata en el tren, en tus amigos, en tu familia, en VOS! Trata de salir y regar cada día, esa semilla que va a dar fruto, pero de a poco. Destapar los agujeritos del colador cuesta. No se hace de un día a otro. Aunque en este momento sientas que si podes cambiar todo ahora ya, en unos días te vas a dar cuenta que no, pero no te desalientes!!, todo lo contrario, decir que SI a Dios no es el camino más fácil, y eso es lo bueno!!

La clave: EL AMOR.

“No crean que el amor, para ser verdadero, tenga que ser extraordinario. No. Lo que necesitamos de nuestro amor es la continuidad, la constancia de amar siempre a quien amamos.(...) No busquen a Jesús lejos de ustedes: El no está lejos. ESTÁ EN USTEDES.” Madre Teresa de Calcuta.

Y es así!, de eso tenemos que estar seguros, Dios no nos llama a todos a ser La Madre Teresa, o San Francisco de Asís, no, para cada uno de nosotros tiene planeado algo, ninguno es mejor que otro, solo tenemos que hacer bien lo que nos pide. Dar todo de uno. Y se empieza desde algo chiquito, cosas pequeñas, gestos pequeños. Pedacitos de amor por todos lados, así todo acto de amor es una pequeña resurrección. Empezá tu día por cosas concretas, cosas accesibles a vos, no busques hacer algo enoooorme el lunes después de Pascua, empezá por algo chico. Pero ¿Qué tenés para entregar?, ¡¡Muchas cosas!! Por eso es tan importante que te conozcas, que sepas cuales son tus virtudes, tus defectos, también cuales son tus miedos, como sos en cada lugar, conocer tus valores, tus metas, tus necesidades y sueños. CONOCERTE. ¿Cómo?... Observándote, haciendo mucho silencio y buscando dentro tuyo donde esta esa luz, donde esta Dios, que sabe mejor que nadie quien sos, qué sos capaz de hacer y que apuesta mas que nadie en vos, porque te Ama. Cuando descubras esto ultimo, pero en serio, vas a ver que hasta podes mover montañas si querés.

En estos minutos que te queden libres trata de hacer una lista de aquellos pequeños gestos de amor que hacen mas vividero este mundo y que estiran el corazón de quien los hace. Algunos: sonreír a todas horas, con ganas o sin ganas, hacer favores, olvidar las ofensas, multiplicar el saludo, estudiar
los gustos ajenos, dar buenas noticias, etc.

“Amame tal como eres. Conozco tu miseria, conozco los combates y las tribulaciones de tu alma, la fragilidad y las enfermedades de tu cuerpo; conozco tu cobardía, tus pecados, tus fallecimientos. Pero a pesar de todo te digo: dame tu corazón, ámame como eres. Si esperas ser un ángel para amar, no me amarías jamás. Aún cuando recayeras a menudo en las mismas faltas, que quisieras no cometer nunca, aún cuando fueras cobarde en la práctica de la virtud, no permito que me niegues tu
amor.

Hijo mío, déjame que te ame. Quiero tu corazón. Quiero formarte, pero mientras tanto, te amo como eres. Y anhelo que tú hagas lo mismo: deseo ver, desde el fondo de tu miseria, elevarse y crecer tu amor. Amo en ti hasta tu misma debilidad. Amo el amor de los imperfectos. Quiero que, desde tu indigencia, se eleve continuamente este grito: "Señor, te amo". Es el canto de tu corazón que más me agrada. ¿Necesito acaso de tu ciencia, de tus talentos? No son virtudes las que busco. Si te las concediera, tu amor propio pronto las debilitaría. Por ello, no te inquietes. Hubiera podido destinarte a grandes cosas. Pero no: tú serás el servidor inútil. Acepta de ti lo poco que tienes. Yo te he creado para el amor. ¡Ama! El amor te impulsará a realizar lo que tengas que hacer, aún sin que lo pienses. No pretendas otra cosa sino llenar de amor el momento presente. Cuando tengas que sufrir yo te daré mi gracia. Tú me has dado el amor. Yo te daré un amor tan grande como jamás podrías soñar. No te olvides: ámame tal como eres.”

lunes, 5 de abril de 2004

Sábado a la mañana (2004)

Evidentemente, a esta altura del partido, no tengo que explicarte de qué manera hay que predisponerse para vivir un desierto. Lo que sí te voy a decir, es que el tema a tratar no es por lo general, el más votado del ranking, sino que este es el lugar que uno saltea por lo delicado que puede llegar a ser. O tal vez no. Quizás no haya ningún problema en tratarlo. De una o de otra forma, acá vamos.

Ponete en presencia de Dios si te parece mejor ¡yo lo haría!. Ahora, hablemos de aquello que hicimos recién en los grupos. En un momento evaluaste tu relación con cada integrante de tu familia, dándole un puntaje. Dudo que les hayas puesto un diez a todos, porque eso sería difícil. Seguramente haya alguno con el que te lleves bien, y algún otro con el que no tanto. En general siempre pasa, y a veces, estos conflictos dentro de la familia son de una magnitud significativa al punto de llegar a la indiferencia, a la pelea o al desencuentro constante. Y bueno, siempre hay dolencias y heridas sin cicatrizar. Muchas veces chocamos con las mismas personas (hermano, mamá, etc). Como esto es normal, y no me dan ganas de arreglarlo ya que la mayoría del día estoy en el colegio y a la noche salgo con mis amigos, termino estando lo menos posible en casa y así evito todo. Sí, sí. Lo mejor es que dejemos todo como está. Está muy equivocado el que tiene esta actitud. No digo crear la familia perfecta, porque cada herida lleva consigo tiempos distintos y tal vez tardes años en cerrar algunas de ellas.

Pensemos en Jesús y su familia. ¿No tuvieron acaso grandes inconvenientes en sus vidas en los que se vio afectada toda la familia? Algunas cosas que ellos vivieron, no las sabemos. Pero otras, como las huídas cuando Jesús era recién nacido y Herodes lo mandó matar, o el sufrimiento de María cuando vio a su hijo morir en la cruz, sabiendo que mucha gente que había estado con él, era la misma que lo terminó entregando. Ella se sintió sola y fue testigo de lo peor.

Es verdad que familia significa heridas, rencores, distancias, lágrimas, desencuentros. Pero no es menos cierto que es lugar donde te formaste, creciste, te cobijaste, recibiste cariño, aprendiste a amar vinculándote de tal manera que hoy llevás un sello característico que te hace perteneciente a ella.

Tu identidad se va dando mientras crecés, y tu familia es un fiel estigma de muchos rasgos tuyos. En tu casa existe el amor; aunque no lo veas. Se viven situaciones complicadas pero otras, gracias a Dios, agradables. María se sintió caer, pero así mismo no cayó, se sintió morir, pero aún así, su fe permaneció y gracias a eso vio a su hijo resucitado. Seguramente estaremos de acuerdo en que hay cosas lindas, otras que no me gustan y que en general son las que más se ven.

Ahora viene la pregunta del millón: ¿qué hago con lo malo? Yo no te voy a dar cátedra de qué hacer porque no soy Dios, pero sí puedo compartir lo que yo hago. Dos cosas: le pido ayuda a Dios porque sólo no puedo pero con El, todo es posible; o lo más difícil, discernir qué hay que aceptar como algo que es, y qué cosas se pueden cambiar. Una cosa es lo que nosotros creemos que está mal, y otra muy distinta, es lo que verdaderamente está mal. Empecemos por fijarnos en qué cosas nosotros fallamos, como primer medida, para reparar errores; y para el resto pongamos el pecho y tengamos paciencia ya que esta última puertas adentro se acaba rápido. Reconciliémonos con nuestras heridas, seamos más tolerantes y juguémonos por una realidad más linda que la actual en aquel lugar del cual yo vengo y en el que formé mi identidad. ADVERTENCIA! No es fácil, mucho menos algo simple; pero acompañados por nuestro Padre es posible.

Ahora que estamos viviendo la llegada de la Pascua, y sabemos que Dios murió, sepamos dejarlo resucitar en nuestros corazones para predisponernos a ser mejores y trabajar fuerte en nuestro lugar de origen, que es aquél en donde más cuesta y paradójicamente, el primer lugar por donde todos deberíamos empezar.

Por esto y por todo aquello que significa tu realidad familiar, te pido que si no estás en la capilla, vayas y le pidas a María la fuerza que tuvo ella en la cruz. Ella con su amor de madre entregado sufrió lo que nadie de nosotros sufrió jamás. Tuvo fe, y su corazón lleno de amor fue paciente y vio a su hijo resucitar. Rezale a Dios por medio de ella, fijándote en tu relación con tu familia y tratando de separar lo que está mal de lo que no, viendo en qué estás débil, para empezar por ahí. Pero hacelo libremente; como a vos te salga.

Hay una frase que habla de dar la vida por los amigos. Yo me animaría también que no hay muestra de amor más grande que dar la vida por tu familia...

domingo, 4 de abril de 2004

Viernes a la tarde (2004)

CONOCER, ACEPTAR, AMAR

“Polvo eres y en polvo te convertirás”
Esta frase debe haber sonado muchas veces en nuestros oídos, pero ¿llegó a nuestro corazón? Seguramente al oírla nos dijimos:
_ ¿Qué dice? Ya empezamos con los divagues. Yo no soy polvo, nunca fui. Se estará refiriendo a Adán y Eva…

Dios nos creó de la nada porque quiso y nos ama tanto, que a pesar de ver las injusticias y sufrimientos del hombre, elije seguir regalándonos la vida.

También nos hace reflexionar sobre el misterio de la muerte, aunque vivimos como si no fuéramos a morir, todos nosotros, somos mortales. Esto nos da la pauta de que no podemos controlar todo, hay cosas que son inevitables y nuestro poder tiene límite (menos mal).

Un primer paso para empezar a entender algo es conocer nuestra condición de humanos, de mortales, de limitados, y aceptar así el regalo de la vida que nos viene de Dios, para empezar a amar.

Estas son condiciones que compartimos todos, cada persona para Dios es tan única y tan especial, que Dios además quiso regalarnos cualidades distintas. Te preguntó: ¿SOS conciente de que sos polvo y nada de lo que hagas tiene sentido si no dejas que te abrace el infinito amor de DIOS?

El príncipe azul o ¿la princesa rosa?

En nuestra vida siempre está la ilusión del príncipe azul o la princesa rosa. Cuando pensamos en la persona con la cual queremos compartir la vida, o parte de ella como novios nos imaginamos un hombre o mujer ideal.

“…Tiene que jugar al fútbol y regalarme rosas cada vez que cumplamos meses y llevarse bien con mi familia, y ser morocho y bla bla bla…”

“… No, gorda no. Linda, que me acompañe a los asados de mis amigos del rugby, que cocine bien, simpática y bla bla bla…”

Igual somos poco pretensiosos, serán unas mil cualidades las que tiene que tener el otro para gustarnos o estar con nosotros. Pero ¿saben que? No existe un pibe o una mina con TODAS esas cosas que queremos, no es real. Algunos tendrán unas cosas, otros otras, otros ninguna, pero todas? Es mucho pedir, además, en el caso de que encontraras una persona así pasaría a ser tu juguete preferido o una especie de dios (como cuando creemos que un pibe o mina es perfecto… hasta que…). Es mucho más copado el PIBE REAL y la MINA REAL, porque ese/a nos enseña a crecer, nos sorprende, nos desafía, nos enseña a amar mundos nuevos, a descubrir cosas nuevas y por sobre todo a aceptar las diferencias.

Te preguntó:
¿Alguien a tu medida? O ¿alguien al que a pesar de las cosas que no te gustan puedas amar y viceversa?
¿Te das cuenta de que las personas reales son las que te enseñan constantemente a vivir?

Lo mismo pasa con todas nuestras relaciones. Querer que nuestra familia sea como los “Ingalls” y nos encontramos con que somos los Simpsons, puede ser un poco desgarrador, pero también puede ser lo mejor. Es fácil amar lo perfecto, pero lo roto, lo que trae problemas, lo que produce dolor, lo que marca… eso es otro tema.

Seamos sinceros. Miremos el mundo. Esta un poco desarmado. Las familias… el tío se peleó con papá, los divorcios, nuestro hermanito que es un rompe tuti y nuestra hermana más grande que jura que es mamá. Enfermedades como la depresión, la drogadicción, el alcoholismo. En fin, quilombos que nos dan ganas de encerrarnos en nosotros mismos porque esperábamos otra cosa.

Te pregunto:
¿Cuales son las cosas que te provocan ganas de encerrarte?

Este es el mundo en que nos toca vivir, con traiciones, egoísmos, desilusiones, pero también lleno, colmado de AMOR y de VIDA. Lo importante es que vayas conociendo al mundo, con sus grietas y flores, no con utopías inalcanzables, y así los aprendas a amar.

Ahora sí viene lo complicado. Quizás podamos aceptar los despistes de mamá, que un amigo nos haya dejado colgados, no sé, faltas de los demás, hasta del mismo mundo si lo conocemos a fondo, con sus carencias y riquezas, pero a NOSOTROS MISMOS no nos perdonamos una. ¿Sabes por qué? Porque nos exigimos demasiado. Nos metieron esa mentalidad de que tenemos que ser buenos amigos, hijos responsables, fuertes, simpáticos, bla bla bla. De nuevo el mismo problema. No somos todo eso, es más tampoco queremos ser todo eso. Y tenemos que enfrentarnos a lo que los demás proyectan de nosotros y a nuestros propios idealismos. Ni soy el mejor en atletismo como quería papá, ni me gusta las cosas de la casa como quería mamá, ni soy un intelectual como sutilmente exigía el abuelo, y soy torpe para tocar la guitarra, aunque yo quería ser guitarrista… es una manera de decir. Nada nos conforma. Entonces o nos frustramos o nos revelamos contra todo o nos sometemos a ese modelo inalcanzable que los demás quieren que seamos, negando así nuestra libertad.

Ni hablar de nuestras miserias, esas las escondemos tanto que nos olvidamos que las tenemos o las justificamos hasta fanfarronear como si fueran algo bueno, o nos destruyen y dejan nuestro auto estima barriendo el piso.

Sí! Tenemos cosas malas ¿y qué? Es normal loco, somos personas. Y hasta que no las miremos cara a cara, ni las vamos a poder superar, ni (en el caso de que no logremos cambiarlas) las vamos a poder aceptar y amar. Porque se trata de eso. Aceptarnos, así, íntegros, con todas las cosas que nos encantan de nosotros y con todas las que nos avergüenzan. Igual calma, es un camino que lleva toda la vida. Te proponemos que lo empieces ahora, acá, con Jesús. Cerca de Jesús para que te cure, enseñe las mañas del amor.

No se olviden que Jesús no vino por los “JUSTOS” o “PERFECTOS”, él vino por los perdedores, vino por los que nos equivocamos tanto, vino por vos y por mí, por todos. Si no tuvieras miserias, si no te faltara nada, entonces Jesús no te podría salvar, porque serías Dios, ese es el problema de nuestra soberbia y orgullo absurdo a veces, creernos que somos dios.

Si te fijas un poco cómo es Jesús con los que va encontrando en su camino vas a entender lo que trato de decirte:
• Viene Jesús y le pide agua a una samaritana lo que en ese momento era inaceptable. Era una “atea” como les llamamos ahora. Jn 4

• Va y se mete a comer en la casa de Zaqueo el cobrador de impuestos, un tránfuga y corrupto como si me dijeras algún chanta del gobierno. Lc.19,1-10 Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad.
“ Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.”

• Le salva la vida a una prostituta y le perdona sus pecados. Jn.8,1-11
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos
“Dijeron a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?». Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí…”

• Se hace amigos de lo más variados desde Pedro que es un bruto hasta Juan que es un apasionado inteligente. Mc.1,16-20

Así te podría nombrar casi todo el Evangelio, fijate vos si queres. Él los conoce, pero no como conocemos nosotros, por las apariencias sino que conoce sus corazones. A Jesús no le importa las cosas que hiciste mal, no le importa si rezas bien o no, solo desea que te dejes encontrar por El. No le importa lo que piensen todos de vos y no te pide nada, no pretende nada. SÓLO TE AMA, por lo que sos, porque Dios te creó así. Acepta tu realidad, no trata de moldearte todo el tiempo a sus pretensiones. Por eso, dejate abrazar por Jesús y pedile aceptarte y amarte, a vos mismo y a los demás como Ama El.

Te preguntó:
¿Vas a insistir en ser alguien que no sos, en vez de valorarte como la persona única que sos?

Escribí una oración a Jesús pidiéndole que te enseñe el camino de la aceptación.


Este cuento te puede ayudar un poco.

El discípulo de Keng

Un discípulo se quejó a Keng: “Los ojos de todos los hombres parecen iguales, yo no detecto en ellos diferencia alguna, y aun así algunos hombres son ciegos; sus ojos no ven.

Los oídos de todos los hombres parecen iguales y aun así algunos hombres son sordos, sus oídos no oyen.

Heme aquí aparentemente como los demás discípulos, pero hay una diferencia: ellos captan el significado de lo que usted dice y lo ponen en práctica; yo no puedo.

Usted me dice: “Mantén tu ser seguro y en calma, mantén tu vida reunida en su propio centro, no permitas que tus pensamientos sean alterados”. Pero por mucho que lo intentes, el Tao no es más que una palabra para mis oídos… no hace resonar ninguna campana en mi interior”.

Keng San replicó: “No tengo nada más que decir. Los gallos no empollan huevos de ganso, aunque las aves de Lu sí pueden. No es tanto una diferencia de naturaleza como una diferencia de capacidad. Mi capacidad es demasiado escasa como para transformarte ¿Porqué no vas al sur a ver a Lao Tzu?”

El discípulo tomó algunas provisiones, viajó durante 7 días y 7 noches sólo, y llegó ante Lao Tzu.
Lao le preguntó: “¿Vienes de parte de Keng?”
“Sí” replicó el estudiante.
El discípulo agachó la cabeza. ¡Confusión!
“¿Vienes de parte de Keng?” Lao le preguntó.
Después de un suspiro: “Ay de mí. He olvidado mi respuesta (¡más confusión!) También he olvidado mi pregunta”.
Lao dijo: “¿Qué estás intentando decir?”
El discípulo: “Cuando no sé, la gente me trata como un tonto. Cuando sé, el conocimiento me causa problemas. Cuando no logro hacer el bien, hago daño a otros. Cuando lo hago, me hago daño a mí mismo. ¿Cómo puedo escapar de estas contradicciones? Eso es lo que vine a preguntarle”.

Lao Tzu replicó: “Hace un momento, observé tus ojos. Vi que estabas agobiado por las contradicciones. Tus palabras confirman esto. Tienes un miedo mortal, como un niño que ha perdido a su padre y madre. Estás intentando sondear el medio del océano con una pértiga de dos metros. Te has perdido e intentas encontrar el camino de vuelta a tu verdadero ser. No encuentras más que señales ilegibles que indican todas las direcciones. Siento pena por ti”.

El discípulo solicitó ser admitido. Tomó una celda y en ella meditó, intentando cultivar cualidades que consideraba deseables, y liberarse de otras que le desagradaban. ¡Diez días así! ¡Desesperación!

“Miserable” dijo Lao, “¡Totalmente bloqueado! ¡Hecho un nudo! ¡Intenta desatarte! Si tu obstáculo está en el exterior, no intentes agarrarlos de a uno en uno y arrojarlos lejos de ti mismo. Imposible. Aprende a ignorarlos. Si están en ti mismo, no puedes destruirlos gradualmente, pero puedes negarte a dejar que te hagan efecto. Si están tanto dentro como fuera, no intentes aferrarte al Tao. ¡Limítate a tener la esperanza en que el Tao te mantenga sujeto!”.

El discípulo gimió: “Cuando un granjero se pone enfermo y los otros vienen a verlo, si puede al menos decirles qué es lo que pasa…” “¡Dígame tan sólo los primeros elementos, así quedaré satisfecho!”.

Lao Tzu replicó:
“¿Puedes abrazarte al Uno y no perderlo?
¿Puedes predecir las cosas buenas y malas sin el caparazón de tortuga o los palillos?
¿Puedes descansar donde hay descanso?
¿Sabes cuándo detenerte?
¿Eres capaz de ocuparte de tus asuntos sin preocupaciones, sin desear informes acerca del progreso de los demás?
¿Eres capaz de mantenerte sobre tus propios pies?
¿Puedes esquivar?
¿Puedes ser como un niño que llora todo el día sin quedarse afónico, o que crispa el puño todo el día sin que le duela la mano, o que mira todo el día sin que se le canse la vista?
¿Quieres los primeros elementos?
El niño los posee.
Libre de preocupaciones, inconsciente de sí mismo, actúa sin reflexión.
Se queda donde lo ponen, no sabe porqué, no se explica las cosas, se limita a dejarse llevar, es parte de la corriente.
¡Estos son los primeros elementos!”

El discípulo preguntó: “¿Es eso la perfección?”

“No es más que el principio. Esto es lo que rompe el hielo. Esto te capacita para desaprender de forma que puedas ser guiado por el Tao, ser un niño del Tao.”

Si persistes en intentar alcanzar lo que jamás se alcanza, si insistes en esforzarte por obtener lo que ningún esfuerzo puede lograr; si insistes en razonar acerca de lo que no puede ser comprendido, serás destruido por aquello que buscas.”

SABER CUANDO DETENERSE;
SABER CUANDO NO PUEDES LLEGAR MÁS ALLÁ POR TUS PROPIOS MEDIOS;
¡ESTA ES LA FORMA DE EMPEZAR!

“EL CAMINO DE CHANG TZU”, THOMAS MERTON


“Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor! El es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita.
¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza! El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto.
Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo? Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.” Jer. 17,5-10

Para rezar y abandonarte en el Señor:

SALMO 37

No te exasperes a causa de los malos,
ni envidies a los que cometen injusticias,
porque pronto se secarán como el pasto
y se marchitarán como la hierba verde.
Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón.
Encomienda tu suerte al Señor,
confía en él, y él hará su obra;
hará brillar tu justicia como el sol
y tu derecho, como la luz del mediodía.
Descansa en el Señor y espera en él;
no te exasperes por el hombre que triunfa,
ni por el que se vale de la astucia
para derribar al pobre y al humilde.
Domina tu enojo, reprime tu ira;
no te exasperes, no sea que obres mal;
porque los impíos serán aniquilados,
y los que esperan al Señor, poseerán la tierra.

sábado, 3 de abril de 2004

Viernes a la mañana (2004)

¿Y yo qué?

Como siempre te invito a que te apartes de la gente. Buscá un lugar tranquilo, ponete comodo, y entregate a Jesús. Acordate de que siempre se reza con tres cosas. Primero se reza con la mente, tratá de concentrarte en lo que vas a hacer, pensá cada cosa que le vas a decir a Dios. Toma el desierto en serio, esto no es un tiempo libre. Segundo se rezá con el corazón. Buscá el silencio en tu interior, para poder escuchar lo que Dios tiene para decirte. Por último se reza con el cuerpo. Buscá una posición cómoda, pero respetuosa. No te tires a tomar sol porque no estás en la playa. Estás a punto de encontrarte con Dios.

Te propongo que recemos un poquito a Jesús para que nos ayude en este rato de encuentro íntimo con Él. Para esto, nos ponemos en presencia de Dios en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Te invito a rezar con la canción “mar adentro“ que está en el cancionero.

Ahora, ya podemos empezar. En el trabajo en grupos pudimos reconocer las debilidades de los hombres en general, en el universal. Vimos lo malos que son los demás, que son indiferentes, egoístas, inseguros...

Todo esto que descubrimos está bien, pero tengo malas noticias. Esto es sólo el primer paso de una gran travesía hacia la santidad, y todavía nos queda mucho camino.

Acá empiezan los problemas. Tenes dos opciones. La primera es pararte, cerrar el cancionero, y hacer de cuenta que acá no paso nada. La otra, es seguir leyendo y comprometerte con un camino cansador y difícil, pero lleno de amor y alegría. La decisión es tuya. O seguís como un tibio por la vida, o te jugás por algo que no entendés, que te asusta, pero que te va a llenar de felicidad. Tomate un rato para pensarlo, se te va la vida en esta decisión, así que pensalo bien.

Hola de vuelta.Lo que vas a descubrir ahora es muy probable que no te guste. Pensá en todas esas debilidades que vimos en el mundo, el egoísmo, la indiferencia, etc. Creo que estamos de acuerdo en que esto es muy triste. A nadie le gusta vivir en un mundo así, donde la vida no vale nada, y cada uno piensa sólo en sí mismo, donde la frase “ secuestro express “ es parte de nuestro folklore, y donde el dolor del otro no tiene importancia.

Hacete esta pregunta: ¿Y yo qué?. Así como la rama es parte del árbol y si la cortamos se seca, así también nosotros somos parte de este mundo. Y como en el mundo, esas debilidades también están en nosotros. No estamos libres de ellas.

Ahora busca esas debilidades en tu vida. No las busques en las cosas grandes, eso es fácil. Buscalas más bien en las cosas chiquitas, de todos los días, ahí donde casi no las ves. Lápiz y papel en mano andá escribiendo esas situaciones y las debilidades que ves. Tomate un rato para hacerlo.

Reconocernos débiles, limitados, en fin humanos, es difícil y a veces puede llegar a ser doloroso, pero es la única manera de entregarnos plenamente a Jesús, y poder compartir con Él el misterio de la cruz. El misterio de la muerte y la resurrección. Porque es fácil entregarle a Dios nuestros dones. Por ejemplo si tengo una buena voz, canto en misa para que otros puedan acercarse a Él. Pero entregarle mi egoísmo, mi tibieza de espíritu, mi miedo, mi indiferencia ante el dolor del otro, eso es otra historia. Y ahí es donde nos equivocamos. Porque Jesús no murió por que éramos buenos, valientes y perfectos, sino por todo lo contrario. Jesús se hace hombre para compartir con vos esa humanidad que te hace débil, y muere para que VOS puedas compartir con Él la vida eterna.

Jesús quiere ayudarte también ahí donde SÓLO NO PODÉS, donde duele, porque TE AMA. Sólo uniendo tu humanidad a la de Cristo, podes unirte a Él en la felicidad de la resurrección.

Para terminar te invito a que vayas a la capilla, y que frente a Él te reconozcas débil. Charlá con Jesús, contale todo en lo que reflexionaste. Ponetele cara a cara y decile todo lo que te duele y te hace débil. Entrégaselo, que Él lo arregle. Quien mejor que Jesús para que te muestre por dónde queda la felicidad.

Tratemos de escuchar lo que Dios nos quiere decir. Leamos Marcos 7, 14-23:

“ La enseñanza sobre lo puro y lo impuro.

Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: ´Escúchenme todos y entiéndalo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre.¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!´

Cuando se aparto de la multitud y entro en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. El les dijo:´¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?’... Luego agrego: ‘Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre’ “

Tomate un rato para meditar lo que Dios te dijo. Leelo de nuevo y fijate cuales son las frases que hacen eco en tu corazón. Marcalas. Ahora preguntate: ¿qué me esta pidiendo Dios? ¿qué es lo que tengo que cambiar? ¿qué es mas importante en mi vida, las cosas que hago, o los sentimientos que me llevan a hacerlas?.

Termina pidiéndole a dios que te ayude a cambiar tu corazón, para que tus actos sean puros, para que tu vida sea una oración constante, una eterna alabanza a Dios.

viernes, 2 de abril de 2004

Jueves a la tarde (2004)

Antes de empezar, buscate un lugar tranquilo y cómodo. Tratá de estar lo más alejado posible porque es en la soledad donde vas a poder abrir realmente el corazón a un encuentro profundo con tu Padre Dios. Él mismo quiere llevarte al desierto, quiere hablarte de amor, quiere que pongas tu vida en sus manos, quiere que confíes...

Hace un rato en tu grupo estuvieron definiendo lo que es el servicio. Seguro que llegaron entre todos a alguna conclusión linda y compartieron un poco la imagen que cada uno tenía de lo que es servir.

Ahora sí, hace un momento de silencio y cuando creas que estés listo disponete a leer este texto del Evangelio:

“Después de haberles lavado los pies, Jesús se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: «¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que Yo hice con ustedes. Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican».” (Jn 13,12-17)

Recordá algunos momentos de tu vida en que pudiste darle una mano a un/a amigo/a, pudiste escuchar a alguien que lo necesitaba; ayudaste a otra persona; ¿cómo te sentiste?...

Nuestra verdadera felicidad está en servir. Allí es cuando experimentamos que nuestra vida tiene sentido, y es fecunda; vale la pena ser vivida. La Madre Teresa solía decir: “El que no vive para servir, no sirve para vivir.”

Prestale atención a estos otros pensamientos de la Madre Teresa: "El servicio es el amor en acción. Si amas verdaderamente a Jesús, naturalmente querrás poner ese amor en acción por medio de servicio bajo Su angustioso disfraz de los más pobre entre los pobres."

"Jesús antes de morir en la cruz dijo: "Tengo sed" y Él está sediento ahora mismo. Tiene sed de nuestro amor. Y cada vez que hacemos algo por un hermano estamos saciando su sed."

¿Y en tu vida qué puede significar todo esto? ¿escuchás a Jesús diciéndote que tiene sed a través de los demás? ¿y hacés algo por saciarla? Muchas veces es tan sólo ofreciendo un rato de compañía, una charla o una sonrisa como podés estar saciando la sed de Jesús. No importa que lo que tengas para ofrecer sea poco, importa que lo des desde el corazón, con todo tu amor. Importa que des sin calcular.

Mirá lo que nos dijo Jesús:
"Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; fui huésped y me recogieron; desnudo y me cubrieron; enfermo y me visitaron; estuve en la cárcel y vinieron a mí. Entonces los justos responderán diciendo: - Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿cuándo te vimos sediento, y te dimos de beber? ¿y cuándo te vimos huésped, y te recogimos? ¿o desnudo, y te cubrimos? ¿o cuando te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a ti?. Y respondiendo el Rey les dirá: - De cierto les digo que en cuanto lo hicieron a uno de mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicieron." Mt 25, 35-40.

¿Podría estar Jesús esperándote también en la gente que te rodea a vos? ¿en los hambrientos, sedientos, solitarios o necesitados? ¿en aquellos que revisan la basura? ¿en los chiquitos de las esquinas que piden monedas? ¿en los profesores, compañeros o familiares tuyos???

Pero ahora sería bueno que ahora pienses en las personas cercanas a vos: en tu familia, amigos y conocidos. Andá nombrándolos... Pensá en sus vidas y en la relación que tenés con cada uno... Sobre todo preguntate qué es lo que puede estar necesitando cada uno y qué es lo que vos le podés ofrecer... Animate a ir escribiendo todo lo que te vaya dictando tu corazón.
Seguramente más de uno puede estar necesitando de tu presencia o de tu compañía en este momento para compartir alguna alegría o tristeza, para que le des algún consejo o palabra de aliento... para que le transmitas lo lindo que es sentir que Dios nos ama, lo linda que es la vida... Pensá bien: ¿no tendrás algún pariente o amigo medio abandonado a quien puedas alegrar con una visita, un llamado o un simple mail...

Pero sin duda, todo lo que te habrás planteado recién, resulta imposible de llevar a cabo valiéndote de tus propias y limitadas fuerzas. La Madre Teresa decía también que de alguna forma el servicio es el fruto de la oración y creía firmemente que es el mismo Jesús con el que uno se encuentra en la oración quien nos "prepara" para poder servir. Su único secreto era la oración: el diálogo constante con Dios que le daba fuerzas para hacer cosas increíbles, para dar su vida por la gente. Y sí, para tener fe verdadera y servir con todo el corazón se necesita tener un fuerte espíritu de oración y contemplación. Es necesario reconocerse hijo muy amado de Dios y experimentar su ternura y su misericordia. Y eso de la oración, oración en serio, no es algo reservado a "almas superiores". Vos mismo, si te preocupás por cómo rezar, eso ya es una forma de oración. Es oración primeriza, pero gran oración al fin. Aprenderte de memoria algunas cosas, sufrir porque no aprendés otras, cerrar los ojos, apretar las manos, enojarte porque estás distraído... todas esas son muestras sensibles de que estás en un camino indiscutible de búsqueda de Dios. Que estás empeñado en que te escuche y fundamentalmente, que estás absolutamente seguro que te va a escuchar. Lo más lindo y lo que más tranquilidad da en la oración, es saber que nosotros tenemos ganas de encontrarnos con Dios, pero Él es el que sale primero a nuestro encuentro, el que muere de ganas de recibirnos y abrazarnos. Vivir esta relación con Dios es muy importante porque te habilita el corazón para sentir cosas muy lindas. Te da libertad y te ayuda a ir construyendo tu propia vida. No te preocupes por la forma, lo que importan son las ganas. Rezando se aprende a rezar. ¡Sólo hay que animarse!

Ahora, para ir terminando, te propongo que hagas un ratito de silencio y oración. Este es un buen momento para ofrecerle a Dios todo esto que reflexionaste y las cosas que te propusiste.

Dejate amar por Él, hundite en su compasión, sumergite en el mar de su misericordia para que sea Él quien te guíe, quien te dé la luz y la fuerza para seguir adelante. El que saque de tu corazón las sombras que no te permiten verlo en cada hermano y en vos mismo. Pedile también a María, la madre de Jesús y madre nuestra, que te dé un corazón como el suyo, tan hermoso, tan puro, tan lleno de amor y humildad, para que puedas amar y servir a Jesús en los demás.

Pensá en tus manos. Miralas, extendelas con las palmas abiertas, ofrecelas... Pensá que ellas son una herramienta para servir. Una vez dijo un sacerdote:
"Cuando miro mis manos, sé que me han sido dadas para que las extienda sobre todo aquel que sufre, para que las apoye sobre los hombros de todo el que se acerque y para ofrecer la bendición que surge del inmenso amor de Dios".

Pensá en todo lo que podés hacer a través de tus manos: alimentar, dar calor, proteger, dar, compartir, curar, acariciar, mimar, sostener... pedile al Buen Dios que las bendiga mucho, y que bendiga todo tu ser regalándote un fuerte Espíritu de Servicio.

jueves, 1 de abril de 2004

Jueves a la mañana (2004)

Te mandaron a hacer un desierto, pero nunca hiciste ninguno. No tenés idea que es. Es una oportunidad para estar solos y escuchar lo que Dios nos quiere decir. Jesús cuando quería rezar se retiraba al desierto. Hoy Jesús te quiere invitar a vos que hagas tu desierto, para que puedas escuchar lo que Él te quiere decir. Para esto es necesario disponer el corazón, en el silencio, en actitud de escucha y apertura a lo que Él te invita. Es un tiempo de gracia muy especial, es un regalo que Dios te quiere hacer, es un tiempo para vos, para revisar, para pensar, para cambiar, pero sobre todo es un tiempo para encontrarte con Él. Por eso no tengas miedo de no ser escuchado, sino confíá en que es Jesús el que te escucha, abrí tu corazón. El quiere escucharte pero también te quiere hablar. Tomate un ratito de silencio y prepara tu cuerpo, tu mente y tu corazón para esta charla con Dios.
Jesús en su vida tuvo fuerte necesidad del desierto para encontrarse con el Padre, escuchemos su Palabra:

“Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él. Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando.
Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te andan buscando” Mc.1,34-37

“Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús. Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para esta a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.” Mt. 14,12-14

Ahora entrégate y ponete en la presencia de Dios en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Seguramente durante la mañana estuviste viendo las caretas que hay en tu vida. Hace memoria, en una semana o en un día cuantas caretas usas, ¿son pocas o son muchas? Pensá en tu casa sos el mas bueno del mundo, sos un ángel; en el colegio rompes todo no estudias, sos un vago; con tus amigos te las sabes todas, sos un capo; en el club sos el mejor deportista, sos el Diego; en confirmación o en tu grupo de jóvenes te portas bien, vas a misa, sos un santo; en el boliche te tomas todo descontrolas, sos un winner y así en cada lado que vas, te vas mutando como si fueras un camaleón… Pero cuando estas solo con todas esas caretas, ¿sabes cuál elegir, cuál te pones, cual sos vos?. Es en ese momento cuando te das cuenta que estas equivocado, que hay algo que anda mal. Las caretas solo te lastiman.

Una historia del Padre mamerto Menapace cuenta que en un barrio, había un perro el más respetado de la zona. Los otros perros ni lo gatos se animaban a pasar por su casa, ya que el que pasara era seguro que se enfrentaría con él. Un día mientras dormía la siesta, un gato se le ocurrió pasar por delante de la casa. Justo en se momento el perro se despertó, al ver al gato lo empezó a correr. El gato salió como flecha para la casa en busca de refugio. Corrieron por toda la casa. Llegando al dormitorio lo estaba por alcanzar, pero el gato casi sin salida se trepo al ropero. El perro que venia ladrando descubrió que el gato no estaba, pero se encontró con un perro que le ladraba. Como el era el perro mas guapo, se paro frente al otro se le erizaron los pelos, mostró los dientes, empezó a gruñir y a ladrar con toda su furia, pero el otro perro no se achicaba, imitaba tal cual sus acciones, el perro no pudo soportar tal insulto. Tomó envión y salto sobre el otro perro. Así fue que el perro respetado, pero tonto, murió estampado contra el espejo.

Te imaginás que tiene que ver el cuento con las caretas. Seguro estas pensando que nada. Pero sin darte cuenta muchas veces sos como ese perro frente al espejo, que se lastima por su bronca, su envidia, por su inseguridad. El perro mostraba ser el mejor del barrio, aunque salía herido. Cuántas veces queremos sobresalir en todo, ser el mejor, pero no podemos y nos lastimamos. Capaz que el perro no era tan valiente pero por inseguridad demostraba serlo. Vos cuántas caretas usas por inseguridad, porque no querés que los demás descubran algo, lo tapas demostrando ser otra persona. Porque siempre estas tratando de ser lo que los demás quieren que seas y no lo que sos. Pero ¿sos feliz de esa manera?¿cómo te quiere Dios?.

Algunas vez te preguntaste ¿quién soy?. Esto solo lo podes responder vos. Los demás solo podemos ayudarte. Te invito a que tomes una hoja y anotes el nombre de cada uno de los integrantes de tu familia, que pienses en cada uno, en su rostro, en qué te dio esa persona a vos, pensa en tus amigos, en esos que nunca fallan, en esas personas que fueron o son muy especiales en tu vida y anotalos. También en vos en tus defectos, aquellas cosas que te gustaría cambiar, no tengas vergüenza todos los tenemos, sé sincero. A medida que van apareciendo anótalos. También pensa en tus virtudes esos dones que Dios te dio y día a día queres ir multiplicando. Escribí un momento triste en tu vida, también un momento feliz.

Frente a vos en ese papel tenes parte de tu identidad, digo parte porque la identidad es algo que formas a lo largo de tu vida. Las personas que queres son parte de vos pero no por eso tenes que ser igual que ellas, podes tomar actitudes, pero no imitarlas sino dejarías de ser auténtico. Los defectos en tu vida no te tienen que dar vergüenza al contrario tenés que aceptarlos y tratar de cambiarlos pero no taparlos eso no sirve de nada. Las virtudes son un regalo de Dios por eso tenes que compartirlas, es importante no agrandarse, siempre ser humilde. Los momentos en tu vida tanto tristes como felices sirven como experiencia, para aprender y corregir en lo que nos equivocamos.

Te invito a que hagas una vasija, pero no cualquier vasija, sino una que te represente a vos con estas cosa que descubriste. Juga con vos, sos de hablar mucho hacela con boca grande; sos una persona cerrada, con boca chica; sos de hacer todo a las corridas así nomás, la podes hacer toda torcida; sos de hacer muchas cosas la podes hacer gordita; sos de no hacer nada re fiaca la podes hacer chatita, bueno pensa vos, tomate tu tiempo.

Dios le habló a Jeremías y lo comparó con una vasija en sus propias manos de Padre:

“Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos:
«Baja ahora mismo al taller del alfarero, y allí te haré oír mis palabras».
Yo bajé al taller del alfarero, mientras el trabajaba en el torno.
Y cuando la vasija que estaba haciendo le salía mal, como suele pasar con la arcilla en manos del alfarero, él volvía a hacer otra, según le parecía mejor.
Entonces la palabra del Señor me llego en estos términos:
¿No puedo yo tratarlos a ustedes, casa de Israel, como ese alfarero? -oráculo del Señor-. Sí, como la arcilla en la mano del alfarero, así están ustedes en mi mano, casa de Israel.” Jer.18, 1-6

¿Cómo quedo? ¿bien, mal, mas o menos?, no importa. Esa vasija te representa a vos, ofrecesela a Dios para que te ayude a ser auténtico porque sólo no podes, pero con Él es mas fácil. Jesús te pide que lo sigas, que vivas sin caretas, porque no podes vivir la vida actuando como si la vida fuera una obra de teatro. Porque las caretas se caen y cuando esto ocurre ya estas lastimado. Dios quiere que seas autentico, Él te ama como sos, te invita a vivir sin caretas. Anímate a seguir a Jesús, viví tu identidad.